CMS Albiñana & Suárez de Lezo ha organizado una jornada de debate sobre las
posibles consecuencias del Brexit para la economía europea y para las empresas
españolas. El encuentro, presentado por el socio director del despacho César
Albiñana, ha sido inaugurado por el Secretario de Estado para la Unión
Europea, Fernando Eguidazu Palacios, y ha contado con las intervenciones de
los secretarios generales de Grupo Santander y de Telefónica,
Jaime Pérez Renovales y Ramiro Sánchez de Lerín, y de los socios de CMS en
Londres, Simon Morris y Chris Watson, expertos en regulación financiera y
telecomunicaciones, moderados por la socio de CMS María Guinot.
La Jornada ha reunido a grandes empresas españolas de todos los sectores y a
socios de CMS en España, que han debatido sobre la incertidumbre generada por
este proceso y sobre las principales preocupaciones que suscita no sólo para los
británicos y para las compañías que operan en Gran Bretaña, sino para el resto
de los actores públicos y privados de la Unión Europea y, naturalmente, de
España.
Todo ello en un escenario en el que la Unión, tras la reunión del Consejo
europeo celebrada el 18 y 19 de febrero, alcanzó un acuerdo que, en líneas
generales, vino a dar respuesta a los requerimientos formulados por el Reino
Unido para favorecer su continuidad como miembro de la Unión al asegurarle su
desvinculación de una “unión más estrecha”.
En este sentido, el Secretario de Estado para la Unión Europea, tras
exponer las causas que han conducido al referéndum, los mecanismos de
desvinculación previstos en los Tratados y las eventuales consecuencias que la
salida de la Unión podría suponer para el Reino Unido en los ámbitos jurídico,
económico y político, ha puesto de manifiesto la relevancia de las aportaciones
de este país al acervo comunitario y al proceso de construcción europea.
En la reunión se han examinado los numerosos datos que se están acumulando sobre
los efectos que la salida del Reino Unido de la UE puede tener sobre la economía
británica. Muchos no coinciden por las campañas contrapuestas de los partidarios
del “sí” o del “no”, pero a ellos se vienen sumando últimamente análisis que,
como los de la OCDE o el FMI, por no mencionar a agencias privadas como Moody´s,
están advirtiendo de consecuencias graves como el alto coste que el Brexit puede
tener para cada familia británica, la posible caída de la libra que el mercado
estima que puede superar un 20%, la contracción de la inversión y la
contratación, o la recolocación de negocios en otros países y la posible pérdida
de empleos. También se avisa de inflación y de recesión.
Desde esta perspectiva del Reino Unido, los socios británicos de CMS, Simon
Morris y Chris Watson, han destacado las dudas que plantean, tanto el proceso de
desvinculación de la Unión como la posterior definición del estatus del Reino
Unido en sus relaciones comerciales con los Estados Miembros y el Mercado Único.
Además, para los juristas, existe gran incertidumbre en cuestiones vitales como
el efecto que podría tener la salida con relación a todo el conjunto de normas
emanadas de la UE que conforman el régimen jurídico británico, o el proceso de
negociación en el que habrán de consolidarse las reglas para la salida –que
puede durar hasta dos años y que, en su caso, sería coetáneo a la negociación
sobre la relación del Reino Unido con la UE-. Muchos productos que el Reino
Unido exporta a la UE pertenecen a sectores protegidos con grandes aranceles,
por lo que le resultaría indispensable un nuevo acuerdo comercial.
Ello va a afectar a derechos y obligaciones concretos, desde el acceso al
mercado único, hasta la seguridad trasfronteriza, pasando por la carta sanitaria
europea, los derechos de pesca o los fondos regionales, por mencionar solo
algunos ejemplos.
Los expertos han examinado también los posibles efectos de la salida en toda la
economía europea y, particularmente, en las empresas españolas, porque, al
margen de los posibles efectos internos para la economía británica, no se trata
ni mucho menos de un asunto meramente nacional. Afecta a la balanza comercial
de Gran Bretaña con todos los países europeos. Afecta a la inversión directa y a
los flujos poblacionales. Afecta a decenas de empresas europeas que operan allí.
Y afecta, obviamente, al propio fundamento del proyecto europeo; una Europa que
además de verse privada de uno de sus componentes fundamentales (estaría en
juego, por ejemplo, la capitalidad financiera de Europa), podría asistir a un
proceso dominó, atractivo para más de un movimiento populista, que acabe por
cuestionar la propia integración europea en su conjunto.
En este escenario, algunos intervinientes han coincidido en afirmar que ya la
propia sensación de división constituye una fractura importante, y que, aún con
un voto favorable a la permanencia en la UE, puede estar ya afectado
significativamente el modelo de construcción europea, al propiciarse dos
categorías de Estados, unos sujetos a las condiciones de una unión cada vez más
estrecha y otros dispuestos a negociar su propio estatus limitado.
En cuanto a las empresas españolas, el Brexit afecta principalmente a sectores
como el financiero o las telecomunicaciones, significativamente representados en
las Jornadas.
El secretario general de Grupo Santander, Jaime Pérez Renovales, ha señalado la
importancia que el pasaporte comunitario ha adquirido en el sector de los
servicios financieros, en el que la importancia creciente de la digitalización
ha determinado que cada vez sean más las entidades que actúan en régimen de
libre prestación de servicios y sin establecimiento permanente, cuya situación
se vería fuertemente impactada por la salida de Reino Unido de la Unión Europea.
Por su parte el secretario general de Telefónica, Ramiro Sánchez de Lerín ha
efectuado un detallado análisis de cuáles serían las consecuencias económicas,
tanto para el propio Reino Unido, como para la Unión, de la posible
desvinculación.
Si bien los sectores financiero y de las telecomunicaciones pueden ser los
principalmente afectados, dada su concentración y globalización, es indudable
que pueden verse también muy afectados empresas españolas de construcción de
infraestructura, de servicios o de energías renovables que han elegido el
mercado británico como espacio preferente de inversión. Los vínculos entre
nuestros dos países son muy intensos en otros muchos sectores como la moda, el
turismo, la emigración o el transporte aéreo. Con datos del ICEX cerrados de
2013, España exportó a Reino Unido 13.329 millones de libras e importó por valor
de más de 8 mil millones. Y Reino Unido es el principal destino para la
inversión española en el extranjero, con un 14% de la inversión directa
española, que ronda los 50.000 millones de euros.
Por realidades como estas, los ponentes recordaron que hay ya compañías
españolas con intereses en suelo británico y filiales británicas de grupos
españoles que han respaldado públicamente la continuidad del Reino Unido en la
UE.
Como última conclusión de la Jornada ha quedado la exigencia de que todos tomen
conciencia de estar seriamente implicados por todo lo que decidan los británicos
el próximo 23 de junio, la consecuente necesidad de que cada cual prepare
concienzudamente cómo actuar ante un resultado afirmativo en el referéndum, y la
comprobación, realmente importante, de que las compañías españolas han elaborado
o están ultimando planes ante la eventualidad, no deseada pero posible, de que
se consume tal contingencia.