Ochenta abogados
en lista de espera. Dos debates intensos, el de hace unos meses y éste que
culminaba tras tres horas intensas donde el mobbing fue el protagonista. Un
tema que interesa tanto a juristas que tienen que enfrentarse con situaciones de
este tipo, como a trabajadores y profesionales que pueden llegar a sufrirlo. En
esta oportunidad, Carlos Javier Galán, presidente de la Sección Laboral del ICAM
volvió a moderar el debate que contó con los mismos protagonistas de la anterior
edición celebrada hace tan solo un mes y que volvió a abarrotar el salón de
actos de la entidad colegial madrileña con los mismos ponentes. Intervino en
primer lugar, Ana
Isabel Gutiérrez, psicóloga y experta en temas periciales, que ofreció una
ponencia muy explícita sobre cómo afecta esta práctica al trabajador y que
medios tiene para probar que está sufriendo de mobbing. Por su parte, el abogado
Juan Ignacio Marcos,
que coordina una iniciativa pionera como es el Observatorio Vasco sobre
Acoso, profundizó en la vertiente jurídica de esta práctica y en cómo los jueces
a través de sentencias muy recientes están considerando que el mobbing es un
elemento que emerge en las empresas.
La creación del Observatorio Vasco sobre Acoso hace ya trece años ha supuesto un
antes y un después en la concepción del mobbing, una práctica cada vez más
frecuente en las empresas y que además de acabar con la salud de muchos
profesionales culmina con su salida de la empresa, machacados psicológicamente.
Es precisamente el País Vasco, el lugar de España donde las sentencias de la
Sala Social empiezan a dar visibilidad a este fenómeno. “Las empresas tienen en
su mano acabar con el mobbing. Depende de la propia dirección de la empresa, no
ser permisivo con estos sujetos. Normalmente se les aparta o cambia de lugar,
pero vuelven a generar problemas hasta que se les expulsa”, comentó Juan Ignacio
Marcos en su exposición.
Hablar de mobbing es hacerlo de conductas hostiles de un tercero para otra
persona, a la que puede generar muchos síntomas depresivos y otras cuestiones
para su salud y lo que realmente busca es que esa persona abandone la empresa,
harta de ese machaque a todos los niveles. “Creo que cuando hay que enfrentarse
con un caso de este tipo en un juicio, lo mejor es no hablar de mobbing sino
presentar los hechos con todas las pruebas que tengamos y que sea el propio juez
quien decida”; apuntó. También describió los diferentes daños que pueden
reclamarse en esa demanda desde carácter patrimonial; moral, lucro cesante,
daños personales o incluso de honor. “Las últimas sentencias estimativas dejan
claro lo complicado que es establecer los llamados daños morales”, subrayó.
Por su parte, Ana Isabel Gutiérrez en su exposición, centró el tema desde un
punto de vista clínico del sufridor del acoso. Señalo que con la salida de la
crisis había más ánimo en denunciar estas prácticas deleznables. Habló también
del mobbing como esa conducta hostil y persistente con un gran componente
psicológico que quiere generar la salida de esa persona de la organización en la
que se encuentra. Habló del mobbing ascendente, poco proclive y del
descendente y horizontal, donde jefe y compañeros se encargan de que ese
profesional viva un calvario laboral. En otro momento de su ponencia describió
el inicio de este tipo de conductas totalmente reprobables desde pequeñas
acciones “Este hostigamiento puede durar años y mina psicológicamente a la
persona que lo sufre. Al final esa persona si no tiene precauciones puede
meterse en una espiral depresiva que en determinados casos conduce al suicidio
como escapatoria”, recordó.
Y es que el mobbing cuando llega a una persona la cambia por completo. “Es
posible que alterne comportamientos aislados en el trabajo con episodios de
agresividad en su entorno familiar, junto con alteraciones del sueño, falta de
apetito y otros trastornos que pueden cronificarse en el tiempo”, apuntó. El
dato que dio de que las bajas por mobbing suponen unos 138 dias por año llamó
poderosamente la atención de la actualidad de esta lacra. Para esta experta la
persona que sufre este tipo de situación en determinados momentos puede derivar
en acoso sexual en algunas situaciones. “Lo complicado de este tipo de conductas
es tener las pruebas suficientes para lograr denunciar esta práctica. Ahora
tanto los informes clínicos, como sobre todos los forenses aportan muchas
pruebas del estado de ánimo de la víctima”. Ana Isabel concluyó su intervención
dando ciertas recomendaciones para mitigar la fuerza de esta conducta hostil
“Debe contarse a la familia y tener el apoyo de ellos”, señaló.