Los ganaderos gallegos dejaron de ingresar 2.400 euros por vaca a raíz de las prácticas del cártel lácteo

Publicado el viernes, 26 junio 2020

Las reclamaciones de los ganaderos gallegos al llamado “cártel lácteo” ascenderán a centenares de millones de euros ya que, según el informe elaborado por Caruncho, Tomé & Judel, cada explotación dejó de ingresar 2.400 euros por cada vaca por todos los años en el que las empresas realizaron las prácticas ilegales.

De acuerdo con la sanción de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), la reclamación de los ganaderos se puede extender a las entregas de leche realizadas durante los años comprendidos entre 2000 y 2013 a las empresas sancionadas  -Asociación de Empresas Lácteas de Galicia (AELGA), Calidad Pascual, Central Lechera de Galicia (CELEGA), Corporación Alimentaria Peñasanta (CAPSA), Danone, Gremio de Industrias Lácteas de Cataluña (GIL), Grupo Lactalis Iberia, Nestlé España, Industrias Lácteas de Granada (Puleva) y Schreiber Food España-. La práctica totalidad de las explotaciones ganaderas gallegas han sido afectadas por estas prácticas, ya que el sector lácteo gallego está operado por cuatro grandes industrias: Leche Río, Leche Celta, Feiraco y Lactalis. Todas ellas han sido expedientadas, pero en el caso de las tres primeras, sus infracciones ya han prescrito, por lo que sólo podrán reclamar al amparo de la resolución sancionadora los ganaderos que trabajan con Lactalis. Esta compañía recogía en Galicia de manera diaria un total de 1,5 millones de litros de leche, más de 540 millones de litros al año.

El informe pericial elaborado por Caruncho, Tomé & Judel tiene en cuenta los principales aspectos en los que se basa la sanción de la CNMC y los modelos económicos de cálculo que le permiten obtener una cuantificación individualizada del importe a reclamar por cada ganadero a las empresas lácteas pertenecientes al cártel. Galicia es la comunidad más afectada en España por las prácticas del cártel de la leche. Es la octava región láctea a nivel europeo, concentra el 55% de las explotaciones lácteas de España y produce cerca de la mitad de la leche, pero sus granjas son las que menos cobran.

“De las 32.000 explotaciones ganaderas que había en el año 2000 hemos pasado a las 6.000 actuales, el cártel lácteo ha sido responsable directo del cierre de muchas de estas explotaciones por sus prácticas abusivas. Convirtieron al sector en un negocio insostenible mientras las empresas se enriquecían.”, señala Ignacio Caruncho, Socio Director de Caruncho, Tomé & Judel Abogados.

Pueden reclamar todas las explotaciones ganaderas, tanto las que mantienen su actividad como las que han cerrado en los últimos años. Son miles de explotaciones y decenas de miles el número de vacas afectadas, si multiplicamos los importes por cada vaca y por cada año, estamos hablando de cientos de millones de euros que pueden ser reclamados.

El cártel lácteo

La Asociación de Empresas Lácteas de Galicia (AELGA), Calidad Pascual, Central Lechera de Galicia (CELEGA), Corporación Alimentaria Peñasanta (CAPSA), Danone, el Gremio de Industrias Lácteas de Cataluña (GIL), Grupo Lactalis Iberia, Nestlé España, Industrias Lácteas de Granada (Puleva) y Schreiber Food España han participado y han sido sancionadas por las infracciones cometidas. Industrias Lácteas Asturianas (ILAS), Leche Río, Feiraco, Leche Celta, Forlactaria y Central Lechera Asturiana también han participado en este cártel pero sus infracciones ya prescribieron.

Las prácticas anticompetitivas llevadas a cabo por estas empresas lácteas han sido el intercambio de información sensible, a nivel nacional y regional, sobre los precios de compra de leche cruda de vaca y sobre los volúmenes de compra de ganaderos y excedentes de la leche.

Los productores afectados sospecharon de la existencia de algunos acuerdos entre las industrias compradoras, dados los obstáculos a la hora de cambiar de comprador. La información que resulta del expediente tramitado por Competencia indica la existencia de una estrategia de acuerdo de precios de compra de la leche cruda por parte de las empresas transformadoras que se basa en el liderazgo de precios. Las empresas evitan competir en precios entre sí, y siguen a un líder que es quien impone el precio. Este precio se mantiene resultando beneficioso para todas las empresas transformadoras y perjudica notablemente a los ganaderos. Estos precios se fijan mediante un sistema rotatorio que dificulta la detección de la práctica, pues nunca es el mismo comprador quien establece el precio.

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