Hans A Böck / @LP_Hans.
Nuevamente hemos vivido una noche de elecciones en el ICAM envuelto en un escándalo. La denunciada agresión sufrida por la decana saliente ha copado nuevamente los titulares de los periódicos generalistas, en vez de la imagen del candidato ganador José María Alonso, a quien felicitamos y le deseamos todo lo mejor para este mandato.
Hablamos de escándalos en el ICAM cuando hay elecciones recordando también las demandas, broncas y intervención policial en la noche de elecciones del 2007, que también coparon las portadas, aunque luego no llegó a mayores.
Sin embargo, el mayor escándalo de la jornada pasada no es la denuncia de Sonia Gumpert y probablemente la denuncia que interpondrá Alejando Pintó. El verdadero escándalo es la cifra de participación.
Que sólo voten algo más de 6.600 abogados y abogadas de los 70.000 colegiados inscritos, apenas un 7,6%, eso es un ESCÁNDALO con mayúsculas en el ICAM. Yo que soy de ciencias políticas y he trabajado mucho sobre legitimación de elecciones en mis tiempos mozos, sólo veo una falta de interés brutal de los abogados y abogadas madrileñas por su colegio.
Con tan poco interés o participación parece muy limitado la actuación social del ICAM cuya posición en la sociedad madrileña sólo puede ser respetado si primero lo respetan los colegiados. No voy a dar consejos al nuevo decano como lograrlo, porque lo veo sumamente difícil, sino imposible. También en esta dimensión hace falta un cambio claro de actitud.
Son tiempos de cambio en la profesión de abogada, que no sabemos hasta que punto va a ser un huracán o una ciclogénesis explosiva. Estos vientos no se pueden afrontar con un colegio ignorado por sus colegiados.
El mayor escándalo es ese: un 7,66 % de participación.