Despachos

Operaciones

Colegios

Justicia

Entrevistas

Comunidad Legal

Reportajes

Colaboraciones

Internacional

LP emprende

Abogados Jóvenes

Mediación

Arbitraje

TIC

BLOGS

Agenda


 
 
07 de DICIEMBRE de 2015

25 años de mediación

LAWYERPRESS

Por Trinidad Bernal Samper, Directora de los Programas de mediación,  Fundación ATYME

 

Trinidad Bernal Samper, Directora de los Programas de mediación,  Fundación ATYMEEl camino que ha seguido la mediación en nuestro país es un relato que difícilmente puedo hacer desde fuera, me siento parte del relato, por lo que pido disculpas si mi percepción no recoge todo el panorama de la mediación. La historia de la mediación es la historia de Atyme, mi historia.

 Para relatar este camino voy a partir de un aspecto fundamental de la mediación: conseguir la autodeterminación, la libertad de las personas de decidir, de elegir, de opinar, de participar en todo aquello que afecte a la propia vida personal y de relación. La participación de las personas es la esencia de la mediación y para que las personas participen, primero tiene que conocerse su existencia.

Hace más de 25 años la mediación era la gran desconocida y el contexto social, marcado por la desigualdad, apenas dejaba ver una democracia recién estrenada,  hombres y mujeres tenían roles diferenciados y la fórmula usual para resolver los problemas era el enfrentamiento directo o el juzgado, lo que hacía difícil el encaje de una fórmula como la mediación.

 En ese escenario me movía intentando convencer sobre una manera de trabajar diferente al tradicional enfrentamiento de ganar-perder, resultando muy difícil porque la propuesta era considerada una utopía. Ni instituciones, ni administraciones, ni colegios profesionales, ni universidades se sintieron atraídos por este nuevo enfoque y por tanto, la población no tenía acceso a este conocimiento.

Como el convencimiento era difícil pensé que lo que podía hacer era demostrarlo y emprendí una serie de investigaciones que duraron varios años, mostrando la actuación de dos profesiones, abogados y psicólogos trabajando para resolver los desacuerdos de parejas que cesaban su relación, utilizando el contexto legal. La conclusión fue que los profesionales, siguiendo el esquema de demostrar quién tenía razón y evaluar quién era mejor padre, brindaban poca ayuda a las personas para salir de sus desacuerdos, lo que me llevó a proponer cambiar la aplicación de la ley como ejercicio coercitivo por negociaciones pacíficas que permitieran un ajuste entre las necesidades individuales y el respeto a la norma ayudando a que las normas puedan ser respetadas y que ese respeto se mantenga con el paso del tiempo porque los individuos han decidido responsabilizarse de su cumplimiento. Aquí quedó patente las ventajas de la mediación en cuanto a conseguir acuerdos y en  mantenerlos con el paso del tiempo, comprendiendo en lugar de evaluar y promoviendo la participación de los interesados, Modelo de Competencia (Bernal, 1990).

 A partir de aquí, mi esfuerzo se dirigió a enviar un mensaje a la población con el objetivo de cambiar el paradigma en el que nos basábamos para abordar los conflictos, abriendo las puertas a la mediación. Y el mensaje fue escuchado por Juan Carlos Mato, Director General del Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad,  aprobando el primer programa de mediación de ámbito estatal para aquellas parejas que iban a dejar la convivencia, primera temática que se sirvió de la mediación y la única que la usó durante varios años.

De 1990 a 1995, divulgamos la mediación, pero  el componente emocional del conflicto y la manera tradicional de ir a la justicia en busca de solución,  contribuyeron  a mantener  la confusión sobre su significado, mezclando terapia con mediación o igualándola con la negociación. Ante esta situación, en 1995, desde el Centro Ápside, comenzamos la preparación de los primeros mediadores de varias comunidades, extendiendo el Modelo de trabajo. Sin embargo, la confusión se mantuvo al aprobarse el plan de familia, en la que la propia Administración mezclaba mediación, orientación familiar y puntos de encuentro.

Comienza el proceso de regulación de la mediación por presiones externas, primero a través de las autonomías, le siguen recomendaciones europeas y finalmente la regulación estatal. El conocimiento de la mediación sigue extendiéndose, pero esa extensión no parece corresponderse con un mayor calado en la población. Se ha avanzado con mucha lentitud, quizás porque la mediación ha generado dudas en algunos sectores profesionales entendiendo, de manera equivocada, que ponía en peligro su quehacer profesional.

Actualmente disponemos de un escenario social más propicio para que la mediación florezca: contamos con resultados exitosos de entidades pioneras que ofrecen credibilidad a los ciudadanos; con iniciativas de juzgados que ofrecen información mediadora previa a la ciudadanía; con propuestas, como la de GEMME, creando los puntos neutros, para extender el conocimiento de la mediación. Todo ello ha contribuido a cambiar el recelo inicial, por un interés creciente y hemos pasado de la falta de información a un exceso de información, aunque una información que conduce la mediación hacia la institucionalización.

El interés por la mediación ha  puesto en marcha opciones formativas en  Universidades, Colegios profesionales y entidades privadas. Las hay que mezclan terapia, orientación y mediación, otras la unen con otras figuras legales. Otras tienen grandes figuras docentes, aunque  carecen de práctica mediadora. En general, la formación recoge contenidos teóricos y adolece de un todo coherente que de unidad a la práctica de los profesionales.

La euforia que ha despertado la mediación, el mensaje positivo de su filosofía ha dejado oculta la dificultad de su uso y el optimismo ha contagiado a distintos profesionales, sintiéndose ilusionados al ser partícipes de un proyecto nuevo y movidos por el deseo de ver mediaciones reales, mezclan su profesión de origen, que es de la que viven, con ejercer de mediador de manera altruista, lo que  ha contribuido a situar a la mediación como una actividad social voluntaria y no remunerada.

Hemos caminado más de 25 años por la senda de la mediación y nos encontramos con un exceso de información que no supone un mayor y mejor conocimiento de la mediación, ni una mayor demanda de los ciudadanos, ni presupuesto para su instalación en la sociedad y la dirección que está tomando puede convertirse en un procedimiento más, privando a la mediación del informalismo, la creatividad y la confidencialidad que le caracteriza.

¿Tendrán que pasar otros 25 años para situar a la mediación en su sitio?

 

 

 

 
 
 

 

 

 
 
 
 
 
 
Nosotros  /  Nuestro Equipo  / Contacto 

copyright, 2015 - Strong Element, S.L.  -  Peña Sacra 18  -  E-28260 Galapagar - Madrid  -  Spain - 
Tel.: + 34 91 858 75 55
info@lawyerpress.com  -  www.lawyerpress.com - Aviso legal