Picapleitos versus matasanos – Juan Sol y Ortega

Publicado el lunes, 30 diciembre 2019

José Manuel Pradas – La huella de la toga.

Todos los días a través de las redes sociales nos van llegando mensajes de nuestras amistades que abarcan todo tipo de situaciones, no me voy a extender más, cada cual sabemos quién nos escribe, el qué nos cuenta y que contestamos nosotros. Allá cada cual. De esa vorágine de información nos llegan noticias falsas y algunas que nos hacen hasta dudar.

José Manuel Pradas

José Manuel Pradas, abogado.

Hace un par de días, recibí una que es la entrada perfecta para esta huella de la toga: “Más de cien abogados atacan un hospital tras una pelea entre médicos y un letrado”. La historia resumida es más o menos como sigue. Un abogado llega a un hospital público y pretende saltarse la fila para ser atendido. Debería armar cierto alboroto, el caso es que unos médicos terminan agrediéndole y graban con sus teléfonos la paliza que le dan. De ahí a darle publicidad en la red y que lo vea medio mundo hay un solo paso.

Total que visto lo visto, más de cien abogados se conjuran y toman por asalto el hospital, destrozando puertas y ventanas, material de cardiología e incendiando varios vehículos. Provocaron el pánico en médicos y enfermeras que huyeron despavoridos y dejaron sin atender la UCI, a resultas de lo cual, falleció una paciente de 70 años. No contentos con esto, cuando llegó la policía, los juristas se enfrentaron a tiros y ladrillazos con ellos, resultando a la postre varios detenidos. Un portavoz del primer ministro lamentó los hechos con esta sesuda declaración: “Es una pena que algunas personas vayan y ataquen un hospital”. Ah se me olvidaba un pequeño detalle, esto no ha pasado aquí, ha sido en  Lahore, Pakistán. Pero vamos con la que se está liando con el tema de la justicia gratuita, el día menos pensado veremos una noticia similar, porque no se me negará que anda el patio muy revuelto con estas cuestiones, así que la gente, como decía el portavoz va y atacan lo que sea.

Juan Sol y Ortega

Juan Sol y Ortega

Y mira tú por donde, me encuentro con la figura de Don Juan Sol y Ortega, abogado que tuvo relación con unos hechos, para mí desconocidos hasta ahora, como fueron los acaecidos en Cullera en 1911, donde fue linchado por la multitud nada menos que el juez de Sueca, Jacobo López de Rueda y dos de sus auxiliares, seguramente por ir donde no debía.

Con la sangría de las guerras con Marruecos, los anarquistas convocaron una huelga general para el 18 de septiembre de 1911. En Cullera los huelguistas cortaron las líneas telegráficas y levantaron las vías del ferrocarril y enterado de esto, para allí que se fue el señor juez de Sueca en una tartana, acompañado por unos auxiliares del Juzgado, armado con un revólver y un chaleco antibalas de cartón-piedra. Para hacer corto el relato, en la estación pegó un tiro al aire y detuvo al líder anarquista local Juan Jover, conocido como “el Chato de Cuqueta” y a un compañero, a los que subió a la tartana. Al llegar al centro de Cullera, fueron apedreados, lo que aprovecharon los detenidos para huir y los funcionarios para refugiarse en el Ayuntamiento. Cuando el alcalde republicano salió al balcón a pedir a la multitud que se disolviese, López de Rueda salió también e hizo unos disparos al aire. Para qué queremos más. Los congregados tomaron por asalto el Ayuntamiento y el Chato de Cuqueta propinó un hachazo en la cabeza al Juez causándole la muerte. Se inició la persecución de los demás que terminó en otros dos asesinatos, uno de ellos el del alguacil del Juzgado Antonio Dolz que fue atado, le colgaron una piedra al cuello y le tiraron al Júcar, apareciendo su cadáver al día siguiente río abajo.

Estaban cerca los sucesos de la llamada Semana Trágica de Barcelona, así que se pretendió dar una lección ejemplar. Hubo siete condenas a muerte por el Tribunal militar. Las familias, apoyadas por cierta prensa, políticos republicanos y socialistas y figuras como Galdós y Ramón y Cajal, Benlliure y Solana, consiguieron que se indultara a seis de ellos de la condena a muerte.

El Chato de Cuqueta y el Juez López de Rueda

El Chato de Cuqueta y el Juez López de Rueda

Quedaba uno, el Chato, que alzado ya el cadalso, con la población tomada por el ejército y el preso “en capilla” con dos sacerdotes, recibió en el último minuto el indulto real. Canalejas dimitió en desacuerdo, aunque fue nuevamente ratificado y unos meses después, en la misma Puerta del Sol de Madrid, mientras le daba una ojeada al escaparate de la tristemente desaparecida Librería San Martín, moría asesinado por el anarquista Manuel Pardiñas.

El Tribunal Supremo propuso a las diferentes Audiencias que pusieran una placa en sus sedes en recuerdo del Juez López de Rueda y sus compañeros. Que se sepa quedan las de Sevilla y La Coruña. La de Valencia fue desmontada –no conozco la razón- cuando el edificio pasó a ser el Palau de la Generalitat. Finalmente en Sueca se erigió un monumento a la “Justicia ultrajada” donde una matrona que representaba a la Justicia “tenía a sus pies a un obrero en actitud de sumisión y profundo arrepentimiento por la vil acción cometida”, según narraban crónicas de la época. En 1931 el monumento fue trasladado al cementerio, presidiendo las tumbas de los asesinados y en la guerra civil militantes anarquistas lo desmontaron y arrojaron las piedras al río.

Así que de Lahore, pasando por Cullera, desembocamos en Reus, donde nace Juan Sol y Ortega, nuestro togado de hoy. Estudió Bachillerato en su ciudad natal, Derecho en Barcelona y se doctoró en Madrid en 1871. Procedente del Colegio de Barcelona, se colegió en el de Madrid en 1883 con el número 6968, ejerciendo en ambas ciudades con gran éxito.

Republicano convencido, era su jefe de filas Ruiz Zorrilla con quien ocupó escaño por Barcelona en numerosas legislaturas –entonces eran bien cortitas, por los avatares de la política- siendo también concejal por Barcelona. No abandonó nunca su perfil republicano, pero su actitud regionalista fue derivando hasta enfrentarse seriamente a Solidaridad Catalana y pasó a engrosar las filas del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux. Cuando los sucesos de la Semana Trágica, la Audiencia de Barcelona remitió un suplicatorio al Senado para intentar procesarle por la quema del colegio de los jesuitas de la calle Caspe. Poco antes de su muerte en Barcelona en 1913, era diputado por Málaga por sorteo, pues había obtenido el acta en las elecciones de 1910 por esa ciudad por Barcelona y también por  Santa Cruz de Tenerife (un sistema electoral poco menos que curioso que habrá que investigar). Sol y Ortega fue el abogado encargado, junto con otros ilustres juristas de corte republicano, de la defensa de los acusados por los sucesos de Cullera.

Para terminar un tema menor y que sin embargo me dejó mal sabor de boca, porque seguramente que no es fruto del azar. Para documentarme y en un afán de hacer el artículo medianamente ameno, entro en la página que wikipedia dedica a Reus. Busco sus hijos ilustres. Gaudí, Fortuny, Agustina de Aragón, por supuesto Prim y luego ya una serie de deportistas, pero no hay rastro de Sol y Oliver o de Pedrol Rius los dos catalanes y españoles sin discusión. En Reus aún existe una calle que se llama de Sol i Oliver, seguramente será porque a la “memoria histórica de algunos catalanes” se le haya pasado desapercibido. Confío que este artículo no descubra el pastel, no sea que se la quiten.

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