“Mientras que en teoría, la aleatoriedad es una propiedad intrínseca, en la
práctica, es información incompleta”.
-Nassim Nicholas Taleb-
“La transparencia, el acceso a la información
pública y las normas de buen gobierno deben ser los ejes
fundamentales de toda acción política. Sólo cuando la acción de los responsables
públicos se somete a escrutinio, cuando los ciudadanos pueden conocer cómo se
toman las decisiones que les afectan, cómo se manejan los fondos públicos o bajo
qué criterios actúan nuestras instituciones podremos hablar del inicio de un
proceso en el que los poderes públicos comienzan a responder a una sociedad que
es crítica, exigente y que demanda participación de los poderes públicos” con
este redactado abre el preámbulo de la ley 19/2013, de 10 de diciembre de
transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, del Estado
español.
En los últimos días nos ha sorprendido de nuevo, un nuevo “leak”, los
denominados
Papeles de Panamá. Más de 11.5 millones de documentos, han puesto al
descubierto más de 2.6 terabytes de datos, entre ellos, individuos y
corporaciones que utilizaban la firma Mossack Fonseca, sita en ese Estado, para
evadir impuestos provenientes de actividades ilícitas como fraude, tráfico de
drogas o blanqueo de capitales entre otros. Pero ¿hubiera sido posible saber de
ellos gracias a una ley de transparencia? ¿Son los leaks,
filtraciones, la única vía de éstos para llegar a nosotros?
Durante los últimos años, la única manera de alcanzar dicha información ha sido
en gran parte a través de grandes filtraciones. Una vez aprendí que las
filtraciones no ocurren por casualidad, sino por la voluntad de un tercero de
revelar ésta. Filtraciones como
wikileaks por Julian Assange o
Edward Snowden, han servido para abrir los ojos a una sociedad dormida y
creída de toda información y, al mismo tiempo, hacerla más crítica con este
mundo. Pero ¿debe ser esta la vía de acceso a la información por parte de un
ciudadano? En mi opinión no.
Son en casos como los Papeles de Panamá, en los que se pone de relieve dos
aspectos fundamentales a tener en cuenta: la ;falta de accesibilidad
tanto de información hacia los ciudadanos y al propio Estado, como la carencia
de regulación. Me explico ¿No es sorprendente que con el
número de normas regulatorias que creamos al día, tengamos que acceder a este
tipo de información mediante filtraciones?
En los años que trabajé como asesora jurídica en el Parlamento de Cataluña,
comprendí una cosa: legislamos mucho y mal. En mi humilde opinión, siempre he
creído en lo simple pero eficaz, es decir, legislar menos pero de forma
inteligente. Cuántas veces nos hemos preguntado ¿Para qué queremos esta norma si
luego no se aplica? O mientras leíamos una ley, nos hemos puesto las manos a
la cabeza y hemos pensado… Dios quién ha escrito esta ley si no tiene sentido
alguno, a la misma vez que nos prohíbe un acto, nos favorece el mismo mediante
“agujero legal” tres artículos más tarde. Al igual que vosotros, opino lo mismo.
Incongruencia total.
La aparición de las nuevas tecnologías de la información, y leyes como la ley de
transparencia han abierto una puerta a la accesibilidad de la información y
participación ciudadana. Es hora como ciudadanos que participemos de manera
activa, hoy más que nunca, es nuestro deber como ciudadanos, decidir y actuar
para la mejora de nuestra sociedad. El camino hacia la transparencia, la
accesibilidad y el buen gobierno, está aquí, ¿te vienes? |