En el mundo del Derecho, nos encontramos con una gran cantidad de problemas que
derivan de trastornos ocasionados por el consumo de alcohol y que provocan la
necesidad de una resolución legal. Para ello, ya fin de colaborar en la
actividad profesional de Jueces y Tribunales, es necesario la realización de
informes periciales por parte de los expertos, en los que se valore el estado
del paciente y se les acerque a la situación real del sujeto, con el objetivo de
dictar una resolución motivada.
Los problemas derivados del consumo de bebidas alcohólicas en el ámbito laboral
tienen una importancia muy significativa. Se observa, en estudios realizados en
diferentes países, como más de un 70% de los consumidores de alcohol tienen una
actividad laboral activa y como la población con índices más altos de consumo es
la masculina, con edades comprendidas entre los 25 y 44 años. Así, la población
trabajadora supera la prevalencia del consumo de alcohol en comparación con la
población general. Por ejemplo, en España, aproximadamente el 24% de los
trabajadores consume una cantidad de alcohol que se considera de riesgo
potencial para la salud física.
De acuerdo con los resultados hallados por investigadores a nivel mundial, el
consumo de alcohol se relaciona de forma directa con la accidentalidad laboral
(en España alrededor del 25%), un mayor absentismo, un incremento en las bajas
laborales, la disminución del rendimiento y con una mayor conflictividad (entre
el 15-40% de sanciones disciplinarias relacionadas con consumo de alcohol);
pudiendo llegar a ocasionar incluso el despido, al no cumplirse el acuerdo
contractual estipulado, por no hablar de los altos costes sociales-económicos
que implica, llegando a ascender al medio billón de las antiguas pesetas por
año.
Señalar que, a parte de la pérdida de derecho a indemnización tras sufrir un
accidente laboral en estado de embriaguez, por los TL pasan cada día más casos
de “incapacitación laboral” por alcoholismo, alegando que un sujeto derivado de
un consumo de alcohol, no cuenta con las aptitudes necesarias para responder de
manera adecuada y efectivas a las exigencias de su puesto de trabajo.
Estos cuadros deben ser estudiados por el médico y/psicólogo legal con detalle,
a fin de defender una incapacitación laboral permanente o absoluta, sea cual sea
el trabajo de un individuo, puesto que ambas dejarán al paciente una pensión
diferente, cantidad económica que no sólo repercute a éste, sino a toda su
familia. Así, en relación al carácter de la incapacitación, Fuente, Pérez
Urdaniz y col. (2001), proponen una valoración multiaxial, siguiendo los
criterios del manual diagnóstico DSM-IV*, en la que se deben de cumplir
esta serie de requisitos para obtener la invalidez absoluta:
- En el Eje I, se ha de reseñar otra sintomatología psiquiátrica.
- En el Eje II, ha de constar la base genética o trastorno de
personalidad (patología orgánica).
- En el Eje IV, se han de contemplar problemas de corte psicosocial
consecuencia del abuso de alcohol.
- En el Eje V, nivel previo y actual de funcionamiento familiar, social y
laboral.
Entendemos el informe pericial, tal y como lo define Serrat (2003), como un
documento de una extensión considerable y estructurado en una serie de
apartados, que materializa la respuesta a las cuestiones sobre las que se
pregunta al perito. Ha de elaborarse de forma concreta y precisa, procurando la
mayor claridad y objetividad posibles, de forma que aporte a los juristas la
información requerida con un vocablo comprensible y adaptado a sus necesidades.
Siguiendo a Carraco y Maza (1996), desde una perspectiva material, en un informe
pericial relacionado con el consumo de drogas, independiente del ámbito del
derecho en que se encuentre, se han de valorar los siguientes aspectos:
Confirmar, o no, la existencia de trastornos derivados del consumo de
sustancias. Se basará en el diagnóstico clínico que se fundamenta en la
entrevista y en la exploración física. Rubio y Rosemberg (2001) proponen una
serie de instrumentos para la evaluación de los trastornos por consumo de
sustancias, por ejemplo: instrumentos de detección o cribaje, entrevista
diagnósticas y/o escalas clínicas o instrumentos para cuidadores.
Es por ello necesaria una valoración del trastorno en cuanto a los efectos
psicopatológicos generales y su repercusión jurídica. Tanto en el momento de
los hechos como en el momento de la exploración.
El objetivo es el de realizar una aproximación al estado del sujeto en el
momento de los hechos, en base a dos criterios, uno de tipo psicopatológico
(determinación de la situación médica del paciente atendiendo a las tres
situaciones más comunes: intoxicación aguda, situación de consumo crónico, y de
patología inducida por el consumo o situación clínica de síndrome de
abstinencia), considerando siempre tanto la naturaleza de los síntomas y signos
clínicos, como la gravedad del cuadro clínico y el aspecto cronológico.
El segundo criterio, médico-legal, que consiste en determinar la relación entre
el estado psíquico del sujeto y los hechos que se presentan, lo que supone un
análisis estructural de las funciones cognitivo-volitivas, así como la
valoración de la gravedad de la toxicomanía.
Así como una valoración global de la personalidad y posible existencia de
otras patologías asociadas sistemáticas o de tipo psiquiátrico. La
coexistencia de un consumo de drogas y una patología psiquiátrica, obliga al
profesional forense a afinar mucho más la evaluación, puesto que la complejidad
aumenta considerablemente. Así, se muestra necesario realizar un correcto
diagnóstico diferencial entre el trastorno inducido y el trastorno primario, y
evaluar la influencia del consumo sobre otros trastornos psiquiátricos.
A modo de síntesis, un informe pericial vinculado a un consumo debiera dejar
constancia del mayor número de datos posibles y de las fuentes de información de
las que ha servido el perito, aumentando con ello el grado de fiabilidad técnica
de la prueba pericial.
*DSM-IV
(Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), es el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación
Psiquiátrica Americana (APA) y contiene una clasificación de los distintos
Trastornos Mentales con sus respectivas descripciones, síntomas y otros
criterios para su correcto diagnóstico. Estos criterios diagnósticos
proporcionan un lenguaje común entre los distintos profesionales (psiquiatras,
psicólogos clínicos e investigadores de las ciencias de la salud). |