Casi el 80% de los despachos españoles no tiene plan de innovación

Publicado el miércoles, 7 noviembre 2018

Todo el mundo en el sector jurídico está convencido de que la innovación ha llegado para quedarse. Otra cosa muy distinta es que se esté haciendo algo para implementarla de una manera estratégica. La brecha entre la concienciación (8 de cada 10 abogados) y la implementación de la innovación (poco más del 30%) es enorme. La buena noticia es que los motivos y las soluciones están sobre la mesa. El II Estudio de Innovación en el Sector Jurídico de Lefebvre-El Derecho presentado ayer en Madrid lo deja muy claro.

Núria Ribas / @oikit

De izquierda a derecha, Juan Pujol y José Ángel Sandín, presidente y CEO respectivamente de Lefevbre-El Derecho, en la presentación del informe

Medio centenar de expertos nacionales e internacionales y más de 1.500 entrevistas online dirigidas a todos los representantes del sector jurídico han dibujado un panorama de la innovación entre los despachos españoles un tanto agridulce. Por una parte, la concienciación de que es necesario apostar por la innovación es alta: el 80% de los abogados está convencido. Pero, al mismo tiempo, solo un 34% considera que se está implementando realmente.

Lo primero que falla es que no hay plan. No hay estrategia. El 78,5% de los despachos españoles no tienen diseñado un plan de innovación. Y el 75% reconoce no tener presupuesto para implementar los cambios organizativos, tecnológicos y de rol profesional que el sector legal está necesitando rápidamente. Y lo necesita porque los clientes, empresas y particulares, así lo demandan.

¿Por qué esta brecha entre lo que se cree y lo que se hace? Probablemente, como resalta el estudio de Lefevbre, la clave está en una observación de Daniel W. Linna, co fundador del Chicago Legal Innovation: “Escucho con frecuencia que, cualquiera que sea el tamaño de una empresa, para innovar hacen falta recursos. Y lo que creo es que lo más importante es crear una organización orientada al aprendizaje, empezar por cambiar la mentalidad y la cultura de tu gente”.

La iniciativa de innovar pues, arranca de un cambio de mentalidad que debe partir de la dirección del despacho para comunicarla al resto y hacer partícipe a todo el equipo. Tener la mente abierta al cambio y permitir la prueba y el error en las iniciativas que propone el resto de equipo. Alejandro Sánchez del Campo, Off Counsel de Garrigues, aportó algunas claves más durante la presentación del estudio. “Primero, analicemos cómo estamos de ‘cultura innovadora’ en nuestro despacho para decidir qué nos hace falta. Debemos saber, además, por qué lo estamos haciendo. Elaborar un plan. Comunicarlo al resto del equipo, no basta con mandar un mail o colgar el plan en la intranet, debemos estar seguros que de todo el mundo ha entendido qué es lo queremos conseguir”, asegura Sánchez del Campo. “Y, luego, claro, tener en cuenta los incentivos para que nuestra gente quiera innovar, quiera salir de su zona de confort. Y todo esto, es mejor hacerlo poco a poco que intentar revolucionar de un día para otro la estructura de nuestro despacho”.

Una estructura que, si quiere ser innovadora, va a tener que empezar a incorporar profesionales de otros ámbitos que nada tienen que ver con el Derecho, pero de los que los despachos pueden aprender mucho. Economistas, ingenieros, periodistas, publicistas…todos ellos van a aportar valor al despacho porque aportarán valor a las soluciones que les demos a nuestros clientes.

El rol del abogado

Ya casi nadie tiene ninguna duda de que la tecnología es una herramienta indispensable para innovar en el sector jurídico pero que no es una innovación en sí misma. Lo que cuenta, y así lo afirmaron varios de los ponentes, como el propio CEO de Lefevbre, José Ángel Sandín, es innovar en los procesos, en la estructura del despacho y, sobre todo, en la relación con el cliente: “Reivindico la innovación externa, la que busca ofrecer soluciones diferentes a nuestros clientes”.

El cliente, sus intereses, se sitúan en el centro de esta ‘revolución’ que parece ha llegado por fin al sector legal. Y eso también hace que el rol del abogado esté cambiando: de proveedor de servicios legales a socio estratégico de sus clientes. En esto, según el estudio, sí parece que se está cambiando la mentalidad porque la mayoría de despachos españoles se perciben ya como auténticos business partners. Ello conlleva modificar su oferta de servicios.

Apostamos por trabajar en pro de una ‘experiencia de cliente’ fuerte y desarrollamos estrategias de innovación para conseguirlo, diseñando líneas de negocio, productos y servicios que den cobertura y soluciones a sus demandas”, explica en el informe Esther Carrasco, directora de RRHH e Innovación de CE Consulting.

Todo ello implica para el abogado y los despachos del siglo XXI contar más con la meritocracia, basada en el binomio saber-motivación, que a la tradición jerárquica propia ya de épocas pasadas. Los perfiles de los abogados, los que lideren el cambio, van a tener aptitudes y actitudes distintas a las que hasta ahora se pedían. Aptitudes (hard skills) que capaciten para nuevos roles como los de embajador o portavoz de la marca. Y actitudes (soft skills) diferenciadoras, como curiosidad, proactividad y comunicación.


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Sobre el autor
Núria Ribas

Periodista. Más de 20 años de experiencia en medios escritos y en comunicación política y corporativa. Periodismo jurídico, económico, político y cultural. Veraz siempre; parcial, también. @oikit

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