#NoSoloAcusamos también comunicamos – entrevista a Susana Gisbert

Publicado el miércoles, 22 julio 2020

Escarlata Gutiérrez Mayo, Fiscal – No solo acusamos.

Escarlata Gutierrez y Susanna Gisbert

 

Uno de los motivos por los que comencé a escribir la sección #NoSoloAcusamos fue para dar a conocer las funciones más desconocidas que realizamos los Fiscales, en particular fuera del ámbito penal. Después de haber publicado varios artículos semanales sobre esta cuestión, he pensado que una forma diferente de acercar a los ciudadanos y a los operadores jurídicos nuestra figura es entrevistar a compañeros que nos aporten su experiencia y visión sobre alguna materia concreta de nuestra institución. Además, el Ministerio Fiscal está compuesto de profesionales altamente cualificados que realizan una importante labor callada, que merece ser puesta en valor.

Tenía que empezar con la gran Susana Gisbert, compañera y amiga, que es referente en materia de comunicación, pues ha sido de las primeras en lanzarse a la labor divulgativa, a través de las redes sociales (@gisb_sus) y de su blog (conmitogaymistacones.com), abriendo el camino a muchos otros que vinimos después. Además de sus conocimientos jurídicos y su lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, es un ejemplo de generosidad, con sus compañeros y con los ciudadanos, dedicándose a divulgar cada vez que tiene ocasión.

Es imposible resumir su amplio CV en unas líneas, pero como puntos esenciales podemos destacar que nuestra compañera ingresó en la Carrera Fiscal en el año 1992. Ha formado parte de la Sección Especializada contra la Violencia de Género de la Fiscalía Provincial de Valencia desde su creación en 2005 y es la Fiscal Delegada contra los Delitos de Odio de dicha Fiscalía desde mayo de 2019. Ha pertenecido también a las secciones de Jurado, contra la criminalidad informática y de protección y tutela de las víctimas. Igualmente ha sido Portavoz de la Fiscalía Provincial de Valencia durante 11 años (desde junio de 2008 hasta mayo de 2019) y ha pertenecido a nuestro órgano electo, el Consejo Fiscal entre 1999 y 2000. Además de Fiscal es escritora de ficción, habiendo publicado varias novelas, la última de ellas, No me obligues, en febrero de 2019.

Susana Gisbert ha realizado muchas entrevistas y artículos, pero en estas líneas he querido preguntarle por tres cuestiones esenciales: 1) la importancia de la comunicación dentro del Ministerio Fiscal, 2) nuestro papel como defensores de las víctimas y 3) las reformas que considera más necesarias en nuestra institución.

¿Qué importancia crees que tiene la comunicación en cualquier institución?

Creo que a día de hoy en una de las cosas más importantes. Del mismo modo que nuestra sociedad ha evolucionado hasta convertirse en la sociedad de la información que es hoy, las instituciones deben hacerlo. Nos jugamos, nada más y nada menos, que la imagen que la ciudadanía tiene de la institución. No hay más que consultar los datos sobre valoración de las instituciones y/o profesiones para comprobar que cuanto mejor y más transparente es la política de comunicación de la institución de que se trata, mejor es su percepción por la ciudadanía.

¿Qué desafíos y obstáculos existen en la comunicación institucional del Ministerio Fiscal?

Hay un largo camino por recorrer, aunque en los últimos tiempos se ha avanzado más de lo que se había hecho. La Instrucción 3/2005 de la Fiscalía General del Estado fue un hito, pero no siempre se han cumplido sus recomendaciones –por ejemplo, las fiscalías con figura de portavoz individualizada son las menos- y, además, reflejaba una realidad que ha cambiado mucho. Habría que abordar temas como la eclosión de las redes sociales, las fake news y el papel de la fiscalía en la comunicación. Como dato a tener en cuenta a modo de ejemplo, pensemos que la cuenta de Twitter de la Fiscalía General del Estado es de marzo de 2018, muy joven en relación a cualquier otra institución, la del CEJ es poco tiempo anterior y carecemos de cuentas de cada fiscalía como tienen los TSJ, además de que la del Consejo Fiscal está inactiva desde hace años.

De otra parte, las portavocías carecen de medios y sus titulares de valoración más allá del mero voluntarismo, ni siquiera las estadísticas otorgan punto a su trabajo y el apartado referente a las mismas en la Memoria de cada Fiscalía Superior es voluntario, por lo que deviene inexistente casi siempre.

¿Crees que está relacionado nuestro prestigio y peso institucional con la comunicación?

Estoy absolutamente convencida. Siempre he dicho, y lo mantengo, que no sabemos vendernos. Es necesaria una herramienta para salir al paso de modo oficial de rumores, malas interpretaciones o, directamente, mentiras, sobre la actuación de la Fiscalía en general, o en determinados asuntos. Es muy encomiable la labor de fiscales particulares que desde sus cuentas de redes o en medios de comunicación hacen pedagogía sobre el Ministerio Fiscal, pero se echa en falta una labor institucional e incluso un apoyo explícito a esas actuaciones particulares.

Estás en la especialidad de violencia de género y eres la Fiscal Delegada de delitos de odio en la Fiscalía Provincial de Valencia, ¿Cómo se concreta en la práctica el papel del fiscal como protector de los más vulnerables?

Es una de las labores más importantes de la Fiscalía y de las más desconocidas. La sociedad debería conocer que lo que hacemos va mucho más allá de acusar cuando procede y que, además la especialización del Ministerio Fiscal puede devenir un instrumento fundamental para esta protección. Hay gente que desconoce cosas tan básicas e importantes como que se pude denunciar ante Fiscalía o que el Ministerio Fiscal puede solicitar órdenes de protección incluso si la víctima se opone a ello, si entiende que es necesario

Y, sin duda, para dar a conocer todas estas cosas es imprescindible una política de comunicación eficiente y eficaz.

Si pudieses cambiar solo 3 cosas dentro del Ministerio Fiscal, ¿cuáles serían? 

La primera sería, sin duda, la manera de acometer la política de comunicación. Como dije antes, urge saber “vendernos” y que la sociedad nos perciba como una figura cercana y moderna, alejada de las torres de marfil de otro tiempo

La segunda sería su anquilosamiento organizativo. Tenemos la misma estructura que en el siglo XIX en que el escalafón es todo. Sin quitar importancia a la antigüedad, el mérito y la capacidad van mucho más allá, y no tenerlo en cuenta puede resultar desmotivador para los y las fiscales.

La tercera sería una potenciación de la figura del Consejo Fiscal, un gran desconocido para la opinión pública y un órgano al que se le podría sacar mucho más partido.

De propina, propondría un debate mucho más amplio sobre el sistema de designación del Fiscal General del Estado.

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