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Reconoce que la clave de un buen procedimiento arbitral, que deje satisfechas a las partes, pese a que una de ellas aparezca como vencedora en el laudo correspondiente radica en la profesionalidad de la institución arbitral y de sus árbitros: “Es fundamental ser riguroso si te dedicas al mundo del arbitraje. Que se hayan tenido en cuenta los principios de contradicción e igualdad de parte y que el laudo está perfectamente motivado”, comenta Juan Serrada, presidente reelegido por otros cuatro años más en CIMA (Corte Civil y Mercantil), una de las entidades de más prestigio de nuestro panorama arbitral. Serrada árbitro desde el inicio de la trayectoria de entidad y nombrado director de esta institución en 1997, advierte que “ en un contexto como el que vivimos la confianza es el elemento clave del desarrollo del arbitraje en el mundo empresarial.” CIMA se prepara ahora para convertirse en una institución arbitral de mayor proyección internacional que antes. “Es posible que CIMA sea una de las instituciones arbitrales con mayor trayectoria en el panorama actual. Se constituye en 1989 tras la promulgación de la Ley de Arbitraje de 1988, normativa que estuvo vigente hasta el 2003. En aquel momento el arbitraje en nuestro país estaba arrancando. No tenía la difusión que pueda tener ahora en estos últimos diez años. Había árbitros españoles que habitualmente realizaban su cometido de forma adhoc. Era una coyuntura de pocas instituciones arbitrales. Ese mismo año de la puesta en marcha de CIMA aparece la Corte de Arbitraje de la Cámara de Madrid, ahora una de las de mayor prestigio a nivel nacional. Desde el 2003 el arbitraje tiene otra importancia y ritmo. Este nuevo desarrollo viene favorecido por la nueva regulación legislativa. En nuestro caso la evolución progresiva de CIMA es evidente. Uno de los valores más reconocidos de nuestra institución es su independencia. Somos una asociación privada, no depende de ninguna otra entidad pública o privada. En nuestro país muchas de estas cortes arbitrales están vinculadas a las Cámaras de Comercio como servicio que ofrece cada una de ellas. Nuestra institución arbitral se autofinancia y que se mantiene por los ingresos que proceden de sus procedimientos arbitrales. En los próximos meses haremos una reforma de los Estatutos que ayude a mejorar el Reglamento de nuestro procedimiento arbitral.” Juan Serrada, abogado del Estado de formación, tiene una dilatada experiencia en el mundo de la abogacía y de la empresa. Ha desarrollado su actividad profesional en el ámbito del Derecho civil y mercantil así como en el Derecho administrativo. Entre otros cargos, ha sido Jefe del Gabinete Técnico del Ministro de Hacienda (1981 - 1983) y Jefe de la Asesoría Jurídica del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (1986 - 1987). Participó activamente en la elaboración de las normas de adaptación del Monopolio de Petróleos, como Asesor jurídico de la Delegación del gobierno en CAMPSA (1983-1986) y fue Vicesecretario del Consejo de Administración del INI y de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (1987-1996) así como Secretario del Consejo de Administración y Director de Asuntos Jurídicos de INFOINVEST S.A. y de las empresas de su Grupo (1996-2005). Asimismo, la Asamblea ratificó en sus cargos al resto de Vocales de la Comisión de Gobierno formada por Rafael de Aldama Caso, Juan Carlos Calvo Corbella,. Lucas Osorio Iturmendi y . Gonzalo Stampa Casas. Sr Serrada ¿Qué balance puede hacernos de este primer mandato que ha concluido hace unos días con su reelección como presidente de CIMA? En estos últimos cuatro años hemos seguido nuestra línea tradicional de actividad. Disponemos de una magnífica lista de árbitros que es un aval para cualquier institución arbitral. Es evidente que la institución arbitral gestiona los arbitrajes pero son los árbitros los que lo resuelven mediante los pertinentes laudos. Nuestra renovación de la lista arbitral se ha hecho con cuidado sin perder ápice de calidad. Buscamos profesionales con una antigüedad mínima en la profesión de diez años de experiencia en el mundo arbitral. En este periodo de tiempo que le comentaba CIMA ha ido incrementando su presencia en el mundo del arbitraje internacional. Nuestra idea es seguir creciendo e ir incrementando el número de arbitrajes de esta índole. También la entidad ha apostado por las nuevas tecnologías de forma notable… Es cierto, hemos pensado que era el momento de invertir en tecnología. La verdad que las nuevas tecnologías son de gran ayuda en cualquier proceso arbitral. En ningún caso pueden sustituir el papel de los árbitros o el de las instituciones arbitrales. En nuestro caso ha servido para impulsar las notificaciones electrónicas entre las partes a través del correo electrónico lo que ha ayudado mucho a la agilización del propio proceso arbitral. Nosotros podemos ofrecerle a las partes la encriptación de su procedimiento de forma telemática de tal forma que puede consultarlo e incluir pruebas cuando sea preciso. Es el sistema de gestión documental más avanzado que existe en estos momentos Estamos hablando de dos figuras claves, imprescindibles para el desarrollo del propio procedimiento arbitral. CIMA ha estado en los principales eventos internacionales de arbitraje con una presencia activa, además… Es cierto, hemos hecho el esfuerzo que teníamos que hace en ese sentido. Se trataba de darnos a conocer y de presentarnos como una Corte Arbitral con proyección internacional. Son reuniones interesantes, donde además de intercambiar conocimientos y puntos de vista sobre cuestiones que nos preocupan a los expertos en arbitraje, ayudan a generar marca y visibilidad. El crecimiento de estas jornadas ha ido paralelo al desarrollo del mundo arbitral y de eso nos hemos beneficiado todos. Con la reelección, usted ha comentado a diversos medios la necesidad de que CIMA realice un salto cualitativo y cuantitativo... Se trata de seguir creciendo y consolidarnos como una corte de referencia para el mundo de la empresa. Desde esa perspectiva, la idea es que crezcan de forma cuantitativa el numero de arbitrajes , como esencia de nuestra actividad. Desde el punto de vista cualitativo, vuelvo a comentarle que nuestra idea es tener una proyección internacional indudable. Pese al desarrollo del arbitraje en nuestro país, sigue echándose en falta una corte de arbitraje con experiencia a nivel de arbitraje internacional. Sería deseable que pudiéramos tener a corto plazo una entidad arbitral del estilo de Londres, París o Estocolmo. Se trataría de encontrar una fórmula de cara a terceros países una institución genuinamente española que fuera el interlocutor entre las partes. En un momento de crisis como el actual, ¿Las empresas acuden más al arbitraje? Al contestar esta pregunta hay que tener en cuenta un doble componente: Es evidente que crisis como la que vivimos pueden generar problemas con los que no se contaba. Surgen litigios e impagados, como denominador común y los problemas hacen que la actividad económica tenga interferencias. Es posible, por ello, que existan más litigios, pero curiosamente al estar las empresas con sus costes muy ajustados les cuesta más trabajo decidirse y plantear un arbitraje. Y acudir a la mediación empresarial.. puede ser otra vía.. Lo primero que hay que aclarar es que son métodos extrajudiciales diferentes. El arbitraje soluciona las cuestiones dentro de un contrato y siguiendo las pautas del demandante que es quien plantea el procedimiento. La mediación es algo diferente. Puede resolver situaciones conflictivas, eso nadie lo pone en duda pero con unas técnicas y consecuencias jurídicas diferentes. No veo, por ello, clara la complementariedad entre ambas actividades. A pesar de que desde hace un año disponemos de una Ley de Mediación de carácter estatal, aún está por ver lo que pueda dar de si en el futuro. En nuestro país, salvada la mediación familiar, no hay tradición en esta actividad extrajudicial. ¿Le sorprende que en plena crisis sigan surgiendo instituciones arbitrales de manera continua? No creo que sea sencillo organizar una institución arbitral de forma seria y consolidada. Hay que darse cuenta que se trata de dar servicio de manera profesional. Los asuntos se han complicado mucho en los últimos años; las propias partes están muy pendientes de cómo se desarrolla su arbitraje; sus abogados que les consultan tienen una gran preparación. Lleva a cabo este servicio, tanto desde la propia corte arbitral, como desde sus árbitros requiere mucha profesionalidad y conocimientos. Es fundamental hacer el trabajo muy bien para que esas empresas pueda prescribirte a otros potenciales clientes. ¿Cómo se le convence a una empresa que introduzca en sus contratos la cláusula arbitral? Se trata sobre todo que vean las ventajas del procedimiento arbitral respecto al ordinario. En este contexto hay que hablar de eficacia, rapidez y flexibilidad. Que se den cuenta que un tema que puede durar años se soluciona en meses. Y, lo que es más importante, que desde la Corte Arbitral se está muy encima del asunto. De forma gradual las empresas están viendo que es más práctico ir a la via arbitral que litigar año tras año en un juzgado. No obstante, también hay que dejar claro que como el procedimiento arbitral no tiene apelación, este es un tema que causa recelo al empresario porque la decisión, salvo en cuestiones muy concretas, no se revisa. Sí puedo decirle que el arbitraje se extiende en el panorama empresarial. Ya no es algo sectorial sino algo más generalizado en los negocios. Con el arbitraje es evidente que la cuestión se estudia afondo y por unos profesionales, los árbitros, especialistas en estos temas tan específicos. ¿Sigue siendo caro a nivel económico este procedimiento arbitral? Es posible que sea caro. Pero hay que recordad que es un servicio que se presta a requerimiento de las partes que engloba los honorarios de los árbitros y el de la institución arbitral. Hay empresas que se juegan mucho y no pueden esperar a que pase el tiempo su asunto en un juzgado. Este servicio es muy profesionalizado, por la calidad de los árbitros y ofrece una resolución, el laudo, que se tiene en meses frente a la tardanza de la sentencia judicial. Creo que aquí hablar de barato o caro es muy relativo, en función de los intereses de cada empresa. ¿Tiene CIMA pensado introducirse en el campo de la mediación empresarial, igual que han hecho otras entidades arbitrales? Teóricamente en nuestros Estatutos ya viene contemplada esa posibilidad. En los próximos meses estudiaremos si realmente es viable poner en marcha esta nueva actividad extrajudicial que complemente a nuestros trabajos en arbitraje. ¿Qué valor puede aportar a una organización como CIMA la presencia de Francisco Ruiz Risueño como nuevo secretario general? A nadie se le oculta que es un profesional con amplia trayectoria en el mundo jurídico y que conoce a la vez, de forma profunda el mundo de la empresa y negocios, no en vano parte de su actividad se ha desarrollado en ese ámbito. Estamos convencidos que lo que nos pueda aportar Francisco Ruiz Risueño a CIMA será de gran valor en los próximos años. ¿Qué nos puede decir del futuro de CIMA como institución arbitral a corto y medio plazo? Nuestro futuro pasa por seguir intensificando nuestra labor de promoción de la actividad arbitral en los principales foros empresariales del país e internacionales. Junto a ella, seguir gestionando arbitrajes, como venimos haciendo hasta ahora En este tipo de foros parece más sencillo captar nuevos clientes que vean en el arbitraje una oportunidad para solventar los problemas de sus negocios. Como viene siendo habitual, nuestra entidad arbitral organizará diferentes foros o encuentros para analizar distintas cuestiones de actualidad que relacionen el mundo arbitral con la empresa. Y a nivel del panorama arbitral general, ¿Qué puede pasar en los próximos cinco años? Es previsible que el llamado arbitraje doméstico siga creciendo. Pese a este crecimiento sus cifras no son comparables a las de la litigiosidad de los juzgados. Es evidente que con esta discordancia es impensable, hoy por hoy, que el arbitraje sea la solución a los problemas de la justicia. Ni debe serla porque quien acude a la via arbitral lo hace de manera libre. Hay que darse cuenta que no todos los litigios puede tener, por su especificidad, una solución en el arbitraje como se pudiera pensar. Pese a ello, lo lógico es que siga creciendo de alguna forma. Y en el ámbito internacional privado este crecimiento será mayor, no cabe duda. La contratación internacional entre empresas de diferentes países parece abocada a la via arbitral, como práctica más justa y utilizada frente a los tribunales locales poco fiables.
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