Formarse
para
estar
actualizado
en
sus
conocimientos
en
un
entorno
cada
vez
más
competitivo
y
global.
Y
formar
a
otros
profesionales,
porque
no
es
raro
ver
cada
vez
más
a
estos
profesionales
dedicar
tiempo
en
formar
a
otros
más
noveles,
es
el
objetivo
de
la
plataforma
online
learning
law,
un
proyecto
ideado
por
el
abogado
Pablo
Aloy,
experto
en
tecnología
y
director
de
Selectic,
empresa
especializada
en
e-learning.
Desde
este
lunes
dos
de
febrero,
learning
law
ya
está
operativo
con
siete
cursos
que
el
abogado
interesado
puede
inscribirse:
“Hemos
diseñado
una
metodología
y
unos
procesos
muy
depurados
que
permiten
actuar
como
tutor
a
cualquier
abogado
experto
con
conocimientos
de
usuario
básico
en
el
manejo
de
un
ordenador
y de
internet”;
comenta
Aloy
quien
nos
recuerda
la
experiencia
que
se
llevó
a
cabo
en
ICAV
donde
“ el
colectivo
de
abogados
nos
ha
sorprendido
gratamente
por
su
capacidad
de
adaptación
a
nuevos
medios
y
contextos”.
Learning
law
es
un
proyecto,
en
definitiva,
que
ofrece
a
los
abogados
un
nuevo
canal
de
formación,
en
la
modalidad
on-line,
que
les
permita
mantener
actualizadas
sus
competencias
profesionales
en
este
nuevo
contexto
socio-económico
global
y
marcado
por
el
uso
de
la
tecnología.
En
primera
persona
“Como
trabajo
final
del
último
Máster
que
cursé
en
la
UOC,
sobre
dirección
y
gestión
de
proyectos
e-learning,
diseñe
un
proyecto
para
introducir
las
TIC
en
la
formación
del
Ilustre
Colegio
de
Abogados
de
Valencia.
A
partir
de
ese
proyecto,
desde
julio
de
2012,
hemos
venido
colaborando
con
el
ICAV
en
el
diseño
de
acciones
formativas
para
abogados
en
la
modalidad
e-learning.
“Hemos diseñado una metodología y unos procesos muy depurados que permiten actuar como tutor a cualquier abogado experto con conocimientos de usuario básico en el manejo de un ordenador y de internet” |
Durante
estos
últimos
años
hemos
planteado
varios
tipos
de
acciones
formativas,
varios
modelos
de
tutorización
y
recabando
información
de
los
abogados
participantes
en
dichas
acciones
formativas.
Con
todo
este
expertise
que
hemos
adquirido
sobre
la
formación
on-line
en
el
sector
jurídico,
hemos
creado
learning
law.
Learning
law
es
un
Proyecto
que
hemos
diseñado
para
ofrecer
a
los
abogados
un
nuevo
canal
de
formación,
en
la
modalidad
on-line,
que
les
permita
mantener
actualizadas
sus
competencias
profesionales
en
este
nuevo
contexto
socio-económico
global
y
marcado
por
el
uso
de
la
tecnología.
Por
una
parte,
ofrece
a
los
abogados
expertos
todos
los
recursos
para
crear
e
impartir
un
curso
en
la
modalidad
e-learning,
permitiéndoles
rentabilizar
su
inversión
a
través
de
la
reutilización
del
curso
en
un
multicanal
de
distribución
y
fomentando
su
marca
personal.
Por
otra
parte,
ofrece
a
los
abogados
alumnos
cursos
de
corta
duración
y
muy
específicos,
que
se
adaptan
a
las
necesidades
reales
que
tienen
los
abogados
en
este
nuevo
contexto
y
que
están
basados
en
un
aprendizaje
práctico
enfocado
a la
adquisición
de
competencias
profesionales,
siempre
apoyado
o
con
la
orientación
del
experto.
Además,
el
proyecto
ofrece
a
los
prestadores
de
servicios
dirigidos
a
abogados
la
posibilidad
de
usar
los
cursos
en
sus
organizaciones
o
para
sus
clientes,
colegiados,
asociados...,
sin
necesidad
de
invertir
en
la
creación
del
curso,
ni
en
una
plataforma,
solamente
mediante
pago
por
uso.”
Sr.
Aloy,
¿Están
bien
formados
nuestros
abogados?
¿Cómo
pueden
utilizar
learning
law
aquellos
que
nos
lean?
Los
juristas
que
ejercemos
como
abogado
tenemos
una
responsabilidad
muy
grande,
ya
que
gestionamos
intereses
ajenos
muy
importantes
y
sobre
nuestras
manos
depositan
su
confianza
los
clientes.
Todo
nuestro
colectivo
es
consciente
de
la
necesidad
de
formarse
y de
actualizar
sus
conocimientos,
pero
hasta
ahora
esta
actualización
ha
ido
a
golpe
de
BOE
y de
Jurisprudencia,
es
decir
se
ha
basado
fundamentalmente
en
conocer
la
nueva
legislación
aplicable
y
las
distintas
interpretaciones
jurisprudenciales
que
van
surgiendo.
Hoy
en
día,
también
es
necesario
que
los
abogados
nos
formemos
en
las
nuevas
competencias
que
demandan
los
ciudadanos
en
este
nuevo
contexto
socio-económico
global
y
marcado
por
el
uso
de
la
tecnología.
Por
ello,
learning
law
ofrece
un
canal
de
formación
on-line
para
que
los
abogados
expertos
en
una
materia
concreta
puedan
crear
cursos
on-line
y
para
que
los
abogados
alumnos
puedan
adquirir
las
competencias
profesionales
que
demanda
la
sociedad.
Learning
law,
convierte
a
abogados
expertos
en
tutores.
¿Es
complicado
desempeñar
esta
labor?
No,
hemos
diseñado
una
metodología
y
unos
procesos
muy
depurados
que
permiten
actuar
como
tutor
a
cualquier
abogado
experto
con
conocimientos
de
usuario
básico
en
el
manejo
de
un
ordenador
y de
internet.
En
la
experiencia
que
hemos
adquirido
en
el
ICAV,
el
colectivo
de
abogados
nos
ha
sorprendido
gratamente
por
su
capacidad
de
adaptación
a
nuevos
medios
y
contextos.
Recuerdo
un
curso
que
organizamos
sobre
derecho
penitenciario
en
el
ICAV,
en
el
que
diseñamos
un
role-playing
con
tres
grupos
de
alumnos,
cada
grupo
adoptaba
un
rol
diferente,
un
grupo
hacia
de
abogado,
el
segundo
grupo
de
fiscal
y el
tercer
grupo
de
tribunal.
Cada
grupo
elaboró
su
escrito
(recurso,
impugnación
y
resolución)
de
forma
colaborativa
y
simulamos
durante
tres
semanas
una
situación
real.
Fue
increíble
ver
cómo
con
un
diseño
de
procesos
y
una
correcta
disposición
de
las
herramientas
en
la
plataforma,
los
alumnos
y el
tutor
fueron
capaces
de
completar
de
forma
más
que
satisfactoria
la
experiencia.
¿Qué
tipos
de
conocimientos
legales
se
pueden
adaptar
a
esta
plataforma
on-line?
¿Es
cierto
que
hay
contenidos
no
adaptables
al
modelo
e-learning?
Creo
que
debemos
superar
el
debate
de
si
formación
presencial
o
formación
on-line,
hoy
en
día
es
indiscutible
que
el
uso
de
la
tecnología
puede
mejorar
los
procesos
de
aprendizaje,
la
pregunta
que
nos
planteamos
nosotros
ante
un
nuevo
proyecto
no
es
si
incluimos
tecnología,
sino
es
qué
intensidad
y
relevancia
le
damos
a la
tecnología
en
el
planteamiento
de
la
acción
formativa.
Hemos
de
entender
que
si
introducimos
bien
la
tecnología
lograremos
una
formación
más
eficiente,
tanto
a
nivel
económico
como
en
cuanto
a la
consecución
de
objetivos,
te
explico:
“Para que los abogados usen la tecnología correctamente en el ejercicio de su profesión lo principal es que tomen conciencia y que conozcan realmente qué es lo que están usando.” |
La
formación
on-line
no
es
más
barata,
requiere
más
inversión,
pero
sí
puede
ser
más
eficiente
ya
que
permite
generar
economías
de
escala,
pero
para
ello
las
acciones
formativas
deben
reutilizarse.
Por
ejemplo,
podemos
organizar
una
jornada
presencial
para
50
personas
y
que
sea
rentable,
pero
si
creamos
una
acción
formativa
on-line
podemos
llegar
a
500
personas
y
ser
más
eficientes.
Pero
no
solo
a
nivel
económico
es
más
eficiente
la
formación
on-line,
sino
también
en
cuanto
a la
consecución
de
los
objetivos
de
aprendizaje.
Hoy
en
día,
los
objetivos
de
aprendizaje
no
pueden
basarse
solamente
en
que
el
abogado
sepa
de
una
determinada
materia,
sino
que
deben
enfocarse
a
que
el
abogado
adquiera
competencias
profesionales.
Una
competencia
profesional
confiere
al
abogado
los
conocimientos,
habilidades
y
actitudes
para
resolver
problemas
en
contextos
reales.
Es
imposible
adquirir
una
competencia
profesional
solo
con
asistir
a
una
jornada
presencial
de
oyente,
en
cambio
sí
es
posible
que
un
abogado
comience
a
adquirir
una
competencia
profesional
resolviendo
un
caso
práctico.
Esto
es
la
principal
diferencia
entre
nuestros
cursos
y
los
cursos
solamente
presenciales,
y
también
nos
diferencian
de
la
mayoría
de
acciones
e-learning
que
ofrecen
otras
entidades,
que
nosotros
basamos
el
aprendizaje
en
la
práctica
y
resolución
de
casos,
el
abogado
aprende
haciendo,
mientras
que
en
la
mayoría
de
acciones
formativas
que
se
organizan
actualmente
dirigidas
a
abogados,
el
abogado
aprende
escuchando
o
leyendo,
así
solo
se
puede
obtener
información,
muy
valiosa
por
supuesto,
pero
insuficiente
para
que
ese
abogado
sepa
resolver
un
caso
en
un
contexto
real,
básicamente
porque
nunca
antes
se
ha
enfrentado
a
esa
situación
y
solo
con
saber
no
se
soluciona
un
problema
en
un
contexto
real,
es
necesario
además
saber
hacer
y
saber
estar,
es
decir
conocimiento,
habilidades
y
actitudes.
¿En
este
contexto
global
que
vivimos
qué
competencias
deben
actualizar
vía
formación
nuestros
abogados?
Además
de
la
formación
tradicional,
que
sigue
siendo
necesaria
por
supuesto,
el
nuevo
contexto
socio-económico
plantea
un
mercado
de
servicios
jurídicos
altamente
competitivo
y
que
demanda
otro
tipo
de
abogados.
Se
está
escribiendo
mucho
sobre
este
tema
y es
complicado
perfilar
un
“kit
de
competencias”
para
el
abogado
global
o el
abogado
del
siglo
XXI.
Desde
el
proyecto
learning
law
queremos
pulsar
la
opinión
de
los
propios
abogados,
efectuando
encuestas
para
conocer
de
primera
mano
cuáles
son
las
competencias
que
los
abogados
consideran
que
necesitan.
Hemos
lanzado
la
primera
encuesta
para
conocer
qué
competencias
transversales
son
más
demandadas
y
así
poder
ofrecer
esta
información
en
abierto
a
los
futuros
expertos
con
el
objetivo
de
que
la
formación
de
learning
law
se
adapte
a
las
necesidades
y
peticiones
de
los
propios
abogados.
Y a
nivel
tecnológico,
¿qué
debe
aprender
un
abogado
para
ser
competitivo?
Recientemente,
mi
compañera
Teresa
Doménech,
publicó
en
su
medio
un
artículo
muy
interesante
sobre
este
tema
en
el
que
explicaba
la
importancia
de
que
los
abogados
adquieran
unas
competencias
tecnológicas
básicas.
Desde
mi
punto
de
vista,
es
imprescindible
por
ejemplo
que
cualquier
abogado
sepa
usar
aplicaciones
informáticas
de
gestión
del
despacho,
sepa
usar
bases
de
datos
informatizadas
para
localizar
información,
sepa
comunicarse
a
distancia
con
el
uso
de
medios
electrónicos
(videoconferencia,
correo
electrónico,
mensajería
instantánea)...
y
para
mi
una
de
las
más
importantes
es
la
competencia
de
“aprender
a
desaprender”
para
poder
adaptarse
a
los
vertiginosos
cambios
tecnológicos
que
se
producen
constantemente.
Además
de
estas
competencias
básicas,
estamos
viendo
el
nacimiento
de
una
nueva
especialidad
o
área
de
práctica
que
trata
asuntos
de
base
tecnológica,
que
podríamos
llamar
derecho
digital
y de
internet,
la
cual
requiere
conocimientos
tecnológicos
más
avanzados.
¿Cree
que
la
irrupción
de
la
tecnología
puede
hacer
cambiar
el
modo
de
ejercer
la
abogacía?
Rotundamente
Sí,
sin
ninguna
duda.
Pensemos
en
la
necesidad
de
gestionar
información
en
formato
digital,
o en
el
cambio
que
han
operado
las
TIC
en
la
forma
en
que
nos
comunicamos
con
nuestros
clientes
o
con
otros
compañeros,
con
los
Tribunales,
con
las
Administraciones
Públicas…
Los
asuntos
que
se
encargan
hoy
en
día
a un
abogado
ya
incorporan
de
forma
directa
o
indirecta
algún
componente
tecnológico,
como
por
ejemplo
el
uso
del
correo
electrónico
entre
las
partes
implicadas
en
el
caso.
Además,
los
abogados
y
los
despachos
son
cada
vez
más
conscientes
de
que
para
sobrevivir
en
este
mercado
de
servicios
competitivo
es
necesario
potenciar
la
marca
personal
y la
marca
corporativa
en
internet
para
captar
nuevos
clientes
y
fidelizar
a
los
clientes
actuales.
¿Qué
es
lo
más
complicado
para
un
abogado
a la
hora
de
entender
que
debe
manejar
la
tecnología
en
su
uso
profesional?
Muy
buena
pregunta,
creo
que
el
primer
paso
para
que
los
abogados
usen
la
tecnología
correctamente
en
el
ejercicio
de
su
profesión
es
que
tomen
conciencia
y
que
conozcan
realmente
qué
es
lo
que
están
usando.
Si
los
abogados
usamos
la
tecnología
sin
entender
cómo
funciona,
es
imposible
que
hagamos
un
buen
uso
de
ella
e
incluso
podemos
poner
en
riesgo
la
seguridad
jurídica
de
las
operaciones
y
vulneran
nuestro
código
deontológico.
¿Qué
beneficios
más
notables
ofrece
este
proyecto
vía
e-learning
para
los
propios
abogados?
Es
escalable,
lo
que
permite
cubrir
la
elevada
demanda
de
formación
de
los
abogados
para
adaptarse
a
los
constantes
cambios
que
plantea
el
nuevo
contexto
Es
más
eficiente,
tanto
a
nivel
económico
como
a
nivel
de
logro
de
objetivos
de
aprendizaje
Mejora
la
habilidad
de
los
abogados
en
el
uso
de
las
TIC,
lo
que
aporta
un
valor
añadido.
Permite
a
los
abogados
una
actualización
permanente
de
competencias,
es
lo
que
nosotros
denominamos
“lifelong
learning
for
lawyers”
Ofrece
una
metodología
probada
y
que
funciona,
que
permite
al
abogado
aprender
haciendo
y
adquirir
verdaderas
competencias
profesionales,
no
solamente
saber
de
una
materia,
sino
también
saber
aplicar
esos
conocimientos
y
tener
las
habilidades
y
actitudes
necesarias
para
resolver
problemas
reales.
Sin
barreras
temporales
y
espaciales,
puedes
formarte
cuando
y
donde
quieras.
Y
todo
ello,
lo
que
es
también
muy
importante,
a un
precio
reducido.
|