La única
referencia
que
tenía
del
Turno
de
Oficio
era
la
serie
dirigida
por
el
gran
Antonio
Mercero.
De
esta
manera
podíamos
ver
los
extremos
dentro
de
una
profesión
que
a
día
de
hoy
sigue
siendo
una
de
las
peor
tratadas
dentro
del
ámbito
de
los
servicios
sociales.
Si
bien
este
artículo
pretende
transmitir
la
preparación
casi
semanal
y la
dedicación
que
exige
uno
de
los
mejores
Turnos
de
Oficio
de
Europa.
Mi primer
día
fue
un
encuentro
con
una
realidad
nada
comentada,
totalmente
diferente
a
los
casos
que
uno
lleva
por
libre.
Menos
mal
que
mi
estimado
compañero
Jesús
Andújar
Urrutia
nos
había
prevenido
y
facilitado
el
acceso
a
guardias
antes
de
empezar.
Recordaba
mientras
entraba
en
Plaza
de
Castilla
las
instrucciones
del
compañero
Eduardo
García
Peña
que
insistió
en
que
a
todo
cliente
del
turno
se
le
trata
como
a
uno
más
con
toda
la
atención
que
se
merece.
Así
llegue
a la
sala
del
Colegio
de
Abogados,
donde
las
compañeras
del
Colegio
tenían
todo
preparado
para
poder
subir
al
juzgado,
pero
tal
vez
era
demasiado
pronto.
Me
tocaron
varios
juicios
rápidos
de
alcoholemia
y
era
todo
un
reto
hacerlo
de
la
mejor
manera
posible,
así
que
estudie
uno
a
uno
los
casos
mientras
me
indicaban
los
juzgados
asignados
a
nuestros
procedimientos.
Eran
las
diez
y
directamente
entre
en
sala
porque
aunque
mi
cliente
que
estaba
en
la
puerta
me
juraba
que
no
había
bebido
le
delataba
el
aliento
y un
análisis
doble
de
0,90
en
sangre.
Además
daba
la
casualidad
que
el
etilometro
estaba
homologado
y
revisado
por
el
Instituto
de
Metrología.
El margen
de
maniobra
que
tenemos
es
limitado
pero
siempre
se
puede
conseguir
una
ventaja
para
el
cliente.
Estando
avisado
por
el
de
su
situación
precaria
y
dado
que
tenía
antecedentes,
se
le
iba
a
juzgar
con
toda
la
severidad
del
sistema.
La
opinión
de
la
fiscal
iba
orientada
a la
condena
ejemplarizante
con
una
agravante
por
reincidencia.
Todo
parecía
perdido
hasta
que
pronuncié
la
palabra
trabajos
en
beneficio
de
la
comunidad
en
un
centro
hospitalario.
La
situación
empezó
a
mejorar
para
mi
cliente
puesto
que
podría
cumplir
la
pena
mediante
dos
jornadas
de
trabajo
diarias.
El
resultado
fue
una
sentencia
dictada
en
conformidad
con
una
reducción
de
condena
que
permitió
a mi
cliente
no
incumplirla
y
obtener
el
acceso
a
una
formación
laboral
que
a
día
de
hoy
le
ha
permitido
un
puesto
de
trabajo
La mañana
prosiguió
con
dos
juicios
y
muchas
conversaciones
con
el
personal
del
juzgado,
los
cuales
responden
de
una
manera
sorprendentemente
buena
si
les
tratas
con
educación.
Así
que
ese
es
mi
mejor
consejo
para
poder
llevar
una
guardia
con
la
mejor
diligencia
es
no
crearse
enemigos
y
evitar
que
perjudiquen
a tu
cliente
por
una
mala
actitud.
Al finalizar
la
jornada
de
guardia
a
eso
de
las
tres
de
la
tarde
me
acorde
que
la
mayoría
de
las
actuaciones
no
se
cobrarían
hasta
dentro
de
varios
meses,
y
que
muchas
de
ellas
por
cuestiones
de
tipo
administrativo
(expediente
de
justicia
gratuita),
no
se
iban
abonar
nunca.
Se
imaginan
un
médico
al
que
le
quiten
el
salario
de
las
horas
en
las
que
atiende
a
inmigrantes
o
urgencias
sin
tarjeta
sanitaria.
Llame
al
colegio
para
preguntar
y me
indicaron
que
había
terminado
la
guardia
así
que
marche
al
despacho
acordándome
de
las
mujeres
y
los
hombres
que
trabajan
en
el
Colegio
de
Abogados
de
Madrid,
sin
los
cuales
no
podríamos
hacer
un
trabajo
con
recursos
tan
limitados. |