@LP_Hans
Espero
que
para
todos
este
largo
descanso
estival
haya
sido
de
provecho
y la
vuelta
a la
NORMALIDAD
no
sea
demasiado
dura.
Pensando
en
justo
eso,
volver
a la
NORMALIDAD,
se
me
vuelve
a la
cabeza
el
debate
de
“new
normal”
contra
“old
normal”
que
se
desató
hace
dos
años
y
que
sigue
aunque
no
hay
consenso
sobre
cómo
llamar
al
concepto
de
innovación
en
el
sector
legal.
Paul
Lippe,
en
su
célebre
artículo
en
el
ABA
Journal,
propuso
varios
términos,
desde
“Derecho
2.0”,
“Derecho
colaborativo”
etc.,
y
elaboró
una
checklist
de
diferencias
entre
la
“vieja
NORMALIDAD”
y la
“nueva
NORMALIDAD”
que
deben
servir
como
reflexión
básica
y
para
analizar
si
nos
hemos
quedado
trasnochados.
Ya
que
volvemos
a la
NORMALIDAD,
os
invito
a
volver
ya a
la “nueva”
que
aprovecha
la
tecnología,
que
se
basa
en
Project
Management,
en
mejorar
la
eficacia
y se
vuelca
hacia
el
cliente.
Y de
paso
os
invito
a
certificaros
en
calidad,
porque
establecerá
la
organización
y el
sistema
de
gestión
que
necesitáis
en
la
“nueva
NORMALIDAD”.
Que
la
innovación
es
la
única
forma
de
sobrevivir
para
las
empresas,
nos
están
indicando
infinidad
de
libros
y
artículos.
Que
la
innovación
sea
la
única
forma
de
sobrevivir
para
los
despachos
es
una
realidad.
Para
citar
a mi
amigo
Alfredo:
“Hemos
innovado
mucho
en
los
últimos
años.
Hacemos
Marketing,
tenemos
una
nueva
Web,
estamos
en
todas
las
Redes
Sociales,
¿qué
más
quieres?”
“Es
como
llevar
tu
viejo
coche
al
taller
de
chapa
y
pintura.
Le
quitamos
los
arañazos,
le
colocamos
nuevos
parachoques
y le
volvemos
a
pintar.
Pero
seguirá
gastando
la
misma
cantidad
de
gasolina,
no
tendrá
sistema
de
navegación,
ni
manos
libres
para
el
teléfono,
etc.”
Uno
de
los
mayores
retos
para
los
despachos
es
la
eficiencia
impulsado
por
el
“more
for
less”,
es
importante
mantener
los
costes
a
raya
para
poder
ofrecer
un
servicio
rentable.
El
incremento
de
facturación
nos
sirve
para
poco
si
el
margen
es
cada
vez
menor.
Para
mantener
un
margen
que
garantice
la
supervivencia
del
despacho
como
empresa
hay
que
tomar
en
consideración
también
el
uso
de
la
tecnología
adecuada
(CRM,
programas
de
Project
Management,
tecnología
de
comunicación
como
video
conferencias
o
conferencias
online,
gestión
de
asuntos
compartidos
con
los
clientes,
etc.),
la
distribución
del
trabajo
entre
juniors,
associates,
of-counsels
y
socios
y el
adecuado
análisis
del
trabajo
y
valor
creado
para
el
cliente.
Pero
el
principal
esfuerzo
tiene
que
llegar
en
cambiar
el
chip
en
la
relación
al
cliente,
que
es
alguien
que
nos
aprieta
las
teclas
hasta
superar
la
barrera
del
dolor,
que
nos
es
infiel
a la
primera
y
que
nos
acusa
de
cobrarle
demasiado
o
ser
lentos
en
nuestras
respuestas.
Quizás
cambiar
nuestra
actitud
hacia
el
cliente
sea
lo
más
fácil
para
empezar
el
nuevo
curso
en
la
“nueva
NORMALIDAD”.
No
digo
que
nos
tenemos
que
comprar
ya
un
potente
CRM
(aunque
en
Lawyerpress
empezamos
también
con
esta
herramienta)
o
que
hagamos
una
macro
fiesta
para
invitar
a
los
clientes.
Los
libros
de
consejos
y la
multitud
de
artículos
escritos
por
los
asesores
siempre
dicen
lo
mismo.
Uno
de
las
lecturas
en
el
sentido
de
éste
post
es
el
2015
Client
Advisory
report,
que
publica
la
consultora
Hildebrandt
con
Citi
Group.
Hay
que
escuchar
más
al
cliente,
entender
su
negocio,
conocer
sus
productos,
entender
su
modelo
de
negocio,
entender
el
sector
de
la
industria
donde
está
trabajando,
etc.
Sólo
así
podemos
ofrecer
un
servicio
adecuado
que
permite
aportar
el
valor
que
reflejarán
nuestras
facturas.
Tenemos
que
cambiar
nuestra
forma
de
atender
al
cliente
con
la
perspectiva
de
la
máxima
satisfacción
(recuerdo
la
gestión
de
calidad
de
Qlawyer)
y
que
perciba
el
máximo
valor
aportado
por
nuestro
trabajo.
Sólo
así
nos
recomendará,
nos
volverá
a
encargar
trabajo
y
nos
preferirá
frente
a la
competencia.
La
“nueva
NORMALIDAD”
empieza
con
el
cliente
en
la
cabeza,
no
con
los
asuntos
en
la
mesa. |