Estimado navegante:
Leo con atención a la hora de preparar este artículo que hace ya algunos años, por decreto del 23 de enero de 1944, festividad de San Raimundo de Peñafort, Patrón de los Juristas, se creó en España la Orden de la Cruz de San Raimundo de Peñafort para premiar los relevantes méritos contraídos por cuantos intervienen en la Administración de Justicia y en su cultivo y aplicación del estudio del Derecho en todas sus ramas, así como los servicios prestados sin nota desfavorable en las actividades jurídicas dependientes del Ministerio de Justicia.
Este Oscar Jurídico, cuya única comparación me viene a la cabeza en estos momentos con el Premio Pelayo para Ilustres Juristas, ha sufrido este año un fuerte daño reputacional al concedérsele, no sabemos por qué motivo, al saliente Ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón, quien en su haber hay que señalar dos leyes aprobadas, las dos polémicas, la de Tasas, con siete recursos de inconstitucionalidad y la del CGPJ; también polémica y pendiente de recurso e infinidad de proyectos de ley que nunca verán la luz
Hace más de tres años cuando este periodista regresaba de un evento de la Corte de Arbitraje de Madrid, institución que como otra arbitral CIMA, cumplen veinticinco años trabajando el pro del arbitraje, y supo del nombramiento de Gallardon como Ministro de Justicia, no pude sino mostrar la satisfacción por este nombramiento en una cartera tan complicada. Sus primeras comparecencias ante el Congreso dejaban claras sus ganas de arreglar un problema crónico del que hasta la fecha el resto de los gobiernos no había considerado prioritario.
Por desgracia para todos ciudadanos, operadores jurídicos y sociedad en general , Gallardón defraudó a todas las expectativas. Incumplió el programa del PP en algo tan básico como el nombramiento del CGPJ y pese a que la labor de Carlos Lesmes, presidente del CGPJ y del TS, puede considerarse muy aceptable este primer año, ha dejado sobre todo en los nombramientos para las Audiencias y TSJ cierto tufillo a politización.
Nuestro Ministro saliente premiado tuvo la “brillante idea” de arreglar la justicia sin contar con nadie. La Ley de Tasas, ahora que cumple dos años de vida, fue una invención suya, cuando días antes a Carnicer presidente del CGPJ y a sus consejeros les prometió que no habría este tipo de cortapisas; lo mismo con la LOPJ y los jueces. Ese mapa nuevo territorial y ese cambio en la administración de justicia puso en pie de guerra a nuestros jueces, quienes en una memorable tarde de julio hicieron frente común http://goo.gl/zA9Su4
Solo en el pasado año juristas de la talla de Pío Aguirre Zamorano; Concepción Espejel Jorquera; Almudena Lastra de Inés; Gonzalo Moliner Tamborero; María Margarita Robles Fernández; Fernando de Rosa Torner; Aurelio Desdentado Bonete; María Emilia Casas Baamonde y Bernardo María Cremades Sanz Pastor recibieron esa distinción.
La pregunta que nos hacemos es ¿Qué meritos ha contraído Alberto Ruiz-Gallardón para recibir esta contribución? Por más que pienso , la verdad querido lector no se me ocurre ninguno palpable.
¿Porqué no se habilita un Premio especial para la #Brigada Tuitera, http://goo.gl/g4V3pc hombres y mujeres generosos, muchos de ellos unidos por su profesión de jurista y que han salido a la calle a defender el Estado de Derecho ante las tasas judiciales en cualquier tiempo de España?
Mientras el Derecho se quede en el compadreo y amiguismo los ciudadanos seguirán desconfiando de una ciencia jurídica que es clave para el desarrollo de la democracia de cualquier país.
Seamos justos con los que hay peleado por una mejor sociedad, sin pedir nada a cambio. Recordemos que “ El agradecimiento es la parte principal del hombre de bien”, (Francisco de Quevedo)
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