Con
2015
ya
iniciado,
más
que
de
retos
para
la
protección
de
datos
personales
y la
privacidad,
cabe
hablar
de
la
necesidad
de
avanzar
con
cuestiones
que
siguen
estando
pendientes
y
que
hay
que
abordar
sin
dilación
para
poder
restablecer
la
confianza
que,
durante
los
últimos
años,
se
ha
ido
erosionando
y
que
es
necesaria
más
que
nunca
en
todos
los
ámbitos
de
nuestras
vidas,
ya
sea
como
consumidores
o
como
ciudadanos.
Los
retos
son
otros
y la
protección
de
datos
y la
privacidad
son
un
elemento
fundamental
para
abordar
cuestiones
muy
diversas
en
las
que
se
desarrolla
la
persona
en
sus
diferentes
facetas.
Es
así
que
la
protección
de
datos
personales
y la
privacidad,
considerando
que
sin
perjuicio
de
que
se
trata
de
conceptos
diferentes
ambos
coinciden
en
que
buscan
garantizar
a la
persona
el
poder
de
control
sobre
sus
datos
personales,
van
a
ser
el
centro
de
múltiples
debates
y
acciones
a lo
largo
de
este
año
y,
quizás,
los
próximos,
en
la
medida
en
que
restablecer
la
confianza
y la
seguridad
son
objetivos
no
fáciles
de
conseguir.
Por
una
parte,
los
nuevos
modelos
de
negocio,
especialmente
la
economía
de
Internet,
el
big
data
u
otros,
basados
en
el
uso
de
datos
implica
que
cuando
éstos
sean
personales
haya
que
considerar
cómo
aplicar
unos
principios
que
fueron
establecidos
hace
ya
décadas,
facilitando
la
innovación
al
mismo
tiempo
que
se
protege
el
derecho
fundamental
a la
protección
de
datos
o la
privacidad
de
los
consumidores.
No
se
trata
de
desarrollar
nuevos
principios,
ya
que
los
que
están
establecidos
en
diversos
instrumentos
internacionales
siguen
siendo
plenamente
vigentes;
sino
de
adaptarlos
al
nuevo
panorama
ante
el
que
nos
encontramos
en
diferentes
ámbitos,
ya
sea
económico
o de
seguridad.
Si
miramos
a un
lado
u
otro
del
Atlántico,
están
todavía
pendientes
de
que
se
concreten
la
Carta
de
Derecho
sobre
la
Privacidad
(en
inglés,
Privacy
Bill
of
Rights)
para
proteger
a
los
consumidores
en
línea,
por
parte
de
los
Estados
Unidos
de
América,
y el
Reglamento
General
de
Protección
de
Datos,
por
parte
de
la
Unión
Europea.
Y
sin
perder
de
vista
que
las
Directrices
de
la
OCDE
sobre
protección
de
la
privacidad
y
flujos
transfronterizos
de
datos
personales
han
sido
ya
actualizadas
y el
Convenio
para
la
protección
de
las
personas
con
respecto
al
tratamiento
automatizado
de
datos
de
carácter
personal,
hecho
en
Estrasburgo
el
28
de
enero
de
1981
(Convenio
108),
está
en
proceso
de
actualización.
Por
otra
parte,
los
trágicos
acontecimientos
ocurridos
recientemente
en
Francia,
que
nos
llevan
a
recordar
otros
ocurridos
desde
2001
y
que
golpean
a
uno
y
otro
lado
del
Atlántico
sociedades
democráticas,
requieren
la
adopción
de
medidas
que
tengan
presentes
la
necesidad
de
encontrar
también
un
equilibrio
entre
seguridad
y
protección
de
datos
personales
o
privacidad.
Al
respecto,
cabe
recordar
que
en
el
caso
de
la
Unión
Europea
está
todavía
pendiente
una
propuesta
de
Directiva
del
Parlamento
Europeo
y
del
Consejo
relativa
a la
protección
de
las
personas
físicas
en
lo
que
respecta
al
tratamiento
de
datos
personales
por
parte
de
las
autoridades
competentes
para
fines
de
prevención,
investigación,
detección
o
enjuiciamiento
de
infracciones
penales
o de
ejecución
de
sanciones
penales,
y la
libre
circulación
de
dichos
datos.
Cuestiones
que
son
comunes
a
los
Estados
Unidos
de
América
y la
Unión
Europea,
como
protagonistas
indiscutibles
de
un
diálogo
necesario
en
el
que
también
puedan
participar
otros
países
o
regiones
alrededor
del
mundo
con
la
finalidad
de
que
la
protección
de
datos
y la
privacidad
sean
consideradas
como
elementos
clave
en
la
adopción
de
medidas
que
tienen
como
centro
de
atención
a la
persona,
ya
sea
ésta
un
consumidor
o un
ciudadano.
En
definitiva,
es
necesario,
más
que
nunca,
que
la
protección
de
datos
y la
privacidad
sean
temas
prioritarios
en
las
agendas
de
todas
las
partes
implicadas,
con
la
finalidad
de
restablecer
la
confianza
y
dar
respuesta
a
retos
tales
como
la
confianza
y la
seguridad. |