El Colegio de Abogados de Málaga ha acogido la presentación del libro
‘Cuando siempre era verano’ (Ediciones Miguel Sánchez), del magistrado del
Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y profesor de Derecho en
la Universidad de Granada, Miguel Pasquau. En el acto han participado,
además del autor, el decano de la institución colegial, Francisco Javier
Lara, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.
En la presentación, el decano ha puesto de manifiesto la relación histórica
entre Derecho y Literatura y ha recordado que Pasquau siempre se ha mostrado
dispuesto a colaborar con el Colegio de Abogados de Málaga y con el Tribunal
Arbitral de Málaga en materia de formación.
Por su parte, el alcalde ha destacado que el autor, además de un jurista de
reconocido prestigio con vocación por la docencia, es capaz de tener tiempo
para “buscar historias e introducirlas en este hermoso libro”.
El autor ha explicado que la novela no es apta para lectores con menos de 35
o 40 años. No porque haya sexo o violencia, que no es el caso, sino porque
“lo que le pasa al personaje no es fácil que lo entienda una persona que no
tenga esa edad. Pasquau ha apuntado que la el libro “no hurga en el lado
oscuro ni en la cara oculta” de los personajes, sino que “predomina la
virtud”.
Sinopsis
Una mujer inquietantemente atractiva aborda, por alguna razón que no acaba
de desvelar, al profesor Juan Zaldaña en un curso de verano. Es la noche de
San Lorenzo, y ambos terminan en un acantilado mirando las estrellas. La
conversación fluye, y va conduciendo al profesor a los remotos veranos de su
infancia y su adolescencia en la casa familiar de Pinos de Duero.
En el escenario de aquellos anchos veranos sin calendario se van cruzando
las historias de dos generaciones: la de quienes habían vivido la guerra y
transitaban, como España misma, desde la pujanza de su madurez y la quietud
estable del régimen franquista, a su deterioro por envejecimiento; y la de
sus hijos, que iban buscando con naturalidad su lugar en el mundo.
Cuando siempre era verano no sólo es una impetuosa invitación a mirar atrás
y dejarse alcanzar por el propio pasado. Es, también, la recreación sin
simplificaciones de aquella España de los 60 y 70 que empezaba a agrietarse
con mucha menos resistencia que la que parecía prometer la entereza de la
casa de Pinos de Duero donde fueron posibles tantas mañanas, tardes y noches
de plenitud.
El autor
Miguel Pasquau Liaño (Úbeda, 1959) es magistrado del TSJA y profesor de
Derecho en la Universidad de Granada. Jurista de oficio, escritor por
afición y padre de tres hijos por vocación, volcó durante mucho tiempo su
afición literaria en narraciones breves, en más de un centenar de artículos
publicados en prensa y, a partir de 2011, en un blog personal (‘Es peligroso
asomarse’,
www.migueldeesponera.blogspot.com).
Se estrenó como novelista con ‘Recuerda que yo no existo’ (Arcopress, 2014),
un thriller moral en el que dejó marcadas las fortalezas de su estilo
literario: su capacidad para construir personajes y para describir las
emociones y los estados del alma. Con ‘Cuando siempre era verano’, finalista
de la XXII edición del Premio Jaén de novela, ahonda en uno de los
sentimientos más universales: el reconocimiento de todo lo que uno ha
recibido de su estirpe, de la que sólo es su último eslabón, y la
importancia del patrimonio afectivo acumulado en el pasado.