Será
el
próximo
mes
de
septiembre
cuando
la
Escuela
de
Técnica
Jurídica
ponga
en
marcha
la
segunda
edición
del
Master
Jurister
Civil,
un
programa
formativo
pretende
dar
una
formación
sólida
con
la
finalidad
de
que
el
abogado
pueda
desenvolverse
con
seguridad
y
aplomo
en
todas
y
cada
una
de
las
actuaciones
judiciales
en
Sala,
en
el
área
civil.
Hemos
conversado
con
Purificación
Pujol,
magistrada
y
directora
de
este
Master
para
conocer
más
a
fondo
algunas
de
sus
particularidades.
“Es
el
curso
imprescindible
para
cualquier
abogado
que
lleve
pleitos.
Se
enseña
a
ganar
los
juicios
hasta
cuando
no
se
lleva
toda
la
razón
necesaria
para
vencer
al
contrario”,
comenta.
Para
esta
experta
los
principales
vicios
de
un
abogado
en
sala
tienen
que
ver
con
la
falta
de
concreción
y
claridad
en
su
exposición:
“Esta
circunstancia
se
aprecia,
sobre
todo
en
las
conclusiones
del
juicio
ordinario.
Un
informe
realizado
con
un
esquema
ordenado,
claro
y
preciso
es
una
actuación
procesal
difícil
de
ver
en
sala”,
subraya.
A su
juicio
un
buen
argumentario
buena
camuflar
una
mala
estrategia:
“Sin
duda.
En
el
Máster
de
Jurister
Civil,
que
da
comienzo
en
septiembre,
se
enseña
los
trucos
necesarios
para
actuar
con
dignidad
cuando
no
se
lleva
razón.
En
ocasiones
un
abogado
tiene
que
defender
posturas
insostenibles
o
evidentemente
contrarias
a la
legalidad
y,
sin
embargo,
por
una
u
otra
circunstancia
se
ve
obligado
a
hacerlo”.
Sra.
Pujol:
¿Qué
le
aporta
a un
abogado
una
formación
de
estas
características?
Si
el
abogado
se
dedica
al
área
contenciosa
y
actúa
en
sala
esta
formación
le
aporta
los
conocimientos
necesarios
para
poder
desenvolverse
con
aplomo
y
soltura.
No
existe
ningún
curso
que
ofrezca
este
tipo
de
formación.
Se
les
enseña
desde
la
forma
correcta
de
entrar
en
sala
y
saludar
hasta
como
rebatir
un
argumento
de
la
parte
contraria
o
cómo
llamar
la
atención
del
juez
si
éste
se
aparta
de
las
normas
procesales
que
tiene
obligación
de
cumplir.
Es
el
curso
imprescindible
para
cualquier
abogado
que
lleve
pleitos.
Se
enseña
a
ganra
los
juicios
hasta
cuando
no
se
lleva
toda
la
razón
necesaria
para
vencer
al
contrario.
¿Qué
aspectos
procesales
debe
tener
en
cuenta
el
propio
abogado
en
esta
jurisdicción
civil?
El
más
importante
es
saber
emplear
todas
las
herramientas
que
la
Ley
procesal
pone
a
nuestro
servicio.
Recurrir
todas
las
resoluciones
que
sean
desfavorables
a
los
intereses
de
nuestro
cliente,
aunque
éstas
sean
irrecurribles.
No
sería
la
primera
vez
que
un
juez
modifica
una
resolución
irrecurrible
admitiendo
el
recurso
y
estimándolo.
Siempre
hay
que
intentarlo.
La
inadmisión
de
un
recurso
no
acarrea
coste
alguno
y la
posibilidad
de
estimación,
aunque
sea
remota,
siempre
existe.
“Ojalá hubiera podido hacer yo este curso cuando empecé a ejercer como abogado en el año 1989 en Barcelona, pero no había ningún sitio donde impartirán esta formación.” |
El
programa
habla
de
ejercicios
en
sala
¿Qué
vicios
más
comunes
se
advierten
en
nuestros
letrados?
La
falta
de
concreción,
claridad
y
orden.
Esta
circunstancia
se
aprecia,
sobre
todo
en
las
conclusiones
del
juicio
ordinario.
Un
informe
realizado
con
un
esquema
ordenado,
claro
y
preciso
es
una
actuación
procesal
difícil
de
ver
en
sala.
La
mayoría
de
abogados
suelen
repetir
la
demanda
o la
contestación
y la
fase
de
conclusiones
no
esta
para
reiterar
lo
ya
manifestado
en
los
escrito.
En
esta
fase
se
debe
valorar
la
prueba
practicada
y
ponerla
en
relación
con
la
acción
que
estamos
ejercitando,
señalando
(que
no
leyendo)
legislación
y
jurisprudencia.
Un
alegato
bien
realizado
por
el
abogado
es
muy
apreciado
por
el
juez
porque
se
le
facilita
la
tarea
a la
hora
de
resolver.
¿Dónde
está
la
clave
de
una
buena
actuación
procesal
en
sala?
Son
muchas:
no
aburrir
al
tribunal
con
preguntas
inutiles
improcedentes
y
reiteradas
a
los
testigos;
usar
el
tono
de
voz
adecuado;
creer
firmemente
el
argumento
que
se
expone
(cuando
el
abogado
sabe
que
miente
o es
muy
consciente
de
que
no
lleva
razón
se
le
nota
incluso
en
la
mirada).
Por
cierto,
siempre
se
debe
mirar
al
juez
cuando
se
está
realizando
el
informe
final.
Es a
él a
quien
hay
que
convencer
y no
al
abogado
contrario.
La
mirada
a la
persona
a la
que
te
estás
dirigiendo
es
una
de
las
claves
para
convencer
que
se
enseña
en
todas
las
escuelas
de
comunicación.
En
consecuencia,
aunque
el
juez
no
mire
al
abogado
éste
siempre
debe
dirigir
su
mirada
al
juez
cuando
esté
con
algún
alegato
relativo
al
procedimiento.
¿Es
cierto
que
una
buena
estrategia
puede
camuflar
un
mal
argumentario?
Sin
duda.
En
el
Máster
de
Jurister
Civil,
que
da
comienzo
en
septiembre,
se
enseña
los
trucos
necesarios
para
actuar
con
dignidad
cuando
no
se
lleva
razón.
En
ocasiones
un
abogado
tiene
que
defender
posturas
insostenibles
o
evidentemente
contrarias
a la
legalidad
y,
sin
embargo,
por
una
u
otra
circunstancia
se
ve
obligado
a
hacerlo.
Pues
bien,
en
esos
casos,
hay
que
utilizar
las
herramientas
necesarias
para
que
se
note
lo
menos
posible.
Tal
y
como
se
preguntaba
Piero
Calamendrei:
“¿He
ganado
la
causa
porque
el
juez
se
ha
convencido
de
las
razones
de
mi
cliente,
o
porque
se
ha
ofendido
por
los
razonamientos
de
mi
adversario?
Y
así
es,
en
el
master
se
cuentan
multiples
anécdotas
reales
que
resultan
inconcebibles.
¿En
que
percibe
un
juez
que
esté
frente
a un
abogado
experto
en
asuntos
civiles?
Se
nota
a
los
dos
minutos
de
actuación.
Entran
saludan,
se
sientan
con
firmeza
y
desde
que
toman
la
palabra
se
les
nota
que
controlan
la
sala.
No
permiten
que
el
juez
se
salga
ni
un
milímetro
de
lo
que
la
ley
le
obliga.
Hablan
con
seguridad
y
aplomo.
Son
breves,
concisos.
Señalan
lo
necesario
e
imprescindible
que
debería
establecer
la
resolución
para
darles
la
razón.
Son
muy
educados
y no
toleran
ni
permiten
un
mal
gesto
o
una
mala
actuación
ni
del
juez
ni
del
abogado
contrario.
Se
habla
mucho
del
alegato
final
como
rúbrica
de
la
intervención
del
abogado.
¿Cómo
se
prepara
bien
dicho
alegato
o
conclusiones?
Pues
si,
es
verdad,
lo
comentaba
en
alguna
pregunta
anterior.
Qué
importante
es
esa
fase
del
juicio
oral.
En
primer
lugar,
el
abogado
debe
llevar
un
esquema
del
orden
que
va a
utilizar
en
su
alegado.
Todos
los
razonamientos
deben
ir
unidos
y no
se
deben
realizar
alegatos
sueltos
y
sin
hilvanar.
La
claridad,
brevedad
y
concisión
son
fundamentales.
El
uso
del
lenguaje
adecuado
técnicamente
es
imprescindible.
No
se
debe
hablar
con
un
lenguaje
coloquial
como
si
estuviéramos
tomando
una
caña
con
un
grupo
de
amigos.
La
técnica
y la
precisión
deben
ser
impecables
y
usar
la
palabra
adecuada
en
cada
momento.
Debemos
huir
también
de
las
coletillas:
“osea”,
“vale”…
o
palabras
similares.
Es
preferible
un
silencio
de
treinta
segundos
que
hacer
uso
de
ellos
para
ofrecer
datos
innecesarios
o
llenarlos
de
reiteraciones
y
frases
sin
consistencia.
¿Qué
consejo
le
daría
a
aquel
futuro
letrado
que
quiera
ejercitarse
en
la
jurisdicción
civil?
Sin
duda
que
consiga
el
título
de
“Jurister
Civil”,
es
decir
de
experto
en
sala.
Tenemos
una
lista
de
despachos
de
abogados
que
nos
solicitan
titulados
y
todos
los
de
la
primera
promoción
ya
están
colocados.
La
preparación
es
fundamental
para
actuar
en
sala
y no
es
fácil
encontrar
un
lugar
donde
preparen
al
abogado
para
desarrollar
todas
y
cada
una
de
las
actuaciones
que
pueden
tener
lugar
delante
de
un
juez
en
la
jurisdicción
civil.
Nuestros
alumnos
(algunos,
abogados
con
más
de
veinte
años
de
ejercicio
que
quieren
mejorar
su
actuación
en
sala)
terminan
el
master
siendo
unos
“maestros
de
la
sala”
y el
único
truco
es
ejercitarse.
Los
profesores,
jueces
en
activo,
traen
casos
practicos
que
están
llevando
en
sus
juzgados.
Les
tachan
los
nombres
y
son
los
casos
del
día
a
día
de
cualquier
juzgado
civil
en
España.
Ojala
hubiera
podido
hacer
yo
este
curso
cuando
empecé
a
ejercer
como
abogado
en
el
año
1989
en
Barcelona,
pero
no
había
ningún
sitio
donde
impartirán
esta
formación.
Ahora
los
abogados
tienen
una
oportunidad
única.
Hacer
este
máster
y
obtener
el
título
de
“Jurister
Civil”.
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