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22 de ABRIL de 2015

Ángel Juárez, presidente APROED:
“En estos momentos la abogacía no tiene un proyecto común”

LAWYERPRESS / @LuisjaSanchez

Abogado madrileño, nuestro interlocutor preside APROED, una asociación que aglutina juristas y ciudadanos y que ha sido uno de los ponentes de la mesa sobre asociacionismo en el sector legal que tuvo lugar en el día de ayer en este I Congreso de la Abogacía Madrileña. “Es cierto el carácter individualista del abogado le hace estar fuera del movimiento asociativo. Esta corriente asociativa debería velar por los derechos de la ciudadanía, así lo hace nuestra propia entidad APROED”, comenta. Sobre esta mesa en la que ha sido ponente señala que se ha constatado que las asociaciones participantes en la misma han hablado de sus proyectos propios más que iniciativas comunes. “Es el momento de buscar ese proyecto común, donde quede al margen la forma de pensar y ser de cada quien. Se trata de combinar la unidad de acción junto con la diversidad que debe coexistir de forma simultánea”, apunta. Mientras tanto el grado de asociacionismo en las profesiones jurídicas es bastante escaso. Ni abogados, jueces o fiscales ven la necesidad de integrarse a nivel global. En el caso de la abogacía, nuestro interlocutor denuncia que falta un proyecto común en el que todas las asociaciones del sector puedan agruparse.

Sr. Juárez, tras participar en una jornada sobre derecho asociativo en este Congreso de la Abogacía Madrileña, ¿qué sensación tiene de lo que está pasando en su entorno?

El movimiento asociativo debe buscar la identidad de la abogacía como colectivo. Cada asociación debe tener su identidad propia y romper la tendencia del abogado a aislarse y a no creer en el asociacionismo.

Nosotros apostamos por esa metamorfosis; de abogado individual que solo le preocupan sus propios intereses en abogado social. Es decir, que además de hacer su trabajo como profesional debe mentalizarse que su proyección debe ser social.

Es curioso que también jueces y fiscales también rechacen su movimiento asociativo que les corresponde. Las profesiones jurídicas parece que prefieren trabajar a su aire.

Es cierto, parece que hablamos de profesionales muy individualistas y que falta una carencia de identidad como colectivo que también afecta a los profesionales que usted acaba de mencionar.

Si hay algo clave para el devenir de la abogacía y para el resto de los operadores jurídicos es tener una identidad propia que la defina. No hablo de homogeneidad como grupos, cada uno puede tener su propia idiosincrasia, forma de pensar u objetivos.

Hablo de una unidad a todos los objetivos comunes del colectivo de abogados.

¿Cómo consigue una asociación sus propias señas de identidad?

Esa identidad propia se consigue dejando en un segundo término las aspiraciones personales e incluso las aspiraciones sociales y volcándose por la consecución de objetivos comunes que afecten y que traten de preservar los intereses de quien está por encima de las asociaciones y de los propios individuos que es la sociedad.

¿Cuál es la relación entre asociaciones de abogados y sus Colegios Profesionales?

Solo puedo hablarle de las relaciones que APROED mantiene con el Colegio de Madrid. Hay sus más y sus menos. El Colegio parece que quiere demandar de las asociaciones algo más que cercanía a los intereses. Creo que esta actitud debe cambiar y las asociaciones deben considerarse con independencia de que haya una comunión con la forma de actuar del Colegio. Al final todas las asociaciones deben participar en la vida colegial.

Con las nuevas prácticas jurídicas están saliendo otras asociaciones de profesionales, ¿cómo valora este dato?

Son asociaciones más corporativistas que otra cosa. Se mueven por intereses de tipo económico-profesional y laboral. Creo que es fundamental que las asociaciones trasciendan de este contexto.

Es la única manera que la sociedad cambie su percepción de la abogacía; de colectivos que solo se unen para conseguir metas de tipo económico y que olvidan lo fundamental para la sociedad que es formar parte de los intereses de la propia sociedad.

Se habla mucho de la reconversión de la abogacía y que ha perdido su sitio. ¿Usted realmente, como lo ve?

La influencia que ahora tiene la abogacía en los ámbitos políticos y en la sociedad en general es escasa. Hay muchas luchas que la abogacía mantiene sin mucho éxito; es la situación caótica del Turno de Oficio; el triunfo parcial en la Ley de Tasas.

La abogacía al carecer de una identidad propia no tiene un proyecto común. Y al no tener un proyecto común la sociedad no la toma en cuenta lo que genera que su relevancia política sea nula, en definitiva.

Respecto al movimiento asociativo de los abogados, ¿qué nos puede decir?

Hay muy pocas asociaciones en el sector legal. Echo en falta asociaciones de todo tipo, tanto de tipo corporativo con intereses específicos aunque no esté de acuerdo con sus fines sí es bueno que existan.

Al mismo tiempo asociaciones que velen por los intereses de la abogacía y que busquen una abogacía con identidad propia que multipliquen su peso social e influencia política hacen falta más.

Si no tienes identidad, no influyes. Y si no tienes identidad es que no tienes proyecto común que identifique al colectivo como algo concreto. En estos momentos la abogacía no tiene un proyecto común.

¿Qué grado de colaboración hay entre las asociaciones, entonces?

Son escasas pero fructíferas. La última posibilidad de colaboración ha sido positiva. Fue el pasado jueves 16 de abril en la Facultad de Derecho donde en la jornada sobre la reforma del Código Penal que impulsamos donde colaboraron hasta once asociaciones y el resultado ha estado a la vista.  Creo que ha sido un éxito muy a tener en cuenta.
Esto significa que unidas en un objetivo común pueden conseguir a través del movimiento asociativo grandes conquistas.

¿Qué mensaje lanza Angel Juárez aquella persona que nos va a leer mañana y que es escéptica de todo lo que significa integrarse en una asociación de abogados?

Recuerdo para responder esta pregunta una parte de mi ponencia: Las asociaciones debemos superar posturas corporativistas que conforman nuestros objetos sociales. Hay que superar el protagonismo y ensimismamiento cuando no el sectarismo del que frecuentemente hacemos gala y proyectarnos como buques insignia de esa metamorfosis que proponemos.

El abogado individualista solo superará su inmovilismo social si percibe que a su alrededor se mueven asociaciones de abogados que promueven la superación de los estigmas que inmovilizan a la abogacía.

Hay que superar los sectarismos y protagonismos y estaremos invitando con nuestro ejemplo a que los compañeros superen los suyos y se sumen al nuevo proyecto de la abogacía. Ese proyecto en el que juntos seremos más fuertes pero unidos en un proyecto común somos imparables.

 

 

 
 
 

 

 
 
 
 
 
 
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