Un largo camino hacia la igualdad

Publicado el jueves, 24 marzo 2022

Susana Santos, responsable del área de Talento Jurídico Fundación Mutualidad Abogacía.

Susana Santos

Las mujeres en la abogacía caminan hacia la paridad. En los últimos años, las profesionales del sector se han incrementado, representando casi la mitad de las personas ejercientes, y el Grado en Derecho se impone como una de las titulaciones con mayor presencia femenina. Sin embargo, la igualdad no solo tiene que ver con la alcanzar la equidad numérica.

Para tener una fotografía certera sobre el escenario de la abogacía en términos de igualdad, debemos plantearnos dónde se encuentran sus profesionales, y qué posiciones ocupan en las estructuras académicas, colegiales y empresariales, y, para ello, hay que evaluar su grado de participación y toma de decisiones como un indicador que nos acerca más a la situación real y a las posibles brechas existentes entre los géneros. Con esa imagen, podemos decir que las abogadas aún se encuentran al principio de un largo sendero hacia el equilibrio en comparación con sus compañeros varones. Las abogadas tienen una representación abismalmente inferior en puestos de dirección de despachos y corporaciones, siendo un escaso 14% de las decanas de los Colegios de la Abogacía, un 5% de los socios directores de los despachos y un 18% de las rectoras de las Universidades. Son, pues, buena parte de la base sobre la que se apoya el sector, pero su estatus en la cumbre es poco más que simbólico. No debe extrañar, por tanto, que ellas se muestren menos optimistas que sus compañeros en relación con la igualdad en este ámbito, y debería hacer reflexionar sobre la evidente pérdida de talento que implica que las abogadas no estén promocionando ni ejerciendo su potencial liderazgo.

El sector se enfrenta al dilema de mantener sus estructuras o encaminarse hacia un cambio cultural que implique una mayor diversidad de perfiles y adopte una mayor flexibilidad. La conciliación de la vida familiar y personal sigue percibiéndose como el mayor escollo para el ascenso profesional de las mujeres y supone una barrera para la captación de talento joven, con unas inquietudes y unas aspiraciones muy diferentes a las que mostraban los y las jóvenes hasta hace solo una década. Los estudios elaborados sobre la materia nos indican que las medidas a favor de la igualdad no parecen ser suficientes para romper el techo de cristal que se construye y que se ve reforzado en el momento en el que la maternidad entra en la ecuación. Esos estudios también ponen en evidencia que despachos, empresas y administraciones públicas tienen una asignatura pendiente en relación con la apuesta por las habilidades y competencias personales como elemento central de crecimiento y avance del sector.

En relación con las mujeres emprendedoras del ámbito legal, Fundación Mutualidad Abogacía ha recogido, a través del informe Mujeres y emprendimiento digital en el sector Legal, algunos datos que nos devuelven la necesidad de definir el propio concepto de lo que es, y lo que no, el emprendimiento jurídico, así como reflexionar y atender a las barreras internas y a los sesgos que operan en la elección profesional y personal de las mujeres abogadas. Así, puede observarse la necesidad de seguir trabajando en el empoderamiento de las profesionales para paliar la autopercepción negativa respecto a sus capacidades y posibilidades de éxito como emprendedoras. Para ello, se vuelve imprescindible incidir en la creación de referentes profesionales y relatar sus historias como tarea fundamental a nivel de construcción simbólica para las nuevas generaciones. En el estudio de Fundación Mutualidad Abogacía se ha contado con voces de emprendedoras, intraemprendedoras, académicas, socias de importantes firmas y líderes. Todas ellas han dibujado sus trayectorias, describiendo las principales dificultades a las que se han enfrentado, y alentando a otras mujeres a despegarse de los “suelos pegajosos” que impiden su crecimiento profesional. Este estudio quiere luchar contra el síndrome de la impostora y la inseguridad en la toma de decisiones con precisos espejos en los que las abogadas y emprendedoras legales puedan reflejarse, rompiendo con una narrativa de soledad ante las dificultades que van a encontrarse.

Así mismo, programas como el Lab de Emprendimiento Jurídico, la preincubadora e incubadora para el sector legal de Fundación Mutualidad Abogacía, suponen una apuesta proactiva por fomentar una mayor igualdad en la industria. En sus dos años de andadura (y cuando está en fase de captación de su tercera edición), puede asegurarse que goza de una buena salud en lo referido, no solo a participación femenina (siendo ligeramente superior en el caso de las mujeres y considerando que el emprendimiento es un ámbito en el que están infrarrepresentadas), sino también en lo que tiene que ver con su rol como mentoras, formadoras y capitanas de los equipos de trabajo. Por tanto, no solo se ha perseguido que las mujeres participen en equilibrio con los varones, sino que lo hagan en todas las escalas y niveles en los proyectos de emprendimiento.

La reflexión a nivel cuantitativo y cualitativo llevada a cabo en el marco de este informe de Fundación nos hace seguir reforzando la necesidad de diseñar los programas con una mirada consciente a las desigualdades estructurales del sector y a la inercia que las alimenta, y tomar medidas proactivas que vayan allanando el camino hasta alcanzar una igualdad real, fomentando el aprovechamiento de todo el talento para ponerlo al servicio común.

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