Ricardo Oliva León: “La inteligencia artificial proporciona precisión legal”

Publicado el jueves, 1 marzo 2018

Con motivo del arranque de nuestros LegalTech Talks queremos presentar a diferentes especialistas en la materia. Algunos de nuestros interlocutores ya los hemos entrevistado en Lawyerpress en la sección de LegalTech.

Hoy conversamos con Ricardo Oliva León, que es uno de los dos primeros protagonistas de los LegalTech Talks, junto a Francisco de Lorenzo de Thomson Reuters.

Ricardo Oliva Leon

Hans A Böck / @LP_Hans

Ricardo Oliva Leon es abogado ejerciente (colegiado en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, y además en el Colegio de Abogados de Lima). Ha vivido en 7 países. Especialista en regulación legal de las tecnologías disruptivas, entorno jurídico de internet, emprendimiento digital y LegalTech. Es también docente en cursos de postgrado (Centro Universitario Villanueva de la Universidad Complutense de Madrid) donde enseña materias relacionadas con el Derecho digital (tecnologías exponenciales, ciberdelincuencia y prueba electrónica). Su blog Algoritmo Legal ha sido premiado como una de las mejores bitácoras en materia del año 2017 por la Red Iberoamericana de Derecho Informático. Es coautor y director de las obras colectivas “La Prueba Electrónica. Validez y eficacia procesal” y “Testamento ¿Digital?”. Proyectos en marcha: preparando el lanzamiento de su despacho-boutique para este año, y «Lenguaje Jurídico» (www.lenguajejuridico.com, un portal que promueve la usabilidad legal con miras a facilitar la comprensión del lenguaje jurídico a fin de poner el Derecho al alcance de quien lo necesite).

Lawyerpress (LP): ¿Crees que hay una burbuja de LegalTech?

Ricardo Oliva León (ROL): Más preciso que hablar de una “burbuja” yo creo que lo que hay es un exceso de optimismo y una falta de profesionalización. Sobre esto último me refiero al desconocimiento sobre diseño de estrategias y aplicación de metodologías validadas para sacar adelante con éxito un proyecto legaltech, y al limitado conocimiento sobre cómo funcionan las tecnologías involucradas.

La cruda realidad es que la mayoría de las startups fracasan. Hay estudios que demuestran que 9 de cada 10 startups no superan los tres años de vida (y esto se aplica también a las startups legales).  Una de las principales razones de este fracaso reside en la tendencia a imitar modelos de negocios (exitosos) foráneos sin adaptarlos a la realidad del público objetivo. Precisamente, para reducir las posibilidades de fracaso existen metodologías técnicas que ayudan a mitigarlo. Por citar algunas de ellas:

  • El método Lean Startup de Eric Ries cuya misión es ayudar a los emprendedores a evitar el derroche y a mejorar la tasa de éxito de sus productos nuevos e innovadores. Para comprender este método recomiendo leer el libro “The Lean Startup” del propio Ries;
  • El Desarrollo de Clientes de Steve Blank para quién una startup es un conjunto de hipótesis sin confirmar sobre su modelo de negocio (quiénes son los clientes; que canales se deben utilizar para llegar a ellos; cuáles son las estrategias para generar ingresos y las tácticas para fijar precios; cómo captar, mantener y vender más a los clientes; cuáles son los recursos necesarios que se necesitan; qué socios habrá que conseguir y qué alianzas entablar, etc.). Para profundizar sobre este método recomiendo leer el libro “The Startup Owner´s Manual”, de Bob Dorf y Steve Blank;
  • Herramientas procedentes del mundo del diseño para crear modelos de negocio más innovadores (aportaciones de clientes, ideación, pensamiento visual, creación de prototipos, narración de historias y escenarios). Para conocer estas herramientas recomiendo leer el libro “Generación de Modelos de Negocio” de Alexander Osterwalder e Ives Pigneur.
  • Las metodologías ágiles para la gestión de equipos y proyectos (Scrum, Kanban) las cuales se basan en el trabajo colaborativo y en equipo. Aquí encontrarás algunos libros que te pueden ayudar a comprender estas metodologías.

En España existen hoy en día 116 proyectos empresariales de Legaltech. Me consta que algunas de estas startups están languideciendo, otras todavía se encuentran en la fase de desarrollo de su “producto mínimo viable” -pese a haber informado al mercado el lanzamiento de la empresa y de su producto- y algunas otras no ofrecen soluciones con valor diferencial ya que no se distinguen de su competencia. Solo algunas de las startups legales tienen, a mi entender, un potente y escalable modelo de negocio. Si todo emprendedor de legaltech estuviera familiarizado con las metodologías antes mencionadas, profesionalizaría su aventura empresarial y con ello, muy seguramente, aumentaría sus posibilidades de alcanzar el éxito. De este modo aumentarían también las posibilidades de rentabilizar todo ese talento latente.

Ahora bien, lo dicho no significa que tengamos que descartar el optimismo. Por el contrario, creer en el éxito de nuestro proyecto resulta vital. El emprendedor de un proyecto de legaltech debería estar convencido de que lo que va a crear es un negocio próspero que cambiará el mundo del Derecho, teniendo en cuenta que la actividad emprendedora y la innovación deben asentarse sobre una base rigurosa si se pretende reducir el riesgo de fracaso. Pese a todo hay que asumir que la adopción de decisiones erróneas formará parte integral del proceso de construcción de la empresa: la clave está en equivocarse rápido a fin de corregir errores en los momentos iniciales del proyecto para, de este modo, evitar el derroche de gastos innecesarios en etapas posteriores.

En cuanto a las tecnologías utilizadas en los proyectos legaltech se pueden mencionar varias: blockchain, sellos de tiempo electrónico, inteligencia artificial, realidad aumentada, realidad virtual, etc. Si un emprendedor de tecnología legal pretende utilizar alguna de ellas en su proyecto de legaltech es lógico que comprenda su potencial y las implicaciones legales de su utilización. Sobre esto último no se puede depender del informático de guardia.

Hay una última cuestión que me gustaría mencionar. Empiezan a aparecer profesionales que se publicitan como “expertos” asesores de legaltech, innovación legal y transformación digital que carecen de conocimientos suficientes sobre el potencial de las tecnologías utilizadas, desconocen las implicaciones legales de las nuevas aplicaciones tecnológicas, y muchos menos han intentado montar una startup legal en su vida. Estos falsos profetas o pseudo-gurús podrían contribuir, a la larga, a la creación de una “burbuja” en el ámbito de la consultoría legaltech. Lo correcto me parece que es inspirar desde la acción y predicar con el ejemplo.

LP: ¿Cuál sería la tecnología más utilizada por los abogados en 5 años?

ROL: Sin lugar a dudas será la inteligencia artificial en el back office de los despachos de abogados. Específicamente me refiero al machine learning (aprendizaje automático) y a sus distintas aplicaciones en el trabajo de las firmas (due diligence, intelligent workflows, data analytics, legal research, document management, knowledge management, etc.).  Puedes leer el post “La inteligencia artificial en el sector legal” donde explico mejor este asunto.

Los abogados no queremos dedicar tiempo en tareas repetitivas ni gastar mucho dinero en obtener datos. La inteligencia artificial proporciona precisión legal (nos ayuda a reducir errores y a ser mejores prediciendo resultados) y aumenta la velocidad de nuestro trabajo, lo que nos hace ser más productivos. Los abogados trabajaremos junto con las máquinas, pero no seremos reemplazados por ellas.

Ya existen startups legales que utilizan la inteligencia artificial para ofrecer servicios de “back office” a las firmas de abogados. Algunas de ellas se han especializado en descubrir e identificar patrones ocultos en la jurisprudencia con el fin de predecir resultados de los casos futuros (data analytics). Con el correr de los años estas empresas irán mejorando su tasa de acierto en la predicción y pronóstico de los resultados, lo cual será muy útil para el trabajo de los abogados procesalistas.

Menciono otras tecnologías que serán cada vez más utilizadas en el futuro próximo por los juristas: el sello de tiempo electrónico, la criptografía, y la blockchain (y dentro de ella los mart contracts), todas ellas en el ámbito de las transacciones electrónicas. Los abogados necesitamos actuar en un entorno digital donde se garantice la identificación, la inalterabilidad y la autenticación electrónica segura, lo que significa que cualquier manipulación de un hecho digital pueda ser acreditada fehacientemente en un proceso judicial. Las tecnologías mencionadas sirven para cumplir este cometido. Por ejemplo, como señala el artículo 25.2 del Reglamento 910/2014 del Parlamento Europeo y del Consejo, conocido como Reglamento eIDAS “Una firma electrónica cualificada tendrá un efecto jurídico equivalente al de una firma manuscrita”, y el artículo 41.2 del mismo Reglamento eIDAS “los sellos cualificados de tiempo electrónicos disfrutarán de una presunción de exactitud de la fecha y hora que indican y de la integridad de los datos a los que la fecha y hora estén vinculadas”.  Además, muchas veces, los abogados necesitamos asegurar la privacidad, el anonimato y la auditabilidad de procesos en entornos digitales para lo cual la blockchain podría cumplir un papel relevante.

LP: ¿Por qué hay tan pocas iniciativas de hubs para los emprendedores de LegalTech?

ROL: Para invertir en un sector económico hay que conocerlo.  El sector legal es un sector conservador y poco transparente lo cual reduce los incentivos para que cualquiera que no forme parte de la industria de servicios jurídicos -o no la conozca muy bien- arriesgue una inversión.  Esto explica por qué entre las 15 mejores incubadoras y aceleradores de empresas de España no existe ningún hub especializado en legaltech.

Hoy en día solo existen en España dos programas de emprendimiento legaltech: Cuatrecasas Acelera y Legalitas Lab. Se trata de proyectos promovidos por dos firmas de abogados que poseen filosofías de trabajo diferentes. No conozco alguna incubadora de empresas legaltech que no esté vinculada a un despacho de abogados.  Por otro lado, existen además interesantes eventos que promueven el emprendimiento legal como son el “Legalhackathon” creado por Tucho Consultoría y “Justiapps Hack The Justice” del Instituto de Innovación Legal.

LP: ¿Si tuvieras que nombrar una iniciativa, cual sería para ti la que más destaca o innova, “disrompe”?

ROL: Hay una startup legal cuya propuesta de valor me parece muy disruptiva para nuestro sector, se llama Premonition.

¿Por qué lo creo? La información que circula actualmente sobre la calidad de los servicios jurídicos y los abogados es opaca. Al ciudadano de a pie le resulta difícil distinguir entre un letrado generalista (que trabaja en varias ramas del Derecho a la vez) de uno especialista (que concentra su actividad profesional en áreas del Derecho específicas). En la publicidad de internet los abogados se presentan como “expertos”. Muchos directorios de abogados basan sus rankings de calidad en encuestas realizadas a compañeros de profesión; estos suelen sobrestimar las calificaciones otorgadas a sus colegas porque esperan recibir un trato similar por parte de aquéllos. En algunos directorios de abogados si no pagas no figuras en la lista de los “buenos”. En pocas palabras, hay cierta asimetría de información que provoca confusión en el cliente.

Premonition, que de momento solo funciona en los EE.UU., ofrece una herramienta de inteligencia artificial que extrae información relevante de big data para averiguar qué abogados ganan y pierden sus juicios, y ante qué jueces. Pretende que la contratación de un abogado no se base en opiniones y anécdotas sino en datos objetivos extraídos de su historial en los tribunales de justicia. Parte de la premisa que el rendimiento de un abogado se mide por su desempeño real en los procesos judiciales donde participa, en lugar de en recomendaciones boca a boca, evaluaciones por pares, o la reputación en el mercado que puede ser engañosa.  De este modo, esta startup contribuye a la transparencia del sector legal.

No obstante, Premonition, no ofrece una solución perfecta. Los abogados no solo nos dedicamos a la defensa en juicios ante los tribunales. También negociamos y redactamos contratos, ofrecemos asesoría legal, prevenimos conflictos, participamos en arbitrajes, impartimos docencia, realizamos actividad pro-bono, damos conferencias, etc. Para medir la calidad de un abogado, en mi concepto, habría que evaluar también el resultado e impacto positivo obtenido en todas estas actividades profesionales adicionales.

LP: ¿Cuál es para ti la definición de LegalTech?

ROL: En un artículo previo me he referido a esta cuestión. Legaltech (contracción de las palabras inglesas legal y technology, y cuya traducción al español es tecnología legal) es un ámbito de actividad en el cual las empresas utilizan las tecnologías de la información y la comunicación para crear y ofrecer servicios jurídicos de forma más eficaz y menos costosa.

Por tanto, si un despacho de abogados utiliza la tecnología de un modo tal que, terminara ofreciendo a sus clientes lo mismo que ofrecía antes de implementarla, eso no sería un caso de legaltech. Por ejemplo, la página web corporativa de una firma de abogados normalmente no es un ejemplo de legaltech, pero sí podría serlo una app de un despacho que le permitiera a sus clientes descargarse documentos legales de modo seguro así como recibir respuestas online de sus abogados, en tiempo real, a todas sus consultas formuladas.

Entonces, la clave para saber si estamos frente a un caso de legaltech radica en la creación de «valor añadido» relevante para el cliente y para el despacho gracias al uso de la tecnología.

Finalmente, hay que tener en cuenta que el legaltech se manifiesta en diversas actividades jurídicas y en diversos momentos de la prestación de servicios legales (lo que no solo incluye a los servicios ofrecidos por las firmas abogados sino también a los servicios prestados por notarios, procuradores de los tribunales, traductores jurídicos, y otros operadores del Derecho). Tales actividades y momentos podrían categorizarse en los siguientes grupos: automatización y revisión de documentos, investigación legal, análisis de información, cumplimiento de obligaciones, resolución online de conflictos, gestión de la práctica jurídica y mejora de procesos, plataformas digitales o marketplace, y educación legal.

Sobre el autor
Hans A. Boeck

Editor y Director de Lawyerpress. Fundador del grupo Lawyerpress. Periodista con más de 30 años de experiencia en medios nacionales e internacionales. Idiomas: Español, alemán, inglés. Correo electónico: hab@lawyerpress.com y Twitter @LP_hans

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