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José Ramón Moratalla Escudero - Marketing & Law - BLOGS de LP emprende

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José Ramón Moratalla Escudero - @jrmoratalla

Los riesgos que comportan los sesgos cognitivos en el ejercicio de la abogacía y la gestión de los despachos

15 de OCTUBRE de 2014

La existencia de sesgos cognitivos en el proceso de toma de decisiones en el seno de los despachos, así como en el propio ejercicio profesional de la abogacía, genera múltiples riesgos.

¿Somos realmente objetivos cuando tomamos decisiones? ¿Hasta qué punto nuestras decisiones resultan mediatizadas por los filtros y sesgos a los que se somete internamente la información? ¿Se puede medir esa desviación? ¿Somos realmente conscientes de las consecuencias que se derivan en dicho proceso? ¿Cabe hablar de prejuicios de grupo? ¿Y de prejuicios corporativos o de equipo?  ¿Cabe controlarlos? Y visto todo ello ¿se pueden gestionar y administrar los sesgos cognitivos en la toma de  decisiones?

Nuestro cerebro está diseñado con el fin de hacernos más fácil la comprensión de la realidad percibida de nuestro entorno. Para hacer ello posible nos permite identificar, crear y relacionar patrones con el fin de procesar, comprender e interpretar de modo cómodo y ágil lo que ocurre.

Pero en este proceso se hace trampas. Resulta que a nuestro cerebro de forma inconsciente le resulta más liviano coger atajos a la hora de encontrar las respuestas que nos permitan interpretar la realidad. Si bien, lo que realmente le resulta de interés es despejar las incógnitas pasando a segundo término si la información sobre la que se fundamenta la respuesta es válida o no, y por consiguiente si la respuesta estará correlativamente dotada o no de certeza. Esto es, no le importa autoengañarse. Y para ello se sirve de patrones.

Así, ya en la corriente filosófica de la escolástica clásica (Tomás de Aquino) se afirmaba la existencia del principio filosófico del "nihil volitum quin praecognitum" (nada es deseado sin ser antes conocido), categorizado casi como de si un mecanismo mental se tratase, para intentar explicar ciertos postulamientos religiosos. Siglos más tarde las corrientes filosóficas nihilista y existencialista (Unamuno) invertirán los términos conceptuales del principio escolástico al proclamar el "nihil cognitum quin praevolitum" (nada es conocido sin ser antes deseado) lo que eleva al prejuicio en sí mismo a nivel de auténtico factor determinante en el procesamiento cognitivo de la información que recibimos, esto es, de la realidad percibida.

 

El sesgo cognitivo de confirmación

Nadie discute que por regla general tendemos a buscar y prestar especial atención a la información que apoya nuestras tesis. La que respalda y confirma nuestras decisiones, y apuntala nuestras ideas. Este tema fue estudiado en la década de los años sesenta, del pasado siglo, por el psicólogo británico Peter Wason. Gracias a su experimento conocido como “la tarea de selección de Wason” logró demostrar la existencia del denominado sesgo de confirmación que evidencia la tendencia cognitiva de buscar pruebas que apoyen nuestras ideas.

En efecto, el ser humano en el momento de procesar mentalmente la información evita inconscientemente aquellos argumentos que vayan en contra de sus prejuicios y, en cambio, asume aquellos que los refuerzan. Los psicólogos a este fenómeno lo denominan sesgo cognitivo de confirmación.

La noción del sesgo cognitivo fue introducida en 1972 por los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky al demostrar la existencia de ciertos patrones de situaciones con las que juicios y decisiones humanas diferían de lo predecible ateniéndonos al camino marcado por la teoría de la elección racional.

Con posterioridad otros psicólogos que han venido investigando sobre el asunto, como David Funder y Joachim Krueger, han explorado la posibilidad de ver los sesgos cognitivos no como errores, sino como atajos empleados por los humanos a la hora de predecir y tomar decisiones, sobre todo cuando no hay mucha información.

 

Tipos de sesgos cognitivos

Existe una amplia variedad de sesgos cognitivos descubiertos y registrados en la actualidad. Si bien, aunque todos nos afectan a la hora de procesar la información, interesa detenernos en aquellos que resultan fácilmente descubrirlos a la hora de analizar la incidencia de los mismos en el ámbito decisorio del abogado en su plano profesional del desempeño de su labor habitual, y que también pueden estar presentes e intervenir en el proceso de toma de decisiones dentro del ámbito gerencial de un despacho de abogados.

Entre otros muchos sesgos que se manifiestan en estos ámbitos destacaríamos los siguientes, si bien podremos comprobar que muchos de ellos se nos muestran como variantes y derivaciones del sesgo de confirmación. Entre ellos cabe destacar los siguientes:

-Sesgo retrospectivo o sesgo a posteriori, entiéndase la inclinación del profesional de ver e interpretar los eventos pretéritos como predecibles en un futuro inmediato.

-Sesgo de apofenia, consistente en ver patrones o conexiones en sucesos aleatorios y/o series de datos expuestos sin lógica aparente. Lo podríamos identificar grosso modo como “la paranoia del abogado”.

-Sesgo de correspondencia, denominado también error de atribución. Entiéndase como la tendencia de hacer excesivo énfasis en las explicaciones fundamentadas, comportamientos, actuaciones o experiencias personales realizadas por otras personas.

-Sesgo de la identidad social, o tendencia de anteponer la importancia de pertenencia a un grupo frente a los argumentos sólidos que puedan presentar sus colaboradores.

-Sesgo efecto foco, entiéndase una desviación de la predicción del resultado que ocurre con ocasión de conceder/dirigir mucha más importancia en/hacia un determinado punto o aspecto de un hecho concreto.

-Sesgo por resultados, o tendencia de juzgar una decisión por su resultado final, en lugar de juzgarla por la calidad o acierto de la decisión, cuando aquella fue realizada.

-Sesgo de autoservicio, o tendencia a reclamar más responsabilidad para los éxitos que por los fallos. Se suele manifestar cuando se tiende a interpretar la información ambigua como más beneficiosa para sus propósitos (“in dubio pro…”).

-Sesgo o efecto de Von Restorff, o propensión a situarse en un modo de queja continua, para que sea recordado más y mejor que el resto del equipo o grupo.

-Sesgo de falso consenso, o inclinación de creer que las propias opiniones, creencias, valores y hábitos están más extendidos entre el resto de la organización o del equipo de colaboradores, de lo que realmente lo están.

-Sesgo de memoria por el cual se puede mejorar o por el contrario desvirtuar los recuerdos ya memorizados por el sujeto alterando la realidad de lo sucedido.

-Sesgo o falacia de planificación, conocida como la tendencia cognitiva a alterar,  desestimar o infravalorar los tiempos de realización y finalización de las tareas.

-Sesgo o efecto Keinshorm o predisposición a someter a juicio y contradecir las ideas o formulaciones que otra persona de su equipo o grupo de colaboradores, con los cuales no simpatiza.

 

Riesgos corporativos que comporta el sesgo de confirmación

Los sesgos cognitivos, en general, y el de confirmación, en particular, que intervienen en el proceso de toma de decisiones gerenciales de cualquier organización, incluidos los bufetes de abogados, suelen manifestarse en etapas y apartados clave de la organización por lo que sus efectos –en última instancia- se dejan sentir en su cuenta de resultados.

Así es posible que se manifieste en prácticamente todas y cada una de las áreas y departamentos corporativos (gerencia y dirección, ventas, marketing, atención al cliente, producción, financiero, RRHH, informática,…). Es por ello que los riesgos a los que se ve expuesta la organización son ciertamente importantes.

Así podríamos  referirnos a las posibles afectaciones en:

-las facetas de innovación y desarrollo corporativo.

-la faceta de competitividad y desarrollo de producto.

-la faceta de la búsqueda de la mejora continúa, tanto en procesos internos, como en la  procura de la excelencia organizacional.

-la faceta de clima organizacional en el ámbito relacional entre departamentos y en las políticas de Recursos Humanos.

-otras más posibles.

La determinación de los riesgos con que amenaza la presencia de estos sesgos cognitivos en el desarrollo de la toma de decisiones gerenciales se manifiesta principalmente en:

-la fuente de errores que se genera a la hora de proceder a la selección de la información base en la toma de decisiones

-el entorpecimiento en el proceso de innovación.

-el acrecentamiento de la mediocridad en defecto de la excelencia.

-la pérdida de diversidad con el consiguiente empobrecimiento en el capital intelectual corporativo.

-la tendencia al inmovilismo (ejemplo con la aprobación de presupuestos ultraconservadores).

-las disonancias en la reputación, imagen y marketing de la organización.

-la polarización de conductas, ideas y –a la larga- también en la definición de las líneas de actuación de los departamentos.

-la previsibilidad funcional y empobrecimiento en clave organizacional, que en su generalidad, alcanza a su dimensión departamental y al resto de facetas corporativas.

-el determinismo funesto que supone gestionar la organización a través de la visera de yelmo o celada que supone dejarse conducir bajo los dictados de una dirección cognitivamente sesgada.

-el automatismo provocado por la presencia de bucles que se van sucediendo y retroalimentando continuamente las decisiones directivas.

-la pérdida de los necesarios equilibrios internos que se precisan para contar con una organización sana y saludable.

-la ceguera de cara al exterior y de cara a los problemas internos.

-y otros posibles riesgos que podríamos aún seguir enumerando.

Termino. Resulta difícil excluirse en el proceso de toma de decisiones de la presencia y afectación de los sesgos cognitivos. La solución, a buen seguro, pasa sencillamente por buscar la verdad.

Una verdad abierta y humilde de la pluralidad y diversidad de información, posturas y planteamientos, y la verdad colaborativa y respetuosa del trabajo del equipo, y en equipo.

 Esa verdad que Alfredo López, de ALC Liderazgo y Gestión, ironiza magistralmente en su blog cuando dice “no dejes que la verdad te estropee un buen prejuicio”, a lo cual haciendo un retruécano a su frase podríamos corresponder con el aserto de “no dejes que un buen prejuicio te aparte de la verdad”.

 
 

 


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José Ramón Moratalla Escudero - @jrmoratalla

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