"Cuando
flaqueen
tus
piernas...
tira
de
cabeza
y
corazón
para
alcanzar
la
meta"
Hay
quien
habla
de
la
fiebre
del
running.
Yo
hablo
de
ganas
de
superación.
Empecé
a
correr
tras
una
importante
ruptura
amorosa,
hace
apenas
dos
años,
consciente
de
que
los
grandes
cambios
siempre
vienen
acompañados
de
una
fuerte
sacudida.
Necesitaba
un
espacio
nuevo
en
el
que
encontrarme,
cargar
pilas
con
el
chute
de
energía
que
siempre
provoca
la
práctica
de
deporte,
pero
jamás
me
había
enfrentado
a
calzarme
unas
zapatillas
y
salir
al
asfalto.
Me
lo
propuse
y
probé,
me
comprometí
a
salir
15
días
seguidos
a
ver
lo
que
aguantaba.
Los
primeros
días
fueron
un
drama,
siendo
muy
deportista
no
entendía
cómo
podía
aguantar
tan
poco,
pero
como
a
tozuda
no
me
gana
nadie
seguí
con
los
días
que
me
faltaban
hasta
mi
meta...y
lo
conseguí!
No
sólo
llegar
a
esos
15
sino
ver
que
mejoraba
y me
enganchaba
a
una
práctica
que
hoy
ocupa
grandes
retos,
momentos,
sensaciones,
amigos
e
ilusiones
en
mi
vida.
He
cambiado
las
revistas
de
moda
por
las
de
running;
el
querer
adelgazar
por
coquetería
a
querer
hacerlo
para
sentirme
más
ligera
y
correr
mejor;
incluido
en
mi
dieta
el
magnesio,
colágeno
y
acido
hialurónico
al
mismo
nivel
de
mi
zumo
de
naranja
diario;
creado
grupos
de
amigos
a
quienes
nos
une
la
pasión
por
este
deporte
(Santi,
Rafa,
Ferrán,
Fernando,
Augusto,
Oscar,
Carlos,
Ángel,
David,
Alberto,
Víctor,
Christophe,
Erica,
Lara,
Miguel,
Bea…y
los
que
me
dejo
sin
citar);
destinado
un
gran
espacio
de
mi
armario
a
prendas
técnicas
y
gadgets
de
corredores;
visitado
unos
cuantos
fisios
y,
entre
otras
cosas,
he
realizado
viajes
por
suponer
grandes
retos
como
la
DesertRun
en
Marruecos
el
año
pasado
o el
último
que
quería
compartir
con
vosotros
por
lo
mucho
que
ha
significado
para
mí:
la
Marathon
de
NYC
el
pasado
2 de
noviembre...sin
palabras!!
Fue
colgarme
la
medalla
de
finisher
y
sentir
la
palabra
"superación"
tatuada
a
fuego
lento
en
mi
piel.
No
iba
suficientemente
preparada,
había
salido
de
una
lesión
de
meses
en
los
que
no
había
podido
correr,
era
mi
primera
marathon,
dura
como
ella
sola
por
el
madrugón
que
había
que
hacer
para
llegar
al
punto
de
salida,
las
largas
horas
de
espera
allí
al
frío,
viento
y
sensación
térmica
de
-3º
y
los
nervios
de
no
saber
cómo
iban
a
reaccionar
mi
cuerpo
y
cabeza
por
no
haberme
probado
nunca
en
una
carrera
como
esa.
Pero
ya
en
el
cajón
de
salida
con
Albert,
Fran
y
Marta
(único
con
vosotros!),
visualizando
el
puente
de
Verrazano,
suena
el
disparo
y
comienza
a
sonar
la
mítica
canción
de
Frank
Sinatra
New
York
New
York...escalofrío,
piel
de
gallina
y a
correr:
cuánta
emoción
contenida!!
disfruté
muchísimo
con
el
calor
de
la
gente
que
animaba
a
los
corredores
(especial
agradecimiento
a
Fernando
Gallardo,
que
me
esperaba
con
una
gran
pancarta
y
fuerte
abrazo
en
dos
puntos
del
recorrido),
con
los
consejos
de
Rafa
Vega,
haciendo
kms
en
una
ciudad
tan
impresionante
como
NYC,
mirando
cómo
se
iban
sumando
las
millas
en
mi
reloj
con
la
mejor
de
mis
sonrisas
mientras
pensaba
en
el
apoyo
esencial
que
familia
y
amigos
me
habíais
brindado,...hasta
que
llegó
el
famoso
“muro”
a
los
30km,
mis
piernas
comenzaron
a
flaquear
y a
partir
del
km
36
tuve
que
tirar
de
cabeza
y
corazón
para
conseguirlo.
En
los
últimos
kms,
os
aseguro
que
fue
realmente
duro
el
dolor
que
sentía
en
mis
piernas
y
pies,
me
repetía
a mí
misma
que
no
volvería
a
correr
una
marathon,
que
era
innecesario
tanto
sufrimiento,
que
yo
no
estaba
hecha
para
eso...ceniza
total!
Y
ahora
me
río
porque
fue
cruzar
la
meta,
ser
consciente
de
que
el
sufrimiento
y
trabajo
que
llevaba
detrás
habían
valido
la
pena,
y de
nuevo
sentí
una
enorme
ilusión
y
energía
renovadas
para
soñar
con
más.
Claro
que
podía!!
Y
fue
aterrizar
en
Barcelona
y
ese
mismo
día
inscribirme
a la
marathon
del
próximo 15
de
marzo,
con
unas
ganas
brutales
de
superación,
de
hacerlo
mejor,
de
alcanzar
un
nuevo
reto
y
seguir
sumando.
Fue
todo
tan
especial!!!
Porque
de
eso
se
trata
la
vida.
De
sumar.
De
superarte.
Y
aquí
el
mensaje
que
me
quedo
de
aquel
marathon
y
del
running:
es
imprescindible
encontrar
tu
pasión,
disfrutarla
con
los
tuyos,
ponerte
retos
y
prepararte
para
alcanzarlos
y
seguir
poniéndote
más,
siempre
en
busca
de
lo
mejor
de
ti,
de
tu
máximo
rendimiento,
del
bienestar
que
supone
poder
alcanzar
tus
sueños
desde
el
esfuerzo,
sacrificio
y
constancia.
Te
hace
sentir
bien
físicamente
y te
aporta
recompensas
emocionales.
En
efecto,
esto
no
ocurre
sólo
en
el
running.
Hay
sobrevolando
en
este
deporte
una
lección
de
vida:

Es
un
deporte
individual
que
se
prepara
en
equipo
(compañeros
de
fatiga,
fisio,
entrenador,
etc),
con
retos
que
alcanzar
y a
la
vez
trayecto
que
ir
disfrutando.
Como
la
abogacía,
con
sus
paralelismos
con
el
running:
la
técnica
no
basta,
necesitas
pasión
por
lo
que
haces
y
otras
habilidades
para
ser
el
abogado
del
SXXI
que
hoy
exige
el
mercado;
los
juicios
cual
maratones
que
superar,
con
sus
nervios,
preparación
y
satisfacciones;
los
compañeros
con
los
que
trabajas
un
asunto
que
finalmente
defiendes
tú
ante
un
jurado;
el
éxito
como
fruto
de
un
proceso
y no
sólo
de
un
resultado;
la
competencia
y la
competición
con
uno
mismo
por
ser
mejor;
las
horas
de
lectura
y de
estudio
devorando
páginas
cual
kilómetros
para
el
runner;
la
flexibilidad
de
poder
hacerlo
a
cualquier
hora,
ideal
para
la
tan
clásica
falta
de
tiempo
del
abogado;
la
necesidad
de
fuerza
de
voluntad
y
trabajo
que
requiere.
Pensémoslo.
Y,
sobre
todo,
es
un
canto
a la
esperanza,
sabiendo
que
con
trabajo,
constancia
y
pasión,
desde
la
confianza
en
nosotros
mismos,
podemos
romper
límites
y
luchar
por
conseguir
lo
que
queramos.
Es
superación.
Y el
mundo
está
falto
de
personas
con
ganas
de
dar
lo
mejor
de
nosotros
mismos.
Que
nuestra
meta
de
hoy
sea
nuestra
salida
de
mañana.
Siempre
sumando+MoreThanRun!! |