Cien días sin llegar a un acuerdo, sin realizar pactos, sin gobernar y nosotros
los ciudadanos nos preguntamos el por qué.
Buscamos líderes emociones para nuestras empresas y organizaciones, buscamos
empresas saludables, calidad, excelencia, empresas humanas.
Por ello debemos buscar líderes políticos cuyas cualidades sean las de cualquier
líder de una gran empresa.
Necesitamos líderes políticos que generen confianza, que se conviertan en modelo
del buen hacer, que tengan seguidores.
Buscamos líderes políticos emocionales, con capacidad de empatía, con escucha
activa, capacidad de diálogo, tolerancia, respeto, valores éticos y morales.
En las últimas elecciones hemos visto, continúas quejas, enfrentamientos, faltas
de respeto, críticas de unos candidatos hacia otros, distando mucho de lo que
los ciudadanos quieren escuchar.
Estos enfrentamientos, estos posicionamientos desde las elecciones, están
sirviendo cada día más, al hastío de la sociedad, a la pérdida de confianza
política y se están alejando mucho de lo que realmente necesitamos los
ciudadanos.
No sólo demuestran que no son capaces de sentarse a dialogar, si no que se están
cada vez más separando del sentir de pueblo, que tiene como máximas
preocupaciones el terrorismo, el paro, las pensiones, la violencia, la mejora
del mercado laboral, sanidad, educación, entre otras.
Al igual que el mal líder consigue desmotivar y generar insatisfacción laboral,
bajo rendimiento y productividad en sus trabajadores, así nos sentimos los
ciudadanos en este momento respecto a la formación de nuevos políticos.
Por tanto es necesario, que los políticos vuelvan a las aulas, que retomen la
formación en liderazgo, comunicación, resolución de conflictos, mediación.
Queremos líderes políticos empáticos, que se pongan en el lugar de los
ciudadanos, que no busquen la gloria, ya que sus prioridades sean las del
pueblo, que se sienten con el resto de partidos para dialogar, con las
asociaciones, con aquellas entidades que sean necesarias para gobernar, que
busquen compromiso y den ejemplo de moralidad a los más jóvenes, que traten de
ilusionar e ilusionarse, desde un optimismo inteligente.
Es cierto, que estamos en un momento de cambio, pero no buscamos un circo,
buscamos un cambio hacia la solidaridad, la cooperación, el trabajo en equipo,
la empatía y el diálogo, una vuelta a los valores que nos devuelva el
protagonismo y el sentimiento de una gran nación, unidad como una gran familia
ante la adversidad.
Queremos demostrar “qué juntos podemos”, pero que queremos sentirnos escuchados.
Hemos iniciado un nuevo viaje hacia un nuevo paradigma empresarial no
competitivo, emocional y con valores, totalmente contrario a la posición que
ocupan los actuales líderes políticos.
¿Cómo pueden gobernar personas que no nos representan? porque no representan
nuestros valores y nuestras preocupaciones, y mucho menos la de nuestros jóvenes
que se enfrentan al futuro desde la peor de las perspectivas.
Señores políticos, ¿a qué esperan para cambiar?
Confiemos en el sentido común, en la necesidad de un gran cambio y ese cambio
siempre pasa por la educación. |