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El nuevo engagement en comunicación. Sugerencias para las comunicaciones digitales
MADRID, 22 de ABRIL de 2014 - LAWYERPRESS

Por Susana González Ruisánchez, Abogado Carnicer y Zamora SLP, Derecho digital, Marketing y Comunicación

Susana González Ruisánchez, Abogado Carnicer y Zamora SLP, Derecho digital, Marketing y ComunicaciónCon nuestra presencia digital comunicamos con destino una audiencia global en constante transformación. Conscientes de que en toda revolución histórica, quienes mejor se han sabido adaptar a los cambios han evolucionado, y conociendo la importancia de una buena selección de contenido y aportación de valor, sigue siendo un reto la adaptación del “cómo comunicamos”.
La Revolución Tecnológica ha multiplicado las posibilidades comunicativas con flujos de datos que hace escasos años eran inimaginables; permitiendo transmitir más información en multitud de canales; la especialización de contenidos; la fragmentación de la audiencia y la definición de diversos perfiles de usuario/receptor.
Es tal la cantidad de información que actualmente manejamos en micro-tiempos, que si realmente deseamos que lo que comunicamos tenga un alcance informativo o divulgativo debemos centrar nuestros esfuerzos en ser breves; en adaptarnos al restringido espacio de pequeñas pantallas; a escasos caracteres; a titular y etiquetar “para los buscadores”; en captar la atención de lectores que reciben más cantidad de información diaria que la que humanamente somos capaces de asimilar.
Esta demanda social globalizada cambia, a su vez, de forma paulatina y constante el modo de entender lo que nos rodea y de actuar ante ello, creando nuevos valores y hábitos de comportamiento.
Una buena práctica de adaptación a esos hábitos es aplicar la empatía. Seamos auto-críticos, pongámonos en el lugar de nuestros lectores, interioricemos que nuestros actuales receptores de la comunicación son más pro-activos, autosuficientes, participativos y, desde luego, personas con criterio, opinión y emociones que tienden a no apreciar una alerta o crítica si no les aportamos una opción, posibilidad o solución alternativa.
Si la tendencia es dar una previa visualización al texto, leer el titular, las primeras líneas y el resto en diagonal, procuremos situar con claridad lo que nos capta la atención frente lo que nos aburre, lo que nos “engancha” frente a lo que nos lleva a abandonar la lectura con un simple click. Simplifiquemos nuestro lenguaje enfocado a personas a las que no les es suficiente que evidenciemos situaciones, porque sus expectativas son que consigamos que sientan que, al leernos, les hemos proporcionado algo de valor a su ya de por sí extenso conocimiento e información.
Me apasiona el reto de esta constante adaptación. Suelo preguntar a las personas más diversas sobre sus expectativas respecto de la información que reciben. Os impresionaría conocer cómo en escasos meses la opinión sobre el contenido de los distintos soportes de comunicación (artículos, manifiestos, blogs, ponencias o sesiones formativas…) está resultando crítica, selectiva y contraria a contenidos “humo” que no aportan un planteamiento o solución. Seamos cuidadosos con este aspecto. Se nota cuando sabemos la respuesta y no la aportamos, se nota cuando nos guardamos las soluciones. Éste está siendo el nuevo engagement de la comunicación digital.
Es vital trabajar la capacidad de transmitir de manera comprensible, lógica y sucinta, tanto con el propósito es captar la atención para difundir información como para convencer de la ventaja de nuestro producto, servicio, proyecto o evento.
La extensión de nuestras comunicaciones debe adaptarse al medio de difusión que utilicemos. Actualmente gran parte de la información la difundimos mediante la extrema concisión de 140 caracteres en twitter donde, además, se recomienda aportar cierta carga de imagen, que “resta caracteres” incrementando la labor de “comprimir” el texto. Otros medios (prensa, blogs, mailings..) nos permiten comunicarnos con mayor extensión. La combinación de ambas opciones ofrece al lector una alternativa.
El estilo de “pirámide invertida” puede resultar útil: buscar destacar la información más relevante al principio, buscando ser convincentes en el titular y el primer párrafo para captar la atención y, a continuación, los datos menos importantes en orden descendente.
Otra herramienta práctica es comprobar que nuestro texto puede responder a cinco sencillas preguntas:
• ¿Quienes? Es esencial definir los destinatarios de nuestra comunicación ya que nos marca la pauta del lenguaje que debemos utilizar para acercar la información.
• ¿Qué? La idea, el evento o proyecto del que pretendemos informar.
• ¿Dónde? La ubicación y correcta dirección de nuestra empresa, evento o proyecto. Parecerá un recordatorio absurdo, pero muchas empresas y profesionales ofrecen productos y servicios a través de su sitio web y en redes sociales y, sin embargo, su localización está omitida, o tan “escondida” que debemos esforzarnos e invertir tiempo en averiguarlo.
Con la cantidad de información que actualmente disponemos, descartamos todo aquello que nos exija mayor dificultad de gestión, tiempo o esfuerzo; conectandonos con rapidez y fidelidad a lo que nos canaliza la información y agiliza nuestro tiempo de gestión.
Situémonos en el espacio de forma que, cuando nuestra información llegue a un cliente vía web, redes sociales o cualquier otro medio de difusión, y derive en una demanda de producto o servicio, no tenga que esforzarse ni invertir tiempo en localizarnos, o corremos el riesgo de que desista de nosotros a escasos minutos y acuda a quien le facilite el acceso.
• ¿Por qué? Suele ser conveniente indicar desde el principio de qué vamos a informar. Seleccionará el interés de los destinatarios en esa concreta información. Si resultamos difusos perdemos credibilidad y atención.
• ¿Cuándo? Si es un evento, una presentación, una promoción hemos de destacar el día, fecha y hora, tanto de su inicio como de su final, si lo tiene previsto. Nos encontramos a menudo con información comercial que determina muy bien el inicio de lo que se promueve, pero que no indica su final. La falta de este dato produce en el lector una inmediata sensación de inseguridad, ya que todos sabemos que ninguna promoción, evento o propuesta que se publica de forma puntual dura eternamente, y cuando nos faltan datos, la información no se recibe de forma clara, y en muchos casos se descarta.
Nos vincularemos mejor a aquello que se nos plantea con una duración determinada y, lo haremos con mayor inmediatez si su duración está a punto de acabar. No nos lo vamos a perder, no?!!
 

 

 

 

 

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