Este
año
que
dejamos
atrás
hace
días
ha
sido
un
ejercicio
intenso
para
el
mundo
del
arbitraje.
Varias
de
las
instituciones
arbitrales
de
prestigio
internacionales
han
adaptado
sus
reglamentos
a
las
necesidades
actuales.
Una
de
ellas
CIMA,
Corte
Civil
y
Mercantil
realizó
importantes
modificaciones
a
mediados
de
octubre,
donde
también
conmemoró
su
veinticinco
aniversario.
Ahora
bajo
la
dirección
de
Gonzalo
Stampa,
profesional
de
reconocida
carrera
profesional
afronta
una
nueva
etapa
y
socio
director
del
despacho
de
abogados
del
mismo
nombre:
“Todos
estos
cambios
que
hemos
visto
producirse
en
el
sector
vienen
propiciados
porque
el
cliente
final
desea
más
claridad
y
transparencia
en
lo
que
es
el
procedimiento
arbitral,
Hablamos
de
una
persona
física
o
jurídica
que
desea
que
sea
controversia
se
resuelva
bien”,
afirma.
Con
este
experto
en
arbitraje
pasamos
revista
a
los
principales
acontecimientos
de
un
sector
cada
vez
más
en
auge,
sobre
todo
por
la
internacionalización
de
las
empresas.
Stampa
no
pide
que
el
Estado
ayude
al
arbitraje
en
su
desarrollo
pero
sí
que
si
realmente
apuesta
por
este
método
alternativo
de
resolución
de
conflictos
se
forme
mejor
a
los
jueces
en
esta
materia
para
que
puedan
ejercer
un
control
judicial
de
los
laudos
más
lógico
y
con
más
seguridad
jurídica.
En
primera
persona
“Reconozco
que
dedicarme
al
arbitraje
fue
más
por
los
estudios
de
derecho
internacional
privado
en
quinto
de
carrera
que
por
otras
circunstancias.
Era
el
año
1990
y
hace
dos
se
había
aprobado
la
ley
de
arbitraje
de
aquel
momento.
Eso
de
resolver
los
conflictos
de
otra
manera
al
procedimiento
judicial
me
llamó
mucho
la
atención.
Acabada
la
carrera
tuve
la
suerte
de
recalar
en
el
despacho
de
Bernardo
Cremades.
Gracias
a él
pude
especializarme
en
esta
materia
y
seguir
estudiando
en
Inglaterra
la
práctica
arbitral.
El
mundo
del
arbitraje
le
debe
mucho
a
Bernardo,
un
profesional
muy
valorado
dentro
y
fuera
de
nuestras
fronteras.
No
tengo
más
que
palabras
de
agradecimiento
para
él.
Trece
años
estuve
en
su
despacho,
ahí
pude
aprender
muchas
cosas
a su
lado.
Pocos
profesionales
conocen
como
él
por
dentro
este
mundo
tan
complejo.
Pero
quería
probar
trabajar
por
mi
cuenta
y
así
arranco
Stampa
Abogados
en
enero
del
2011.
Siempre
he
creído
en
la
abogacía
tradicional.
Un
concepto
que
se
va
perdiendo
porque
todo
se
mercantiliza.
En
ese
contexto
la
confianza
y el
trato
personalizado
es
fundamental
hasta
que
te
conviertes
en
un
confesor
de
cabecera
de
tus
clientes.
Aun
recuerdo
mi
primer
arbitraje,
tras
el
viaje
a
Londres
que
he
comentado,
en
1994
lo
afronté
en
solitario,
antes
había
colaborado
en
otros.
Era
un
asunto
que
se
gestionó
en
CCI
sobre
un
complejo
hotelero
y
unos
problemas
que
se
suscitaron
con
terceros.
No
fue
mal
el
asunto.
Ahora
ya
he
realizado
mi
arbitraje
número
ciento
treinta
pero
me
sigue
motivando
mucho
este
mundo
tan
peculiar.”
Sr.
Stampa,
¿el
hecho
de
haberse
producido
tantos
cambios
durante
el
pasado
año
en
los
Reglamentos
de
prestigiosas
cortes
arbitrales
indica
que
podemos
ir a
un
modelo
único
en
este
sentido?
No,
para
nada
y
eso
no
sería
bueno
para
el
arbitraje,
uno
de
los
rasgos
que
define
al
arbitraje
es
la
libertad
de
competencia.
De
hecho
esa
variedad
de
reglamentos
permite
que
cada
uno
de
ellos
se
pueda
adaptar
mejor
a
diferentes
controversias.
Al
mismo
tiempo
se
ofrece
muchas
facilidades
a
las
partes
para
que
desarrollen
su
procedimiento
como
ellas
quieran
En
este
contexto
internacional
sigue
siendo
CCI
de
París
la
referencia
a
nivel
internacional.
Estamos
hablando
de
la
institución
arbitral
por
excelencia.
Una
de
las
más
veteranas
porque
data
de
1923
y
hay
que
reconocer
que
ha
sabido
adaptarse
a
los
nuevos
tiempos.
Su
capacidad
de
gestión
está
fuera
de
duda
con
esos
más
de
15.000
arbitrajes
que
habrá
gestionado
hasta
la
fecha.
Su
liderazgo
en
este
sector
está
fuera
de
duda
pese
a
que
hay
otras
entidades
en
Londres,
Estocolmo
de
primer
nivel
también.
Se
ha
sabido
adaptar
muy
bien
a
las
exigencias
de
las
partes
y
supo
actualizar
su
Reglamento
hace
tres
años
para
mejorar
la
disponibilidad
y
trabajo
de
los
árbitros.
Este
es
uno
de
sus
logros
haber
hecho
Reglamentos
comprensibles
casi
para
todo
el
mundo.
Nadie
duda
que
CCI
está
ahí
por
el
trabajo
de
José
Ricardo
Feris,
secretario
general
adjunto
de
esta
entidad…
Solo
puedo
decir
que
es
un
gran
profesional
siempre
muy
pendiente
de
los
cambios
que
hay
en
el
sector
y la
verdad
que
su
visión
del
arbitraje
ha
ayudado
a
que
CCI
se
adapte
a
los
nuevos
tiempos.
En
este
entorno
global,
la
internacionalización
que
genera
más
salidas
de
empresas
a
otros
países
también
genera
más
arbitrajes
de
inversión,
al
tener
conflictos
con
ciertos
países.
El
arbitraje
de
inversión
pese
a
que
parece
que
se
circunscribe
al
CIADI,
se
ha
podido
utilizar
siempre
tanto
via
UNCITRAL,
u
otras
cortes
como
CCI,
Viena
o
Estocolmo.
Que
se
acuda
a
CIADI
es
por
el
respaldo
que
tiene
del
Banco
Mundial
como
promotor
de
esta
entidad.
Todo
depende
del
tratado
bilateral
de
protecciones
inversiones
que
se
suscriba
en
el
que
suele
venir
a
que
corte
arbitral
acudir
si
hubiera
alguna
disputa.
Para
la
persona
que
le
gusta
el
arbitraje,
el
de
inversiones
es
un
rolls,
un
diamante.
En
él
confluyen
todas
las
áreas
del
derecho;
tiene
mucho
derecho
administrativo,
derecho
internacional
público
y
privado,
derecho
civil
e
incluso
derecho
puramente
arbitral.
Este
es
parte
de
su
encanto
y de
su
complejidad.
Fuera
del
CIADI
hay
buenos
profesionales
y
buenas
instituciones
arbitrales
que
también
pueden
gestionar
cualquier
arbitraje
de
inversión.
Ya
la
respuesta
al
asunto
depende
de
la
complejidad
del
mismo
pero
puede
estar
sobre
los
dos
años
aproximadamente.

El
arbitraje
de
CIADI
permite
la
publicidad
de
los
laudos
frente
al
arbitraje
convencional.
¿En
el
futuro
puede
haber
algún
punto
de
encuentro
entre
ambas
prácticas?
Son
dos
formas
de
ver
la
controversia
diferentes.
El
arbitraje
CIADI
tiene
su
manera
de
funcionar
aunque
si
las
partes
deciden
no
dar
publicidad
a
esos
laudos
no
se
da.
En
el
arbitraje
comercial
pasa
lo
mismo
con
una
paradoja,
sobre
todo
estás
protegiendo
la
privacidad
de
la
controversia
en
sí y
cuando
tienes
que
ejecutar
el
laudo
tienes
que
ir a
la
via
judicial,
con
lo
cual
ese
laudo
se
convierte
en
público
¿En
este
terreno,
una
entidad
como
la
IBA
y
sus
recomendaciones
en
materia
de
arbitraje
tienen
mucho
peso
para
ustedes
los
expertos?
Son
sugerencias
de
peso
específico
de
nuestros
colegas
anglosajones
pero
son
solo
eso
para
los
profesionales
que
nos
dedicamos
al
arbitraje.
En
los
últimos
años
se
han
centrado
en
la
práctica
de
la
prueba
y en
la
independencia
e
imparcialidad
de
los
árbitros,
dos
cuestiones
clave
para
el
arbitraje.
Y
este
año
que
acabamos,
donde
CIMA
ha
modificado
su
Reglamento
y
cumplido
veinticinco
años,
¿es
un
punto
de
inflexión
importante
de
cara
al
futuro?
“Creo que CIMA se percibe como una entidad independiente de cualquier poder o ideología que se pueda pensar. Su financiación no depende de terceros y sí de su funcionamiento y actividad.” |
Sí,
eso
pensamos.
Creo
que
nuestra
institución
arbitral
se
percibe
como
una
entidad
independiente
de
cualquier
poder
o
ideología
que
se
pueda
pensar.
Su
financiación
no
depende
de
terceros
y sí
de
su
funcionamiento
y
actividad.
Estos
primeros
veinticinco
años
señalan
la
consolidación
de
CIMA
en
el
panorama
arbitral
nacional
e
internacional
y de
su
propio
prestigio,
avalado
por
unos
árbitros
de
primer
nivel.
Ahora
dentro
de
nuestro
Plan
Estratégico
se
ha
adaptado
el
Reglamento
a
los
nuevos
tiempos,
a la
vez
que
se
impulsa
la
imagen
internacional
de
la
institución.
Da
la
sensación
que
ahora,
tras
ese
cuarto
de
siglo,
CIMA
ya
no
está
en
el
pelotón
de
las
entidades
arbitrales
sino
que
se
ha
puesto
en
la
cabeza
y
tira
del
sector.
Es
posible
que
sea
así.
Hemos
trabajado
duro
estos
últimos
años,
duro
y
con
humildad,
y
ahora
intentaremos
seguir
como
una
de
las
instituciones
de
referencias
del
sector.
Siempre
se
ha
dicho
que
CIMA
era
la
Corte
de
los
Abogados
del
Estado,
con
cierta
sorna.
Ese
comentario
es
más
una
leyenda
urbana
que
real.
Hasta
donde
sé,
este
abogado
que
habla
con
usted
no
es
abogado
del
Estado,
al
igual
que
pasa
con
otros
profesionales
que
la
integran.
La
verdad
que
hemos
logrado
crear
un
grupo
humano
interesante,
desde
el
presidente
Juan
Serrada
hasta
cualquier
colaborador
nuestro
se
implican
a
fondo.
De
los
abogados
del
Estado
solo
podemos
decir
que
son
profesionales
muy
cualificados
con
un
conocimiento
del
derecho
y de
la
administración
del
Estado
importante.
¿Qué
objetivos
se
han
marcado
cuando
decidieron
modificar
el
Reglamento
de
CIMA?
Sobre
todo
tres
muy
a
tener
en
cuenta:
Que
el
Reglamento
fuera
a la
vez,
mejor
estructurado,
más
comprensible
y
más
actualizado
con
los
tiempos
que
vivimos.
Con
estas
modificaciones
se
le
ofrecen
a
las
partes
un
abanico
de
muchas
posibilidades
de
cara
a
que
puedan
diseñar
su
procedimiento
arbitral
desde
unos
mínimos
que
se
contemplan
en
la
actualización
realizada.
Sobre
otra
leyenda
urbana,
Sr
Stampa,
¿el
arbitraje
sigue
siendo
tan
caro
como
dicen?
Efectivamente
es
otra
leyenda
urbana.
Todo
depende
de
cómo
se
mida
si
es
caro
o
no.
En
mi
opinión
no
lo
es
por
el
ratio
tiempo
que
permite
que
los
asuntos
se
solucionen
de
manera
más
rápida
que
en
un
procedimiento
judicial.
Lo
que
sí
parece
complicado
es
que
el
arbitraje
cuaje
en
el
mundo
de
las
PYMEs,
da
la
sensación
que
es
un
terreno
mejor
para
la
mediación
empresarial.
Arbitraje
y
mediación
no
son
excluyentes.
Hay
que
darse
cuenta
que
a
las
partes
hay
que
darles
soluciones
y
sobre
todo
que
sepan
que
tienen
que
asumir
luego
las
consecuencias
de
esa
decisión
que
tienen
en
cuenta.
Desde
esa
perspectiva
el
Estado
tiene
que
ofrecer
esos
mecanismos
de
solución
de
controversia
para
que
las
partes
elijan
el
que
mejor
les
convenga.
Hay
que
darse
cuenta
que
ni
la
mediación
ni
el
arbitraje
sirven
para
todo.
¿Cuál
debe
ser
el
papel
del
Estado
en
este
contexto
de
métodos
extrajudiciales?
Sobre
todo
el
de
dotar
de
organismos
de
control
judicial
que
ofrezcan
seguridad
jurídica
a
las
partes.
No
digo
que
no
exista
seguridad
jurídica
sino
que
se
puede
mejorar
y
reforzar
este
concepto.
Es
fundamental
que
los
fallos
de
los
tribunales
cuando
se
apela
el
laudo
sean
previsibles
tal
y
como
sucede
en
Francia
e
Inglaterra
donde
el
arbitraje
cumple
unos
parámetros
con
un
control
judicial
previsible
No
puede
ser
que
el
criterio
de
un
laudo
en
un
tribunal
dependa
del
estado
de
ánimo
del
juez
en
ese
momento.
Si
hay
esa
inseguridad
en
una
institución
como
es
el
arbitraje,
empresas
y
pymes
dejarán
de
acudir
a la
misma.
Pero
en
principio,
esa
anulación
del
laudo
es
solo
por
aspectos
formales,
como
dice
la
ley…
Esa
es
la
teoría
pero
al
final
te
das
cuenta
que
los
jueces
sí
entran
en
el
fondo
del
asunto
para
argumentar
cuestiones
formales.
No
puede
ser
que
tres
sentencias
dictadas
por
asuntos
similares
tengan
fallos
diferentes.
Eso
no
crea
seguridad
jurídica.
Entonces,
¿necesitamos
algún
cambio
normativo
más
en
estos
momentos?
“Más que nuevas leyes, lo que necesita el sector del arbitraje es que se invierta en formación especializada. Que nuestros jueces puedan tras conocer a fondo el arbitraje unificar criterios en muchos asuntos similares.” |
Más
que
nuevas
leyes,
invertir
en
formación
especializada.
Que
nuestros
jueces
puedan
tras
conocer
a
fondo
el
arbitraje
unificar
criterios
en
muchos
asuntos
similares.
Los
criterios
interpretativos
deben
ser
uniformes
esa
es
la
clave
de
la
seguridad
jurídica
de
la
que
hablábamos
antes.
Para
que
las
pymes
puedan
aceptar
el
arbitraje
como
otro
método
de
resolución
de
controversias
hay
que
trabajar
mucho
en
este
tema
aún.
No
sería
descartable
y
aportaría
mucho
que
los
propios
TSJ
que
ahora
ven
las
posibles
impugnaciones
pudieran
tener
secciones
especializadas
en
materia
arbitral
con
gente
formada
que
conozca
el
arbitraje
a
fondo
y
tenga
unos
criterios
uniformes.
En
estos
años
de
arbitraje
contemporáneo,
desde
el
2003,
¿no
tiene
la
sensación
que
el
Estado
no
ha
hecho
nada
por
promocionar
el
arbitraje,
salvo
crear
el
marco
legal
adecuado?
No
estoy
de
acuerdo
con
lo
que
se
dice
a
este
respecto.
De
hecho
no
soy
partidario
de
la
intervención
de
Papá
Estado
en
este
tipo
de
actividades.
Tenemos
una
legislación
muy
buena,
pese
a la
reforma
del
2011
sigue
siendo
buena
pero
no
creo
que
deba
ser
él
quien
haga
el
desarrollo
de
la
actividad.
Este
desarrollo
y
puesta
en
marcha
corresponde
a
los
especialistas
o
entidades
del
sector:
instituciones
arbitrales,
jueces,
árbitros
y a
abogados,
sobre
todo
y
algunas
asociaciones
empresariales
que
quieran
vincularse
para
su
posterior
desarrollo.
Lo
que
sí
se
podría
hacer
es
crear
un
edificio
centralizado
como
el
de
Londres
o
París
donde
tienes
las
salas
de
audiencia
en
el
centro
de
la
ciudad
y
tienes
una
infraestructura
adecuada
para
que
las
instituciones
arbitrales
y
las
partes
puedan
acudir
ahí.
Aunque
las
comparaciones
son
odiosas,
¿qué
nivel
tienen
nuestras
instituciones
arbitrales
respecto
a
las
europeas?
El
problema
de
un
país
como
el
nuestro
es
que
tenemos
una
autoestima
baja.
Las
instituciones
que
tenemos
ahí
están,
hacen
muy
bien
su
trabajo
y
tienen
detrás
gente
muy
competente.
Ahora
mismo
se
alaba
el
trabajo
de
la
Corte
Española
de
arbitraje;
de
la
Corte
de
Arbitraje
de
la
Cámara
de
Madrid
y la
propia
CIMA
¿Qué
nos
falta
para
estar,
entonces
a su
nivel?
Nos
falta
tiempo
de
cocción,
es
decir,
madurez
y
apoyo
institucional
en
aspectos
como
el
que
le
he
comentado
de
mayor
formación
de
nuestros
jueces
en
arbitraje,
una
cuestión
que
mejoraría
sin
duda
la
seguridad
jurídica
de
sus
decisiones
posteriores.
Y
quizás
algo
de
audacia
en
determinados
momentos.
|