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02 de DICIEMBRE de 2015

Control, auditoría y concurso de acreedores

LAWYERPRESS

Por Juan José Cabrera, Socio de Auditoría de AUREN, Oficina de Las Palmas

 

Juan José Cabrera, Socio de Auditoría de AURENPara lograr sus objetivos, así como el buen gobierno corporativo y la eficiencia de sus operaciones, es necesario que toda empresa o entidad tengan implantado y en funcionamiento un adecuado sistema de control interno. La ausencia del mismo, o la concurrencia de deficiencias en aspectos relevantes, supondrá debilidades que contribuirán al fracaso de las metas y de los fines perseguidos, a tener que soportar y acumular quebrantos y, con bastante probabilidad, al caos y a dificultades para continuar con las actividades.

De acuerdo con lo establecido por las Normas Internacionales de Auditoría emitidas por la IFAC, adaptadas y de obligatoriedad en España, los cinco componentes principales de un adecuado sistema de control interno a observar y a tener implantados por cualquier entidad abarcarían: el “Entorno de Control”, entendiendo por ello -básicamente- la actividad favorable hacia la cultura empresarial correcta, la conciencia de control, el comportamiento ético y otros factores como las competencias y capacidades; “El Proceso de Valoración del Riesgo de la Entidad”, identificando y valorando los riesgos y estableciendo las acciones para mitigar o reducir los mismos; “El Sistema de Información”, que supondría mantener unos procesos de actividad competentes, con sus controles efectivos y la emisión de información económico-financiera sobre la que se puedan tomar decisiones adecuadas; “Las Actividades de Control”, que conllevan, entre otros, el sistema de autorizaciones y ejecución de operaciones, la segregación de funciones y otros aspectos; y, por último, “El Monitoring” o supervisión global y continuado del funcionamiento efectivo del sistema de control interno.

En las pequeñas y medianas empresas o entidades, el mantenimiento de un adecuado sistema de control interno (formalizado) se complica debido a la existencia de pocos empleados. Esto se traduce en una carencia de segregación de funciones, e igualmente en una simplificación del funcionamiento del sistema, con ausencia, en muchos casos, de documentación sobre los controles internos existentes.

No obstante, estas carencias o aparentes debilidades en el sistema de control interno pueden y deben ser suplidas con la implementación de dos aspectos de especial importancia: en primer lugar, ejerciendo una actividad íntegra y honesta, así como una competencia alta y un control continuo por parte de los accionistas-administradores, lo que devendría en un entorno de control efectivo. Por otro lado, casi como una consecuencia de lo anterior, se debería procurar una competencia alta del personal del área de Administración y Contabilidad, así como la comunicación fluida de información para la toma de decisiones, lo que devendría igualmente en un sistema de información efectivo.

Los problemas se ponen de manifiesto en aquellas pequeñas y medianas empresas o entidades en las que los accionistas-administradores no prestan especial atención a esta conciencia de control, ni presionan o ejercen las acciones oportunas para disponer de un sistema de información que permita una adecuada toma de decisiones. La capacidad de emprender negocios y la visión comercial son el motor de las empresas y entidades, pero deben ir acompañados de otras acciones que conduzcan al logro de los objetivos y, entre éstas, tiene especial relevancia el mantener un sistema adecuado de control interno, con un entorno de control y un sistema de información en condiciones. Si los accionistas-administradores no se sienten capacitados para ello, han de tener la habilidad suficiente para integrar en sus organizaciones a profesionales preparados a nivel de Dirección General y de Dirección Administrativa Financiera, e igualmente, apoyarse en el valor añadido que pueden aportar los auditores y los asesores externos.

La auditoría externa, incluso voluntaria, toma especial relevancia en la aportación de valor en dichas circunstancias, pues además de constituir una herramienta que transmite como resultado fiabilidad y transparencia de información ante terceros, contribuye a la adopción de mejoras internas. Todo esto, a través de recomendaciones para superar posibles debilidades del sistema de control interno, e igualmente impulsando superación al propio personal de la entidad auditada, que conoce que su trabajo en las áreas financiera, administrativa y contable va a ser objeto de evaluación periódica con motivo de los trabajos de auditoría.

Por tanto, los accionistas-administradores de estas organizaciones tienen la opción de ejercer ese necesario entorno de control favorable, así como de hacer un uso adecuado del necesario sistema de información, bien por sí mismos, o bien mediante los profesionales colaboradores necesarios. Esto contribuye al fortalecimiento y al logro de los objetivos; o por el contrario, en casos de dejadez, ante circunstancias de deterioro y de competencia alta del mercado, lleva a desconocer su situación, a no poder tomar decisiones clave de forma puntual y a sucumbir irremediablemente ante el cúmulo de circunstancias adversas.

Los últimos años de crisis económica en España han corroborado la realidad de las situaciones expuestas, lo que se demuestra en el hecho de que numerosas empresas o entidades de pequeño y mediano tamaño han entrado en Concurso de Acreedores. En muchos casos, y tras el análisis efectuado por la Administración Concursal, se han puesto de manifiesto las deficiencias de ese entorno de control y del sistema de información cuya responsabilidad recaía en los accionistas-administradores. Ello se ha traducido en ineficiencia en la gestión y, adicionalmente, en el incumplimiento de deberes y formalidades en el sistema contable. Es decir, en el incumplimiento del referido sistema de información, llegando a desembocar en irregularidades contables relevantes que, junto con otros incumplimientos, han desembocado en concurso culpable, al haber podido contribuir al agravamiento de la insolvencia, con derivación de responsabilidad para dichos administradores.

 

 

 

 
 
 

 

 

 
 
 
 
 
 
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