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Un día triste para la Justicia: Se cierra el único sumario de víctimas republicanas
MADRID, 28 de ABRIL de 2014 - LAWYERPRESS

Por Ricardo Ruiz de la Serna, Abogado, @RRdelaSerna

Ricardo RuizEl pasado 14 de abril fue un día triste para los derechos humanos en España y en Europa. El Juzgado Central de Instrucción nº 2 acordó mediante Auto la conclusión del sumario 56/2009 que se instruía contra cuatro guardias de los campos de concentración de Mauthausen, Flossemburg y Sachsenhausen a los que fueron deportados unos 12.000 republicanos españoles. Allí sufrieron un régimen brutal de trabajos forzados, desnutrición, exposición a los elementos y enfermedades que perseguía explotarlos hasta la muerte. Permítanme que llame su atención sobre este extremo: la muerte era el objetivo final que se buscaba y no solo una consecuencia del régimen del campo.
El trabajo forzado, los castigos y las propias condiciones del internamiento eran el modo de ejecutar a los prisioneros. En estos crímenes participaron los querellados Iwan Demianjuk –fallecido durante la tramitación del procedimiento- Johann Leprich, Anton Tittjung y Josias Kumpf. Los cuatro eran miembros de las SS Totenkopf, organización catalogada como organización criminal por el Tribunal de Núremberg, y los cuatro cometieron crímenes contra la Humanidad de los que fueron víctimas, entre otros, republicanos españoles. Unos supervivientes españoles y los familiares de otros iniciaron en 2008 -mediante la interposición de una querella contra esos cuatro guardias, que se amplió después a un quinto, Theodor Szehinsky -el camino de pedir Justicia en España.
Era una etapa más –tardía, pero crucial- en una lucha contra la impunidad que ya dura más de medio siglo.
Al terminar la II Guerra Mundial, los Juicios de Núremberg marcaron un hito en la justicia universal. La condena de 19 jerarcas nazis por crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad brindó al mundo la ocasión de examinar con detalle la extensión del horror nazi, la magnitud del exterminio, el terror de los campos, las fosas, los guetos.
Núremberg no fue el único juicio contra los nazis. Por toda Europa, los países que habían sufrido la ocupación fueron juzgando a los nazis y a sus colaboradores. Junto a ellos, el Estado de Israel expuso ante el mundo el horror del Holocausto durante el proceso contra Adolph Eichmann (1961), en el que las víctimas describieron la destrucción de los judíos de Europa.
Sin embargo, muchos autores, cómplices y cooperadores necesarios en los crímenes de guerra, los crímenes contra la paz, los crímenes contra la Humanidad y el genocidio huyeron, se escondieron y lograron la impunidad. En España, hubo varios que encontraron ayuda, protección y apoyo. Mientras tanto, otros españoles siguieron enfrentándose a los nazis. Algunas páginas de la Segunda Guerra Mundial, se escribieron en español.
Ahí queda el recuerdo de aquellos blindados que –en la tarde-noche del 24 de agosto de 1944 hacia las 21:22 horas- llegaron a la plaza del Ayuntamiento de París como vanguardia del ejército aliado que liberaba la ciudad. En el blindaje, llevaban escritos nombres que les dieron aquellos españoles que seguían en pie de guerra contra los nazis desde 1936: Madrid, Jarama, Ebro, Teruel, Guernica, Belchite, Guadalajara, Brunete y Don Quijote. Nombres que evocaban batallas y héroes de España. Eran los miembros de la IX Compañía, la Nueve, del Regimiento del Chad. Así, la historia de los republicanos de España entronca directamente con la de las víctimas de la Europa de los campos.
La lucha contra la impunidad de los crímenes cometidos durante el III Reich sitúa a Europa ante sus propias contradicciones. Una civilización que se alza sobre la dignidad intrínseca del ser humano no puede consentir la impunidad. Auschwitz –la metáfora que encierra el horror que no puede describirse por completo- pone en cuestión los paradigmas de la Ciencia, la Medicina o el Derecho.
El Reich sigue suponiendo un desafío para que se pueda hablar de Justicia en Europa y, por lo que nos toca, en España. Junto al refugio que se brindó a nazis y colaboradores –Ante Pavelic murió tranquilo en Madrid en 1959 y yace en el cementerio de San Isidro- quedó la impunidad de los crímenes contra la Humanidad sufridos por los españoles en los campos. Parecía evidente que los Tribunales españoles tendrían algo que decir. El propio Juzgado Central de instrucción nº 2 declaró su competencia el 17 de julio de 2008..
Les ahorro las vicisitudes del proceso y su lentitud. En realidad, curiosamente, el mayor obstáculo no fueron los problemas de jurisdicciones extranjeras, ni la lentitud de la tramitación sino un cambio legislativo cuyas consecuencias aún no conocemos por completo.
En efecto, la entrada en vigor de la Ley Orgánica 1/2014, de 3 de marzo, de modificación de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, relativa a la justicia universal, cambió las reglas de juego. Tras la reforma, el legislador ha dispuesto que será competente la jurisdicción española para conocer de los hechos cometidos por españoles o extranjeros fuera del territorio nacional susceptibles de tipificarse según la ley española como delito de Genocidio, Lesa Humanidad o contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, siempre que el procedimiento se dirija contra un español o contra un ciudadano extranjero que resida habitualmente en España, o contra un extranjero que se encontrara en España cuya extradición hubiera sido denegada por las autoridades españolas.
Tras la entrada en vigor, el Juzgado acordó el pasado 14 de abril la conclusión del Sumario y su remisión a la Sala de Lo Penal para que se pronuncie sobre la conclusión del procedimiento por sobreseimiento provisional, sobreseimiento libre o concurrencia de un artículo de previo pronunciamiento. Fue un día triste para la justicia porque se terminaba un sumario que debía dar una respuesta fundada en Derecho –en eso consiste, entre otras cosas, la tutela judicial efectiva- a la petición de Justicia de las víctimas.
A veces, el Derecho se traiciona a sí mismo. Los problemas de la Justicia universal son complejos pero la formulación del cambio legislativo tendría que haberse hecho de otro modo. Es inconcebible que la Jurisdicción española se declare incompetente para juzgar los crímenes cometidos por los nazis contra españoles durante la II Guerra Mundial. Es absurdo pensar que esos españoles deberían haber acudido a los Tribunales de Alemania –en cuyo territorio se cometieron los delitos- antes que a los de su Estado, que tenía ya una norma –ahora modificada- que les reconocía la competencia.
Esta causa no depende de la ideología que uno tenga. No es derechas ni de izquierdas sino de lo que es justo. A estos españoles –y otros miles como ellos- España les ha fallado ya unas cuantas veces. Con esta reforma, y sus consecuencias en este proceso, España ha perdido la ocasión de estar a la altura de la Historia y de la justicia que las víctimas del nazismo merecen. Como recordaba Couture, el deber de un abogado es luchar por el Derecho; pero recomendaba: “el día en que encuentres en conflicto el Derecho con la justicia, lucha por la justicia”. Hoy es uno de esos días.
Por eso, esta columna pide hoy Justicia para los republicanos víctimas del nazismo a quienes una Ley les ha privado de ella.
 

 

 

 

 

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