Son numerosos los días del año que tienen asignados la celebración de un
acontecimiento: el día de la madre, el día del padre, el día de…., ahora tenemos
el 21 de enero, día de la mediación y parece que haya que movilizarse para
recordar su existencia. La mediación, más que tener un día, tendría que tener
los 365 días del año para que fuera más probable elegirla.
Desde que puse en marcha el primero programa de mediación han pasado 25 años
¿Qué ha pasado en todos este tiempo? Se ha ido creando un escenario de
democratización creciente de participación personal, eligiendo el pacto en lugar
del enfrentamiento, donde los principios y procedimientos tradicionales de
solución de los problemas han tocado techo y empieza a cambiar la lógica sobre
la que actúan los distintos actores en una situación de conflicto. El proceso ha
sido largo y lento, quizás porque la mediación ha generado inseguridades por
parte de algunos sectores profesionales, aunque actualmente han confluido varios
elementos que han cambiado ese recelo inicial por un interés creciente de
distintos profesionales, de manera que la mediación está de moda y tiene un día
propio.
Este interés creciente por la mediación en diferentes colectivos profesionales
ha contribuido a un mayor conocimiento y también ha ocasionado una cierta
confusión sobre lo que se entiende por mediación. De igual manera, la
regularización de la mediación, tan demandada por la comunidad de profesionales
mediadores, ha dejado tranquila a una parte de este colectivo, mientras que es
vivido con cierta preocupación por otros mediadores, entre los que me incluyo,
preocupación porque la regulación de la mediación suponga convertirla en un
procedimiento más, privando a la mediación del informalismo, la creatividad y la
confidencialidad que le caracteriza.
De cualquier manera, la realidad es que la mediación ya es conocida por los
profesionales y ahora se necesita que sea conocida por el público, ya que si
esto no se produce, nos podemos encontrar, como ya está ocurriendo, con muchos
mediadores y pocas mediaciones. ¿Cómo dar a conocer la mediación a la población?
Los medios de comunicación tienen un papel muy relevante para transmitir a los
ciudadanos las ventajas de la mediación. También ayudarían a su difusión los
diferentes profesionales, distinguiendo mediación del proceso judicial y de la
terapia y evitando dar orientaciones contrarias al espíritu de la mediación. De
igual manera los jueces, podrían informar sobre la existencia de los servicios
de mediación, información, no imposición, que puede ser decisiva para que las
personas la conozcan y tengan una buena opinión de ella. La información
continuada desde fuentes distintas daría un efecto positivo en el público sobre
qué es y qué nos aporta, contribuyendo no solo a su conocimiento, también a su
elección.
¿QUÉ ES LA MEDIACIÓN?
La mediación es una fórmula pacífica de trabajar los conflictos, una forma de
hacer las cosas que conlleva una mirada comprensiva de las situaciones
conflictivas. Todo esto hace referencia a un aspecto de la mediación, el
método, la manera en la que se trabaja. Otro aspecto de la mediación es la
consecución de un acuerdo, un acuerdo que no es cualquier acuerdo, es un
acuerdo reflexionado, expresión de la voluntad de las partes, que implica a las
personas en su cumplimiento y mantenimiento al sentirse autores y responsables
de ese acuerdo.
El fin y medio están estrechamente relacionados, es decir, el conseguir acuerdos
mediante una fórmula respetuosa y pacífica, nos abre el camino para el tercer
elemento de la mediación, la intervención del tercero, que es el
encargado de proporcionar ese método adecuado para que las personas puedan
aceptarlo como el más idóneo al comprobar que recoge sus intereses, además del
de los otros y que se tiene en cuenta su calidad como personas, sintiéndose
respetados y considerados.
¿QUÉ NOS APORTA LA MEDIACIÓN?
La mediación promueve un cambio mental estableciendo dudas respecto a la
intención perversa del otro, cambiando la idea errónea de que los intereses de
uno son siempre incompatibles con los del otro y que los demás son los que nos
atacan.
La mediación
estimula el pensamiento positivo, lo que hace que los deseos de venganza hacia
el otro desciendan, se tome distancia y se perciba la situación de manera más
equilibrada, pudiendo ver la versión del otro, aunque no se comparta.
La mediación
fomenta un enfoque pacífico, haciendo que se reconozca la propia participación
en el conflicto, la duda sobre la certeza de la versión propia y la existencia
de más de una manera de interpretar lo que ocurre. Se trata de hacer descender
el temor y la desconfianza, tan común en el proceso interactivo conflictivo,
modificando la continua necesidad de protegerse y evitando el ataque como
respuesta defensiva.
La mediación promueve la participación
en la resolución de sus propios conflictos, eleva la satisfacción psicológica de
los participantes, acrecienta su autoestima y fomenta comportamientos de ayuda a
los demás básicos para el desarrollo de una sociedad más justa y solidaria
(Bernal, 1995).
A MODO DE CONCLUSIÓN
Trabajar en mediación requiere, no sólo entrenamiento de ciertas habilidades,
sino un cambio de paradigma de los conflictos y de su resolución por parte de
los profesionales. Difícilmente puede cambiarse el afán de competir por el de
colaborar si los mediadores no hemos asumido la lógica del consenso en lugar de
la confrontación, de ahí la importancia de la formación.
La experiencia de estos años me ha mostrado que la mediación mejora la calidad
de vida, favorece la comprensión del otro, disminuye la intensidad emocional,
cambia actitudes e ideas equivocadas, facilita la autodeterminación y hace
posible la continuidad de la relación, además de conseguir acuerdos.
Si la mediación da respuesta a lo que las partes esperan, que es conseguir
acuerdos, y la forma de hacerlo ofrece respeto e igualdad en el trato, el uso de
la mediación debe ser promovida entre los ciudadanos. Dar a conocer la mediación
es un deber ciudadano. Por eso,
más que tener un día, la mediación necesita los 365 días. |