Patentes, marcas y diseños, los aliados empresariales

Publicado el jueves, 17 noviembre 2016

Miguel García Cano Cuesta, Perito Propiedad Industrial de la Asociación de Peritos Colaboradores con la Administración de Justicia de la Comunidad Valenciana.

Miguel García Cano Cuesta, Perito Propiedad Industrial

Miguel García Cano Cuesta, Perito Propiedad Industrial

Los recientes éxitos de las empresas valencianas de venta de las gafas «Hawkers» en España, o de las zapatillas playeras «Las Chirlas» en la República Dominicana, y su explosivo crecimiento en el exterior evidencian que los consumidores están ávidos de novedades y los empresarios buscan diferenciarse. ¿Cómo poder hacerlo en un mercado saturado? Entre otras posibilidades a través de las herramientas que proporciona la propiedad industrial. De este modo los empresarios que quieran diferenciarse y lanzar nuevos productos podrán adentrarse y expandirse en mercados internacionales.

Es cierto que la ratio de registros de patentes de España es inferior a un 1000% con respecto a Alemania y que la Comunidad Valenciana está a la cola por detrás de Madrid y Cataluña en número de solicitudes de diseños. Pero también es cierto que para el empresario tradicional, ahora rebautizado como emprendedor, solo le caben dos opciones: fabricar o vender productos conocidos, de los que existe sobre oferta en los mercados; o crear novedosos productos y necesidades.

Para esos nuevos proyectos empresariales, y para los nuevos productos (tecnológicos, informáticos, manufacturas, variedades vegetales etc…) está pensada la propiedad industrial.

Imaginemos que queremos lanzar un nuevo producto al mercado. Pero ya hay muchos de ellos, por ejemplo: gafas o zapatillas. Además, la competencia china es feroz. Pues bien, solamente podemos hacer tres cosas novedosas sobre ello: la forma y colores (Diseño), la función técnica o componentes (Patente), y su nombre (Marca).Y si hay algo importante es que el consumidor siempre está abierto y además está ávido de novedades.

Hoy en día, en un mundo interconectado por vuelos, teléfonos y por un internet cada vez más veloces y funcionales, resulta más practico compartir las Patentes, Diseños y Marcas con otras empresas, que abrir establecimientos físicos propios. Dos son los instrumentos de propiedad industrial: las licencias y las cotitularidades. Empezamos con la primera.

No solo grandes empresas como los Clubes de fútbol hacen productos y los licencian, sino que la cultura de la licencia o autorizar derechos de fabricación o comercialización a otras empresas es una práctica tan antigua y americana como que George Washington además de Presidente de los EEUU fue el primer examinador de patentes de la recién constituida superpotencia otorgando la concesión de una patente de una aparato y procedimiento de obtención de jabón el 31 de Julio de 1790 al granjero Samuel Hopkins de Filadelfia.

Licenciar es como alquilar. Uno tiene una propiedad y la alquila. Y se alquila cobrando mensualmente, timestralmente, anualmente o como se acuerde entre los interesados. Este fue uno de los éxitos desde los años 90 hasta la actualidad de las franquicias de marcas.

Sin embargo, una figura a la que debe estar abierto el empresario español y valenciano es a la de las cotitularidades. No se trata de alquilar, sino de que distintos empresarios y/o inventores se unen y colaborando cada uno en una función (técnica, comercial, capital, etc…) como verdaderos socios o comuneros, comparten en su cuota correspondiente la propiedad de una marca, diseño, o patente para su explotación comercial. Para ello solo es necesaria una voluntad de colaboración común, y un acuerdo interno que determine los porcentajes de participación a efectos de gastos e ingresos. Sin necesidad de montar una sociedad entre todos ellos.

En conclusión, la cultura empresarial española de la propiedad industrial ha sido durante muchos años, una cultura de proteger y de dotar de exclusividad a los productos, sin embargo la capacidad de rentabilizar y explotar económicamente las mismas en un mercado globalizado está orientando una nueva visión más práctica para los nuevos empresarios o emprendedores del siglo XXI.

Y,..como empresario, ¿Cómo se empieza con la propiedad industrial?…teniendo fe en uno mismo en lo que tiene, lo que hace y sabiendo donde puede llegar. A veces los activos inmateriales como sus marcas, diseños o patentes valen más que la propia maquinaria, las naves o las mercancías. Marcas como calzados Kelme, Yanko o supermercado Eroski han servido a sus propietarios para sacar de apuros económicos hipotecándolas u ofreciéndolas en garantía frente acreedores. Finalmente, un consejo que nunca debemos olvidar: el consumidor ama las cosas nuevas, y es fiel a las marcas.

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