El segundo descubrimiento de América – José de Gálvez y Gallardo

Publicado el martes, 18 febrero 2020

José Manuel Pradas – La huella de la toga.

Juraría que ya tengo escrito que durante el gobierno de los Austrias la administración española, como potencia casi hegemónica entre las demás naciones de su entorno, no solo ejercía el poder a través de sus ejércitos, ahí estaban siempre presentes los Tercios Viejos, o el poderío de su Armada, sino a través sobre todo de una administración bien engrasada y eficiente, aunque lastrada por la corrupción y obligada a intervenir en cuatro continentes.

José Manuel Pradas

José Manuel Pradas, abogado.

Desde los Reyes Católicos, se adopta un sistema de gobernanza, ya utilizado para Castilla, que es el de los Consejos que al unir los reinos de Castilla y Aragón, pero no sus territorios, hacen aconsejable la creación de un Consejo por corona. Luego con la llegada del imperio y la monarquía hispánica, se comienzan a configurar otros Consejos más, Indias, Flandes, Italia, Inquisición y otros hasta sumar doce. Estos Consejos tenían una importancia decisiva en la administración de sus competencias, pero también a la hora de administrar justicia, de ahí que los expertos en leyes, nuestros juristas togados, estuvieran siempre presentes.

Pasados los Austrias, en lo que empieza a ser la larga y lenta decadencia del Imperio, se producen cambios importantes, como son la reducción del número de Consejos, por la pérdida de influencia y poder de España en el concierto global, desapareciendo los Consejos de Portugal, Flandes, Italia y el de Aragón que por los Decretos de Nueva Planta del Borbón Felipe V, hace que quede derogado el Derecho aragonés para regir el castellano.

Después de Felipe V que “afrancesa” la administración española, gobierna su hijo Carlos III, reinado que abarca prácticamente el periodo dominado por la Ilustración con todo lo que ello representa y que se basaba, resumiendo una frase aprendida de memoria en mis tiempos colegiales, en el “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Ahora bien, lo que es indudable es que este tipo de régimen representó un afán por modernizar la sociedad en toda su amplitud.

En lo que la Ilustración afectó a las colonias americanas corresponde a lo que más tarde se denominó el segundo descubrimiento de América, reformándose podríamos decir que prácticamente todo y es ahí donde aparece una pequeña saga de servidores públicos, de los que trataremos hoy, los Gálvez.

Me considero relativamente viajado pero, de vez en cuando surge algún lugar nombre que soy incapaz de ubicar. Esto es lo que me ha pasado con la malagueña población de Macharavieya, que hoy día habitan 450 personas y de la que era absolutamente ignorante. Así se lleva uno la sorpresa al intentar documentarse que en este lugar se instaló la Real Fábrica de Naipes, con monopolio de este producto para su venta en América, que allí estuvo la primera escuela pública que hubo en España y que fue la sede del Banco Agrícola de Macharavieya un puñado de años antes de la existencia del Banco de San Carlos, predecesor del Banco de España. Y todo eso fue debido a los cuatro hermanos Gálvez, naturales de allí. Sobre el mayor, José de Gálvez y Gallardo, nos centraremos más adelante, pues es nuestro protagonista de hoy; Matías, el segundo, fue militar, Virrey de Méjico y padre de Bernardo de Gálvez, a quien tanto debe la independencia de los Estados Unidos. Miguel el tercero, fue embajador en Prusia y Rusia en tiempos de Catalina la Grande y el introductor de los vinos de Málaga en las cortes europeas y el cuarto, Antonio de nombre, fundó el Departamento Marítimo de Cádiz como sede de la flota. Me he quedado perplejo y espero pronto poder ir a Macharavieya.

José de Gálvez y Gallardo

José de Gálvez y Gallardo

Corresponde pues hablar de José de Gálvez y Gallardo que, siendo hijo de agricultores relativamente modestos, es llevado a estudiar a Málaga al Seminario, por un obispo que en una visita quedó fascinado por su inteligencia. Más tarde, comprendiendo que no está llamado para la Teología, reorienta sus estudios hacia el Derecho de manera que comienza su ascenso en la administración hasta llegar a convertirse en el patriarca del clan.

Con 24 años, corre el año 1744, nos lo encontramos colegiado en Madrid con el número 1256 y tras ser el abogado de la Embajada francesa, es nombrado secretario de Grimaldi ministro que se trae de Italia Carlos III. Siguió ascendiendo en la administración hasta que en 1765 recibe un encargo Real que cambiaría de forma radical su vida. Es nombrado Visitador del Virreinato de Nueva España a donde llega a fin de fiscalizar la tarea de Virrey, sobre el que existían sospechas de una deficiente actuación.

Poco tiempo después, nombrado un nuevo Virrey, se descubre al Galvez militar que reorganiza el ejército, además de otras tareas que terminan en la creación de una eficaz administración y mejora de la hacienda. Cuando en 1767 se decide la expulsión de los jesuitas, el Gálvez militar sofoca una importante revuelta en las zonas mineras de Méjico, donde se escondía a los religiosos por personajes influyentes. Actúa sin piedad y posteriormente en el norte inicia una campaña contra los indios en la Baja y Alta California, donde acompañado por Fray Junípero Serra y se fundan Monterrey y San Diego.

Vuelto a España, es premiado poco después por el rey con los títulos de marqués de La Sonora y vizconde de Sinaloa y forma junto con el Conde de Floridablanca un tándem que revoluciona la administración desde su cargo de gobernador del Consejo de Indias, precisamente para tratar de frenar lo que algunos ya vislumbraban de revolución americana, de manera que se intenta acotar en la medida de lo posible, los nombramientos de criollos para ejercer cargos en América.

Es también y hay que decirlo, el fundador de las Sociedades económicas de amigos del país y del Archivo General de Indias y envió expediciones científicas por América y Filipinas, pero sobre todo, con su profundo conocimiento de las colonias, se dedica a su reforma.

En ese el segundo descubrimiento de América que antes cité, comisionó Visitadores por los virreinatos, creando el cuarto de Río de la Plata, que abarcaría Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay y creó la Capitanía General de Venezuela, a imagen de la de Chile. Subdividió los Virreinatos en Intendencias y propugnó una emigración a las colonias desde la metrópoli.

De todos modos, siendo todo lo anterior aciertos, el mayor sin duda fue el que afectó a la liberalización del comercio. Rompió con el monopolio de la Casa de Contratación de Sevilla de casi tres siglos y fueron doce los puestos peninsulares y veinticuatro los americanos entre los que se podía navegar y comerciar. Declaró Manila puerto franco y creo la Real Compañía de Filipinas, a la manera de la holandesa.

No queda espacio para tratar la ingente labor de este servidor del Estado. Desbordado por el trabajo y las exigencias del monarca, falleció a los 67 años en Aranjuez después de tres matrimonios y de ejercer un descarado nepotismo con su pueblo natal que hizo que Macharaviaya fuese conocido como “el pequeño Madrid”, junto con sus hermanos y su sobrino Bernardo. Pero bueno como colofón habrá que decir que todos ellos se desempeñaron en sus puestos con extremada eficacia y si no que le pregunten a Washington qué habría sido de él y los suyos si el sobrino de nuestro protagonista de hoy, Bernardo de Gálvez y Madrid, no hubiera sido el gobernador de la Luisiana y el conquistador a los ingleses de Mobile, Pensacola y las Bahamas.

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