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02 de JUNIO de 2015

Manuel Martín, socio director de Gómez-Acebo & Pombo:
“Nuestra firma ve en el partnership un elemento cultural más que organizativo”

LAWYERPRESS / @LuisjaSanchez

Confiesa que aquella reunión primera para incorporarse a la firma de la que hoy es socio director, con  Fernando Pombo, uno de los fundadores del despacho, duró  tres horas en aquel mes de diciembre de 1981. Luego, la carrera de Manuel Martín ha ido pegada a la firma  donde ha desarrollado toda su actividad profesional hasta la fecha, Gómez-Acebo & Pombo, hasta ser elegido socio director desde el pasado 2001. Con él hemos analizado los principales cambios de esta profesión en estos últimos años:” Nuestro reto como despacho  es mejorar nuestra eficiencia dentro de un entorno de especialización, donde sepamos segmentar mejor nuestro trabajo al modo inglés para seguir siendo una firma puntera”, aclara. Martín, como managing partner de la firma, reconoce que cada vez tiene menos tiempo para ejercer la abogacía porque esta labor de liderazgo del despacho es fundamental y muy activa: “El managing partner escucha a su entorno y está muy pendiente de las personas de su entorno. Set rata de que pueda sacar todo el valor  de sus socios y  otros profesionales de la otra firma”, subraya. Y advierte que “en esta organización nadie pasa desapercibido porque todos son importantes”.

En primera persona

“Es posible que mi caso sea particular respecto a otros. Entré en este despacho atraído por la personalidad de Fernando Pombo. En aquel momento éramos catorce abogados en aquel diciembre de 1981 cuando tuve aquella entrevista que  duró tres horas. Pese a no tener oficinas en Madrid me llamó la atención el carácter internacional de la firma.

“Los despachos anglosajones han  aportado mucho a la abogacía de los negocios. Sin embargo los despachos españoles con más solera, incluso hace cincuenta años, se organizaron muy a su estilo”

Gómez-Acebo & Pombo gracias al propio Fernando Pombo fue un bufete anticipado a sus tiempos. En aquel momento había dos abogados españoles que más sonaban fuera de nuestras fronteras; uno Antonio Garrigues y el otro Fernando Pombo. El despacho en aquel momento contaba con cerca de un 80 por cien de clientes internacionales, ratio que se ha mantenido en la actualidad.

Reconozco que la labor de managing partner me deja poco tiempo para ejercer como abogado. En algunas ocasiones he pensado que mejor sería volver con los clientes pero realmente el trabajo de socio director me gusta y estoy implicado en él. Hablamos de un cargo ejecutivo donde hay que tomar siempre decisiones importantes.  La peor es cuando tienes que prescindir de alguien de la organización.

Respecto a mi futuro, aún no me he planteado qué haré cuando deje de ser managing partner del despacho.  Depende de varias cosas el futuro a medio plazo. Si es fuera del despacho, me gustaría dedicar parte de mi tiempo a cursar estudios de Historia.  Dentro de la firma contribuiría de la manera que los socios pensarán que pudiera colaborar mejor con ella.”

Sr. Martín: Hablando de los cambios que han sucedido en la abogacía estos treinta años tenemos que empezar por hablar de la fidelidad. Ahora es normal que un letrado haya pasado por varios despachos. Pocos han seguido su ejemplo de militar en un solo bufete.

Son tiempos diferentes, ahora hay más oportunidades que hace treinta años cuando empezaba a trabajar en esta profesión. De todas formas, trayectorias similares a la mía hay algunas como Rafael Fontana en Cuatrecasas o José María Segovia y Luis de Carlos en Uría Menéndez, por solo citar algunos.

En mi caso reconozco la impronta que recibí de Fernando Pombo, quien me fichó. Fue un verdadero líder y visionario de lo que iba a pasar en los próximos años en los despachos de abogados. Siempre tuve su apoyo en todas las labores que desempeñe en el bufete. Desde que no está con nosotros intentamos mantener la firma por la que él lucho.

Nadie discute que en el desarrollo de la abogacía española, la llegada de despachos anglosajones a nuestro país, fue clave

Han aportado mucho a la abogacía de los negocios.  Sin embargo los despachos españoles  con más solera, incluso hace cincuenta años,  se organizaron muy al estilo anglosajón. Al llegar las firmas británicas, especialmente, los despachos españoles punteros ya estaban posicionados para poder competir con ellos.

En aquel momento la manera de ejercer el derecho o atender al cliente era muy similar en los propios bufetes españoles. Fue en la década de los noventa cuando llegaron el grueso de firmas anglosajonas coincidiendo con el boom de nuestra economía.

“Muchos despachos españoles de cierto tamaño hemos apostado por el partnership, más como cultura que como forma de organización.”

Hay mucha diferencia entre la gestión de un despacho español y otro anglosajón.

Sí, hay algunas diferencias. Menos de las que uno puede imaginar. En nuestro caso, el derecho español sigue el concepto de partnership. Cuando este partnership es demasiado grande; tienes mil o dos mil socios, empieza a perder lo que es su esencia. Se trata de apostar más por el partnership como cultura que como forma de organización.

Es muy posible que aquellos despachos que tengan cerca de dos mil socios que ni entre ellos se conozcan. El partnership como cultura, implica una relación muy cercana y permanente entre los socios. En ese sentido si que hay diferencias.

En ese modelo de gestión, la figura del managing partner era impensable hace años pero ha evolucionado como un elemento indispensable.

Es cierto es un elemento clave en cualquier despacho de tamaño. Quizás la principal herencia de los despachos anglosajones que hemos heredado las firmas españolas de cierto relieve es su enfoque del negocio como empresa. Y como tal empresa hemos tenido que desarrollar toda una estructura de apoyo al negocio necesaria en cualquier organización.

Esto es lo que ha hecho emerger, al marketing jurídico, al área de RRHH, otro equipo de expertos financieros y profesionales que lleven el área de gestión del conocimiento; así como desarrollo de negocio o informática, e incluso servicios generales. Toda esta línea de apoyo ayuda a que el  negocio funcione.

¿Que un bufete tenga éxito y acapare cuota de mercado responde a que se gestione como si fuera una empresa de servicios?

A partir de un determinado tamaño parece lo más recomendable.  Hoy en día los despachos deben contar con una estructura que sea rentable y que a su vez sea lo más eficiente posible a la hora de prestar el servicio al cliente. Parte de esa eficiencia la conseguiremos con una buena estructura de apoyo que antes describimos.

Cuando habla de relación con el cliente, nadie discute que los tiempos han cambiado y que tiene el despacho que ajustarse lo que diga ese futuro cliente.

Ya lo dicen los americanos, ahora estamos en un buyers market, donde el comprador hasta cierto punto pone sus normas. Hay que darse cuenta que los servicios legales altamente especializados, muy enfocados a determinados sectores, seguirán siendo apreciados por el cliente si realmente les  aportan valor añadido.

En los tiempos que corren para poder asesorar al cliente es necesario conocer tanto el derecho nacional como el internacional; el llamado derecho supranacional e incluso el llamado derecho transnacional que llaman algunos autores: normas que aunque no emanan de Estados acaban aplicándose como tal: es el caso del mundo del deporte y la gestión hecha por UEFA y FIFA en el fútbol profesional. 

Lo mismo pasó con el registro de los dominios de Internet. Fue el mercado quien inmediatamente se organizó sin necesidad de que los Estados interviniesen.  Al mismo tiempo hay multinacionales que imponen sus códigos de conductas a sus proveedores. Eso al final es una norma que condiciona su comportamiento a aquellos que quieren hacer negocios con ellas.

En esa relación, el perfil del abogado y sus valores también han evolucionado.

Claro, como no podía ser de otra manera. El abogado tiene una mente global e incluso una aproximación global al asesoramiento. No basta con decir al cliente eso es legal y es lo que encaja con la ley, sino hay que tener en cuenta otros elementos. Aquí emerge el concepto de Tax morality, se trata de que lo legalmente aceptable, éticamente también lo sea.

Despachos como el nuestro tiene su código de conducta. En él hay principios que siguen directrices marcadas por la ley y otros que son propios de nuestra filosofía empresarial. Todos estos principios son conocidos por todos los miembros de nuestra organización.

Tiempos de cambio donde la internacionalización de los clientes y sus despachos parece algo inevitable, Sr. Martín.

Hay que distinguir la globalización de la internacionalización, términos que se confunden y responden a dos realidades diferentes. Ningún despacho español, francés u holandés puede ser un despacho global si tenemos en cuenta que nuestro derecho no es global.

Habría que preguntarse ¿Quién aplica el derecho español fuera de España? , prácticamente nadie.

¿Hay visos, entonces, de alguna confluencia entre ese derecho continental y el anglosajón que coexisten en estos momentos?

Se están haciendo notables progresos en lo que es la parte mercantil y contractual, hoy en día, en toda transacción, que implique un elemento internacional está muy influenciada por los modelos anglosajones.

En el caso de materias de orden público, el llamado derecho necesario centrado en el derecho administrativo o procesal  etc., todo ello es derecho local. Y ahí no puede tener tanta influencia el derecho anglosajón.

Dicho esto, se observa dentro de la UE, cada año más una mejor homologación de todas las normas de los países miembros. Alrededor de un 70 por cien de las normas aprobadas en España derivan de las normas europeas que antes le citaba.

Es cierto, el derecho comunitario es importante y Gómez-Acebo & Pombo fue el primer despacho español que abrió oficina en Bruselas.

En una ciudad como Bruselas pasan muchas cosas, más de las que la gente piensa que suceden. Creo que aún no se le da la relevancia que merecen las instituciones europeas cuando es en ellas donde se deciden muchas de las normas que nos van a afectar en nuestra vida diaria.  Aquí falta una labor pedagógica por parte de los políticos de cara a explicar la importancia de nuestra presencia en Europa.

Hablar de cambio en la abogacía es hacerlo de la tecnología. Una herramienta que ahora es imprescindible para ser eficiente en cualquier bufete.

Es importante en la gestión de nuestro día a día pero a veces se exagera demasiado su importancia en términos generales. En el caso del derecho español se trata de que ayude a desarrollar el Project Management para gestionarlo de forma más eficiente.

También puede tener aplicaciones al Big Data y a las herramientas de comunicación pero no es tan relevante como en otras profesiones liberales.

En este entorno digital parece entonces impensable que el trato cliente y abogado desaparezca de forma presencial.

La tecnología te ayuda a la eficiencia para prestar el servicio.  En nuestro caso ahora estamos realizando un proceso de feedback de clientes. En el 95 por cien de los casos, siempre lo que más valora el cliente es el contacto directo y cercanía con el socio. El llamado trusted advisor ofrece valor añadido a los clientes y es muy valorado por ellos.

En estos casi treinta y cinco años que hemos analizado con usted, ¿ha cambiado mucho una firma como Gómez-Acebo & Pombo?

Es posible que no sea el más apropiado para hablar de los cambios del despacho por estar dentro de la organización interna. Creo que en la manera de entender la profesión nuestra filosofía como despacho es la misma.

Hemos cambiado en tamaño y volumen de facturación lo que ha hecho que se haya modificado su enfoque empresarial. Estar entre las firmas punteras de la abogacía de los negocios no ha supuestos sacrificios internos en cuanto a valores o forma de ver el  negocio.

En ese desarrollo interno del despacho su expansión internacional se ha centrado sobre todo en Europa, además de las plazas financieras como Londres o New York.

Hay que darse cuenta que cada firma tiene sus razones para estar en uno u otro mercado. Creo que las firmas más veteranas españolas estamos en Lisboa, Londres y Nueva York por las mismas razones. Luego vienen los matices y otros posicionamientos que responden a la estrategia de cada despacho.

En nuestro caso, nos gusta trabajar con aquellos despachos de confianza y que pueden dar un nivel de calidad similar al nuestro,  en aquellas jurisdicciones que son más importantes para nosotros. Prestigio, Calidad y Rentabilidad son tres parámetros que utilizamos en estas relaciones profesionales con otras firmas.

 

 

 
 
 

 

 
 
 
 
 
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