Aunque
sólo
llevamos
unos
días
del
nuevo
año,
ya
han
comenzado
a
sucederse
noticias
en
el
ámbito
de
la
protección
de
datos.
Facebook
y su
nueva
política
de
privacidad,
el
tratamiento
de
datos
de
geolocalización
o la
interconexión
entre
las
diferentes
aplicaciones
y
servicios
que
ofrece
la
red
social,
son
algunos
de
los
cambios
que
afectan
a
los
usuarios,
que
aceptan
“ver
anuncios
mejorados
según
las
aplicaciones
y
los
sitios”
que
usa.
En
el
plano
legislativo,
continua
la
larga
andanza
del
Reglamento
Europeo.
Comenzamos
el
año
como
terminamos
el
anterior,
con
la
vista
en
un
horizonte
cada
vez
más
cercano
y la
esperanza
de
que
vea
la
luz
la
esperada
normativa.
En
este
año,
previsiblemente
se
producirán
importantes
avances
normativos
en
Iberoamérica.
En
el
segundo
semestre
del
año
pasado
era
sometido
a
consulta
pública
el Anteproyecto
de
Ley
de
Protección
de
las
Personas
en
el
Tratamiento
de
sus
Datos
Personales
en
Chile,
una
norma
que
derogaría
las
actuales
Ley
19.628
y
Ley
20.575
del
ordenamiento
chileno.
El
Instituto
Federal
de
Acceso
a la
Información
y
Protección
de
Datos,
presidido
por
Ximena
Puente,
aprobaba
la
Propuesta
de
Ley
General
de
Protección
de
Datos
Personales
en
posesión
de
sujetos
obligados
en
México,
que
seguirá
este
año
su
curso
hasta
su
aprobación.
Honduras
se
encuentra
en
la
fase
socialización
y
modificación
de
su
Anteproyecto
de
Ley
de
Protección
de
Datos
Personales
y
Acción
Hábeas
Data,
una
prioridad
del
Instituto
de
Acceso
a la
Información
Pública
para
desarrollar
la
garantía
constitucional
del
habeas
data
y
proteger
la
intimidad,
el
honor
y la
privacidad
del
pueblo
catracho.
A
los
tres
proyectos
normativos,
previsiblemente
se
unirán
otros
países
como
Ecuador
que,
en
su
debe,
cuenta
con
elaborar
una
norma
de
protección
de
datos
tras
la
tentativa
del
Proyecto
de
Ley
del
Asambleísta
Vethowen
Chica
en
2010.
Además
del
desarrollo
reglamentario
y la
aplicación
efectiva
de
otras
normas
análogas
en
otros
países
Centroamericanos.
En
el
plano
intencional
sería
deseable
que,
durante
el
2015,
finalizarán
satisfactoriamente
las
negociaciones
entre
Estados
Unidos
y la
Unión
Europea,
tendentes
a la
generación
de
un
nuevo
marco
regulador
del
sistema
del
Safe
Harbor,
que
de
respuesta
y
restablezca
la
confianza
dañada
por
los
últimos
hechos
que
llenaron
las
portadas
de
los
medios
de
comunicación
europeos
el
año
pasado.
Los
nuevos
modelos
de
negocio
marcarán
también
el
año
que
comienza.
El
avance
imparable
de
la
economía
colaborativa,
tan
citada
tras
el
caso
Uber,
la
innovación
tecnológica
y
protagonismo
esencial
de
las
personas
hacen
que
la
protección
de
la
privacidad
cobre
un
papel
relevante.
La
información
de
los
usuarios
necesaria
para
verificar
los
servicios
ofrecidos
y
quien
los
ofrece,
la
necesidad
de
llevar
a
cabo
las
transacciones
entre
los
mismos,
la
confluencia
de
diferentes
responsables
del
tratamiento
y
escenarios,
el
flujo
de
datos
entre
plataforma
y
usuarios,
entre
otros
factores
y
circunstancias,
hacen
que
deban
perfilarse
los
procedimientos
y
criterios
en
materia
de
protección
de
datos
que
garanticen,
entre
otros,
los
principios
de
calidad,
confidencialidad
y
seguridad
de
los
datos.
La
tecnología
avanza,
si
hace
poco
nos
familiarizábamos
con
las
tecnologías
wearables,
comenzamos
a
hablar
de
earables
o
eyeables.
Dispositivos
con
gran
capacidad
para
la
recolección
de
datos,
no
sólo
de
consumo,
tráfico
o
gustos
de
los
usuarios,
sino
también
de
su
salud
entre
otros
datos
especialmente
protegidos.
La
recolección
de
datos
y su
interconexión
entre
las
diferentes
aplicaciones
que
el
usuario
utiliza,
hacen
que
haya
que
avanzar
la
protección
de
la
privacidad.
Los
avances
tecnológicos
y el
auge
del
Internet
of
things,
hacen
que
la
experiencia
del
usuario
este
en
constante
cambio
y
mejora,
junto
con
las
comodidades
que
estas
tecnologías
conllevan
para
la
ciudadanía
debe
tenerse
en
cuenta
el
gran
volumen
de
información
que
los
usuarios
llegan
a
generar.
Si
bien
esta
información
ya
era
generada
anteriormente,
la
peculiaridad
es
que
se
establecen
mecanismos
que
puedan
recopilarla,
procesarla
y
tratarla.
Al
igual
que
avanza
la
tecnología
debe
avanzar
el
derecho
y
definirse
mecanismos
que
contribuyan
a la
transparencia,
el
efectivo
consentimiento,
la
delimitación
de
tratamientos
y
sus
finalidades,
y al
propio
aseguramiento
de
la
información.
La
forma
en
que
las
personas
se
comunican
con
las
empresas
y
viceversa
ha
evolucionado,
la
multicanalidad,
conlleva
un
tratamiento
más
cercano
y la
mejora
de
la
experiencia
de
cliente.
Los
usuarios
demandan
soluciones
e
información
rápida,
por
lo
que
con
la
implementación
de
diferentes
canales
y la
unificación
de
la
información
generada,
se
consigue
la
adaptación
al
medio
usado
por
el
usuario,
eliminando
las
barreras,
dando
soluciones
a
las
necesidades
del
usuario
(contratación,
información,
dudas,
quejas,
reclamaciones,
etc.).
Un
cambio
de
modelo
de
comunicación
y
gestión
de
la
información,
no
sólo
organizativo
y
procedimental,
que
en
determinadas
industrias
quedó
en
2014
como
asignatura
pendiente.
La
implementación
de
desarrollos
y
políticas
dentro
de
las
empresas
será
otro
de
los
grandes
retos
de
este
año,
así
como
el
tratamiento
de
los
datos
obtenidos
y la
adopción
de
garantías
sobre
los
mismos.
Conceptos
muy
relacionados
con
el
Big
Data,
tecnología
que
permite
el
análisis
de
grandes
volúmenes
de
datos
de
diferentes
fuentes
de
forma
eficaz
y
rápida,
permitiendo,
entre
otras
cuestiones,
encontrar
relaciones,
elaborar
perfiles,
delimitar
tendencias,
predecir
comportamientos,
generar
estudios
de
mercado
o
medir
el
grado
de
satisfacción
o
aceptación
de
un
determinado
producto.
Empresas
como
Google
no
dejan
de
sorprender
a la
ciudadanía
con
los
resultados
derivados
de
este
tipo
de
tratamientos.
Si
bien,
cada
vez
más,
los
datos
son
moneda
de
la
economía
digital,
siendo
un
gran
activo
para
las
empresas,
en
2015,
se
deberá
avanzar
en
el
establecimiento
de
garantías
para
las
personas,
propulsando
el
uso
ético
y
responsable
de
los
datos,
buscando
el
equilibrio
entre
lo
tecnológicamente
posible
y,
lo
social
y
jurídicamente
aceptable.
Deberá
avanzarse
en
criterios
que
garanticen
la
transparencia,
objeción
al
tratamiento,
la
inocuidad
para
el
afectado,
el
principio
de
calidad
de
los
datos
y
las
responsabilidades
de
quienes
efectúan
este
tipo
de
tratamientos.
En
2015
continuará
el
aumento
y
consolidación
de
modelos
de
negocio
como
las
start-ups,
la
generación
de
modelos
innovadores
tecnológicos
y
los
medios
utilizados
por
los
mismos,
ponen
de
relieve
la
necesidad
de
adoptar
medidas
que
garanticen
la
seguridad
y
confidencialidad
de
la
información,
así
como
los
principios
de
calidad
y
consentimiento.
El
derecho
debe
adaptarse
a
los
nuevos
tiempos,
debe
innovarse
en
la
adopción
de
modelos
y
medidas,
por
eso,
durante
este
año,
seguiremos
avanzando
con
antiguos
debates
aún
pendientes
de
resolución,
como
es
la
obtención
del
consentimiento
y el
deber
de
información.
Dos
conceptos
que,
al
igual
que
ha
ido
ocurriendo
con
el
consentimiento
y la
información
sobre
cookies,
deben
adaptarse
al
usuario,
avanzando
en
la
expresividad,
el
lenguaje
y el
entendimiento
fácil
por
quien
lo
lee,
para
que
sea
el
usuario,
dueño
de
su
privacidad,
quien
tenga
la
capacidad
de
consentir
y
legitimar
el
tratamiento
de
sus
datos,
equilibrando
los
intereses,
derechos
y
obligaciones
de
usuarios
y
empresas
en
un
sistema
moderno
y
transparente.
Este
año
que
iniciamos
habrá
que
seguir
avanzando
y
desarrollando
conceptos
como
el
privacy
by
design,
las
Evaluaciones
de
Impacto,
el
desarrollo
de
las
apps,
el
tratamiento
de
datos
biométricos,
el
Fingerprinting
y la
geolocalización,
la
externalización
de
servicios
de
tecnología,
o la
necesaria
evolución
del
modelo
de
protección
de
datos,
dando
un
paso
más,
no
quedándonos
en
la
mera
aplicación
del
tenor
literal
de
la
ley,
automatizando
su
cumplimiento
y
fundamentándolo
de
modo
exclusivo
en
obligaciones
documentales.
Debe
avanzarse,
en
2015,
en
la
responsabilidad
de
las
empresas,
en
la
adopción
de
medidas
eficaces,
de
evaluación
del
impacto
de
determinados
tratamientos,
la
gestión
de
crisis
e
incidencias.
Junto
al
nivel
de
seguridad
reconocido
en
nuestra
normativa,
debemos
recordar
que
hay
un
nivel
social
de
protección
de
datos,
que
no
siempre
se
corresponde
con
el
regulado,
donde
un
dato
de
nivel
básico
puede
tener
un
interés
vital
para
una
persona
concreta.
En
2015
debe
profundizarse
en
la
profesionalización
y
especialización
de
quienes
dedican
sus
esfuerzos
a la
privacidad,
en
la
formación
y la
educación
de
los
usuarios
sobre
sus
datos
y
derechos.
Los
ingredientes
están
servidos,
además
de
los
que
se
vayan
añadiendo
según
pasen
los
meses,
para
que
2015
pueda
consolidarse
como
el
año
de
la
privacidad.. |