Silicon Valley ha conseguido convertirse en la cuna de la innovación tecnológica mundial por excelencia, un lugar en el que la apuesta por la creación y el espíritu emprendedor están más que consolidados. Aunque en España todavía se siguen encontrando muchas dificultades para que el nivel de iniciativas empresariales despegue por completo, sí se percibe cómo la influencia de esta zona sur de la bahía de San Francisco ha cambiado e impulsado muchos de los nuevos comportamientos que está adquiriendo el panorama empresarial del país.
En primer lugar, destaca el incremento de las vocaciones emprendedoras. Así lo refleja el último estudio del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que revela cómo la actividad emprendedora repunta en España en el último año con una participación que supera por primera vez, desde el 2008, la cifra de seis personas emprendedoras en fase inicial por cada cien personas de la población adulta. Además, señala que aumentan las perspectivas positivas de los que creen que el mercado ofrece buenas oportunidades para iniciar un negocio. Asimismo, la población española confía más que la media europea en sus capacidades y habilidades para emprender y los medios de comunicación también presentan una imagen más positiva del emprendimiento, lo que puede ayudar a que más gente decida decantarse por esta opción profesional. Una situación principalmente promovida por el repunte de la economía, pero que fija sus expectativas hacia modelos de innovación como los establecidos en Silicon Valley. Aunque, lamentablemente, todavía queda mucho camino por recorrer, ya que España sigue teniendo una percepción del miedo al fracaso bastante elevada, lo que supone un factor inhibidor del emprendimiento con mucho peso.
El sector de los espacios de trabajo es otro de los más “influenciados” por la cuna de la innovación tecnológica, lo que supone la aparición de nuevos formatos y conceptos importados y cada vez más visibles. Y es que, si antes lo normal era dar prioridad a la zona de oficina, ahora se ha evolucionado hacia entornos mucho más flexibles, donde las áreas comunes son el epicentro de las empresas y donde tienen cabida todo tipo de actividades relacionadas con la creatividad y el bienestar de la plantilla. Así lo confirma David Vega, CEO de Lexington, compañía impulsora de varios centros de negocios en Madrid y Barcelona: “el nuevo concepto de espacios de trabajo se centra en desarrollar entornos que faciliten el día a día de los trabajadores y su vinculación con la marca, además es fundamental que dichos espacios sean flexibles, capaces de absorber las necesidades de crecimiento y dar solución a las demandas tecnológicas. Sin olvidar la importancia que tiene el fomento de la community para conseguir una integración perfecta entre el espacio y el factor humano”.
Otra de las influencias que deja Silicon Valley es la proliferación de Nuevas metodologías de trabajo, las denominadas Agile Management. Estas técnicas, utilizadas por grandes tecnológicas como Apple o Google, permiten coordinar el trabajo de los equipos y asignar tareas de forma más rápida y eficiente. Algunas de las más conocidas son el método Lean Startup, que consiste en lanzar un “testeo” de los productos o servicios para conocer cuál es su acogida en el mercado y, tras conocer el feedback, trabajar en adaptarlos a sus exigencias. También destaca la metodología Design Thinking, que fomenta la innovación teniendo como principal fuente de conocimiento a los usuarios, permitiendo descomponer el problema en pequeñas partes para encontrar una solución final a través de prototipos y test previos.
Si hace años nadie había oído hablar de estas nuevas estrategias, ahora y, gracias a la influencia de las compañías alojadas en áreas como Silicon Valley, son cada vez más las informaciones y formaciones que existen al respecto, ya que demuestran cómo poder invertir de manera más productiva los recursos destinados al lanzamiento o desarrollo de los proyectos.
