Casi siete de cada diez (69%) abogados de empresa y gestores de riesgos afirman que su organización utilizará más las nuevas tecnologías como la IA en los próximos años. Esta es una de las conclusiones más importantes de una encuesta realizada a más de 500 abogados de empresa y gestores de riesgos de múltiples sectores de todo el mundo que se ha publicado en Technology Transformation: Managing Risks in a Changing Landscape, un informe nuevo sobre tecnología del despacho internacional de CMS.
No obstante, el uso de las nuevas tecnologías también implica riesgos. Más de la mitad (56%) de los encuestados espera ver un aumento de los conflictos relacionados con la IA, mientras que la mitad (50%) cree que el uso de las tecnologías de IA dará lugar a riesgos y disputas que no pueden preverse actualmente.
Para Javier Torre de Silva, quien dirige el grupo de telecomunicaciones de CMS a nivel global y el departamento de TMC de CMS en España, “El estudio demuestra que la mayor parte de las empresas prevén que la propiedad intelectual, los secretos empresariales, la inteligencia artificial y los contratos inteligentes sean una fuente fundamental de litigiosidad para ellas en los próximos tres años. Con la excepción de la propiedad intelectual, se trata de realidades nuevas, que hace pocos años ni siquiera existían en la forma en la que hoy las conocemos. Las nuevas tecnologías (y muy principalmente los datos, personales y no personales) se han convertido en el activo más relevante y valioso de las empresas, más allá de los activos materiales que aparecen en el balance, y por eso es el activo que hay que proteger y cuya lesión causará la mayor litigiosidad. Teniendo esto en cuenta, llama la atención que -como pone de manifiesto el estudio- un 46% de las empresas no tienen un plan para gestionar un posible ciberataque.»
Los próximos tres años veremos otros tipos de conflictos
Las fuentes de conflicto previstas para los próximos tres años son distintas de los tres anteriores y reflejan desarrollos tecnológicos y, en concreto, en el sector jurídico.
“Este informe es una herramienta extraordinariamente útil para las compañías – de cualquier sector- cuyo negocio se apoya en la tecnología. Ofrece el resultado del ejercicio que debieran hacer, una visión completa de la gestión del riesgo tecnológico: (i) lista los principales riesgos del uso de tecnología critica; (ii) hace un benchmark de la capacidad de las distintas industrias para controlar y enfrentarse a esos riesgos; (iii) identifica los conflictos y procedimientos judiciales tecnológicos que van a llegar en los próximos meses y años; y (iv) sugiere actuaciones para adaptarse y mitigar esos conflictos. Este informe -creado por empresas y para empresas- se adelanta y resuelve el ejercicio que toda organización debiera hacer y ofrece la visión completa de la gestión legal y judicial del riesgo tecnológico,” comenta María González Gordon, socia responsable del departamento de Propiedad Industrial, Intelectual y Negocio Digital.
Los encuestados señalan el cumplimiento de la normativa (65%), el rendimiento o los niveles de servicio de los proveedores de TI y la subcontratación de socios (61%); así como la propiedad intelectual (PI) y los secretos comerciales (52%) como las principales fuentes de disputas en los últimos tres años.
Sin embargo, durante los próximos tres años, los encuestados prevén que las disputas surjan por cuestiones derivadas de la propiedad intelectual y los secretos comerciales (62%); cuestiones derivadas del uso de la IA (56%), los contratos inteligentes (55%) y las criptomonedas (52%); y, por último, los servicios en la nube (51%).
Jorge Sánchez, socio de los departamentos de TMC y Procesal en Barcelona, declara: “Con la adopción de nuevas tecnologías siendo un vector fundamental de la competitividad de las empresas, nuestra experiencia nos muestra que el papel de los equipos jurídicos (tanto in-house como externos) se revela crucial tanto para minimizar los riesgos de la implementación de las mismas, como para hacer frente a la incertidumbre jurídica (y posible litigiosidad) respecto de aquellos riesgos que, pese a minimizarse, no puedan desaparecer por completo. En este sentido, los nuevos retos que planteará la implementación de nuevas tecnologías requerirán enfoques singulares y soluciones quizás aún no intuidas a día de hoy”.
Se necesitan formas nuevas de resolución de conflictos
Más de la mitad (57%) de los encuestados está de acuerdo en que deberían utilizarse nuevas formas de resolución de conflictos para resolver las disputas derivadas de las nuevas tecnologías, mientras que solo un tercio (34%) espera que los conflictos derivados de las tecnologías de IA sigan los mismos principios que los no relacionados con la misma. Esto pone de manifiesto una posible insatisfacción con los métodos actuales de resolución de conflictos y la cuestión de si “cumplen los fines” de los futuros conflictos tecnológicos, en los que es probable que las transacciones de múltiples proveedores, tanto en la nube como en la plataforma, se vuelvan más comunes, donde podría preferirse un método de resolución de conflictos «en la plataforma», posiblemente impulsado por la IA.
Antonio Fernández, counsel del departamento de Procesal en Barcelona, afirma: “Los riesgos derivados del uso de la IA van a suponer un verdadero reto para los operadores jurídicos, pues la capacidad de autoaprendizaje y la autonomía potencial de los sistemas de IA, así como la multitud de agentes intervinientes, podrían imposibilitar la imputabilidad a una concreta intervención humana o decisiones de diseño, lo que puede derivar en la responsabilidad de varios de los agentes intervinientes.”
El informe completo está disponible aquí.