La Federación Europea de Periodistas (FEP) acoge con satisfacción la adopción, el pasado 15 de diciembre, de la European Media Freedom Ley (EMFA), cuya versión final ya no hace referencia a la posibilidad de espiar a periodistas sobre la base de vagos imperativos de “seguridad nacional”. Esta es una victoria para todos los defensores de la libertad de prensa y la democracia.
A la espera de un análisis en profundidad del texto del acuerdo y de las garantías precisas que ofrece para proteger las fuentes periodísticas, la FEP quiere agradecer a los actores clave en las negociaciones del diálogo tripartito, la vicepresidenta de la Comisión Europea Vera Jourova, el ministro de Cultura español Ernest Urtasun, y las eurodiputadas Sabine Verheyen y Ramona Strugariu, que tomaron las demandas de la FEP y de las organizaciones de medios representativas en Europa en serio.
El viernes, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo alcanzaron un acuerdo provisional sobre una nueva ley de la UE para salvaguardar la libertad de prensa, pluralismo e independencia editorial. Esta es la primera legislación integrada sobre libertad de prensa que será inmediatamente aplicable a los 27 Estados miembros de la Unión Europea. El acuerdo aún debe ser validado por el Comité de Representantes Permanentes de los Gobiernos de los Estados miembros ante la Unión Europea (Coreper), el miércoles, 20 de diciembre.
El acuerdo provisional establece la obligación de los estados miembros de garantizar la protección efectiva de los periodistas y proveedores de medios en el ejercicio de su actividad profesional, y les prohíbe utilizar medidas coercitivas para obtener información sobre las fuentes de los periodistas o comunicaciones confidenciales, excepto en casos específicos.
La FEP y sus socios lideraron una intensa campaña con sus aliados, en el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y con la Presidencia española, que jugó un papel esencial en el abandono de las disposiciones, promovidas por Francia, Italia, Malta, Grecia, Chipre, Suecia y Finlandia, cuyo objetivo era legalizar el despliegue de software espías contra periodistas, basándose en la simple sospecha de una amenaza a la seguridad nacional.
“El texto del EMFA en su conjunto ya no menciona la seguridad nacional y es una victoria de la democracia”, declaró Ramona Strugariu. “El artículo 4.4 de la EMFA simplemente se refiere a los tratados europeos existentes, lo que es un buen compromiso”, afirmó Sabine Verheyen. “Simbólicamente, habría sido dramático plantear la posibilidad de espiar a periodistas basándose en amenazas a la seguridad nacional”.
Vera Jourova, por su parte, insistió en las fuertes salvaguardias detalladas en el artículo 4.2 de la EMFA para proteger las fuentes de los periodistas de cualquier medida abusiva. El texto prevé, por ejemplo, la necesidad de obtener autorización previa de una autoridad judicial independiente antes de cualquier medida represiva prevista en el artículo 4 (detención, sanción, registro e incautación, acceso a datos cifrados, uso de tecnologías de vigilancia, software espía, etcétera).
“La EMFA protege la libertad de expresión, la independencia y el pluralismo de los medios de comunicación en la Unión Europea, y la Presidencia española de la UE pide a todos los gobiernos de los estados miembros que confirmen el acuerdo el miércoles”, dijo Ernest Urtasun.
“Este acuerdo provisional es histórico”, reaccionó Maja Sever, presidenta de la FEP. “Luchamos duramente para lograr este resultado, contra estados que intentaron incluir disposiciones particularmente represivas. Es bueno ver que el lema de la FEP –El periodismo es un bien público– no es sólo una frase”.
“Me conmueve toda la fuerza unida para hacer realidad este acuerdo”, añadió Renate Schroeder, directora de la FEP. “En tiempos en que el periodismo y los periodistas son atacados por todos lados, es bueno ver que todavía es posible convencer a los responsables políticos de nuestra buena voluntad y nuestro compromiso con el interés público. Juntos somos fuertes. Y continuaremos la lucha, que no ha terminado, ni por la EMFA ni por otros desafíos que amenazan la libertad de prensa en Europa”.