Andaba ayer leyendo un artículo
relativo al mundo de las comunicaciones, la televisión, la multiplataforma etc…
en el que el autor, gran entendido en la materia, daba la debida importancia a
esto de la aldea global.
Sucede que mi mente sufrió un
cierto rechazo sin sentido y visceral a aquello que leía dado que era cierto que
la TV no es la “caja tonta” que creemos sino la “caja lista” que determina
nuestro modus vivendi. Podemos discutir más o menos sobre el tema
pero es una pura discusión bizantina.
El rechazo mental, y mi
particular modo de pensamiento discursivo que no sé si es correcto o incorrecto
sólo sé que es mío, me llevó a pensar en un área de trabajo a la que estoy
volviendo, tremendamente compleja, pero que tiene que ver más con el contacto
con la naturaleza: la actividad agrícola.
Es curioso pero en mis inicios
profesionales me centré en temas agrícolas: concentraciones parcelarias,
regadíos, política agraria común, etc.. luego la vida profesional me llevó a
otros sectores.
Sucede que el colaborar en el
desarrollo de un proyecto europeo, al que luego me referiré, el auge que toman
en las grandes ciudades conceptos como la agricultura “Bio”, y asuntos que estoy
estudiando como la agricultura de proximidad y los huertos urbanos, que estoy
estudiando, que son propuestos como alternativa saludable por ciertas
candidaturas políticas, fueron el caldo de cultivo de este artículo cuya mecha,
de modo involuntario y un tanto irracional, fue el artículo que leía ayer sobre
la TV.
La “vuelta al campo”, hay gente
que cree que es algo bucólico, eso suele ser porque conocen los pueblos de
turismo o en pintura. La realidad puede ser bonita pero no es bucólica.
Si en los años 60 del siglo
pasado la gente comenzó a abandonar el medio rural es porque éste no ofrecía una
mínima calidad de vida en comparación con las ciudades.
Sucede que en esos años además
empieza la mecanización de la agricultura, se requiere menos gente para las
labores del campo, los medios técnicos además posibilitan una agricultura
extensiva que cubra las necesidades de alimentos de la población.
Pero hoya, años después ¿en qué
punto estamos? Yo creo que en España estamos en el momento de reformar, cambiar
para adelante e innovar.
Innovación es una palabra que se
suele unir a tecnología. Así pues, si hablamos de innovación en la agricultura
rápidamente pensamos en nuevos métodos de siembra, de abonado o de recolección.
Y, evidentemente, eso es innovación. Pero si atendemos a un sentido más amplio
de la palabra nos referiremos además a nuevos modos de gestión de la empresa
agraria y nuevas prácticas de uso de los recursos que sean compatibles con el
medio ambiente, entre otras cuestiones.
Es decir, hay ámbitos donde se
puede innovar que no son los de la tecnología sino los de la gestión y
concepción de la actividad agrícola-ganadera como actividad empresarial con
independencia del tamaño de la explotación, así como en el de los métodos y
procedimientos de producción.
Quien escribe estas líneas y otro
abogado de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, Levón Grigorian, participamos,
apoyando a una empresa española, en un proyecto europeo del subprograma
Leonardo da Vinci, proyecto Inoves
http://www.inoves-project.eu/, relativo al empleo eficiente y adecuado de
los recursos naturales. El proyecto reúne a socios de Rumanía, Bulgaria,
Polonia, Turquía, Italia y España. Se estudian diversas áreas y la agrícola le
ha tocado al socio español al que asistimos.
A lo largo de nuestra
participación en este proyecto hemos podido comprobar la gran calidad de la
agricultura española, su gran nivel respecto de los mismos sectores de los demás
socios del proyecto, y su necesidad ontológica de dar un salto adelante y
organizarse definitivamente como empresa.
Cierto es que muchas actividades
familiares agrarias se han organizado empresarialmente y son empresas de primer
nivel. Además claro está que contamos con empresas, asimismo de primer nivel, en
el campo de la agroindustria, pero la innovación en la gestión va incluso más
allá.
En nuestra participación en este
proyecto europeo hemos testado propuestas innovadoras, que se van haciendo
realidad, como la red de huertos urbanos o la agricultura de proximidad, ambas
nucleadas en torno a una o varias tiendas “verdes”, ello permite a pequeños
productores formar parte de un proyecto mayor, de una “red verde” que aglutina a
varios productores, grandes y pequeños.
Este es el punto que no se
contempla por algunas iniciativas, es necesaria la tienda de proximidad puesto
que garantiza el llegar al gran público así como un control sanitario y de
calidad sobre el producto. El gran problema con el que nos enfrentamos es el
control de la calidad, en este punto no caben los autodidactas y que cada cual,
sobre todo si se dirige al gran público, no cumpla unas mínimas reglas de
producción y venta. Es una pura cuestión de salud pública, por ello ha existido
siempre la actividad llamada de “policía de mercados”.
Además, considerando que los
cambios de gestión como hemos visto, pueden alcanzar a grandes y pequeñas
empresas o productores, hemos comprobado que muchas explotaciones, que no
contemplan de posibilidad de innovar en la gestión, siguen ancladas en un
sistema de organización y producción cada vez menos eficiente.
En los tiempos actuales el
agricultor se enfrenta con retos como: la manera de optimizar su explotación,
las inversiones a realizar en medios de producción, la posibilidad de tener
producción ecológica, los contratos con proveedores, los contratos de venta, la
calidad alimentaria, las ayudas de la PAC, las obligaciones agroambientales que
van con dichas ayudas, la constitución de una verdadera empresa familiar, el
tener un efectivo protocolo familiar, y el prever la sucesión en la empresa
entre otras cuestiones.
La agricultura es motor de un
país, España ha dejado de ser un país eminentemente agrícola pero no por ello ha
dejado de ser un país con una agricultura de fuerte peso en su economía.
Además a todo ello hay que unir
que la agricultura ha de convertirse en un excelente aliado de la conservación
del medioambiente. Cierto es que la agricultura extensiva ha llevado, a veces, a
desastres medioambientales, pero también es cierto que hoy en día se está
produciendo un giro medioambientalista en la actividad agraria. En nuestro
ámbito español y europeo dicho giro va impulsado por dos factores importantes.
Uno sería la cada vez mayor
conciencia ecológica de la sociedad y el desarrollo de la agricultura ecológica
con productos “Bio” y supermercados exclusivamente de productos ecológicos.
Y otro sería el condicionado
ambiental de las ayudas de la PAC que ha cambiado poco a poco la mentalidad de
los propios agricultores y que ha mejorado notablemente prácticas productivas en
todo tipo de explotaciones.
Como vemos el campo es un sector
en que la innovación se puede mover muchísimo situando el sector primario como
motor de una economía dinámica y saludable. |