Messi es perseguido por Hacienda, al Fútbol Club Barcelona se le imputa un
delito fiscal por el caso Neymar, el Barça intenta registrar sin éxito el
contorno de su escudo como marca comunitaria, para colmo de desgracias el equipo
catalán es eliminado en la Champions League. Está claro que si no fuera por el
doblete conseguido este 2016 podríamos decir que si a este equipo le da por
montar un circo le crecen los enanos. Sin embargo, como las cosas siempre pueden
ir a peor la semana pasada el conjunto catalán recibió un nuevo varapalo. Sigue
leyendo.
El último de los problemas está relacionado con la propiedad industrial y viene
de 2011. Cuando Nikki Kule, un empresario americano, quiso registrar su apellido
como marca comunitaria para vender sus productos de ropa, calzado, bolsos, etc;
se encontró con la oposición del Barça, el cual alegó que en España ya existen
tres marcas denominativas españolas además del vocablo culé para
referirse a equipo, jugadores e hinchas blaugranas. Cosa que, a juicio de los
culés es notoriamente conocida y defienden al amparo del artículo 6 bis del
Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial.
Este recurso planteado por el Barça fue desestimado en junio de 2014. El Cuarto
Órgano de Apelación de la EUIPO consideró que las pruebas presentadas por el FCB
en ningún caso demostraban el uso del término en cuestión en relación con los
productos de la americana Kule y, por otro lado, dicha documentación fue
presentada fuera de tiempo por lo que no podía ser tomada en consideración.
Así las cosas, el equipo español decidió recurrir una vez más ante el Tribunal
General de la Unión Europea alegando la infracción de tres preceptos de la
Regulación 207/2009 sobre la Marca Comunitaria. Concretamente los artículos 42,
8.1 y 8.5, por ese orden. En esencia, el Barça consideraba que al registrar la
marca Kule se estaba creando el riesgo de confundir los productos y
servicios de la una con los de la otra.
Según el equipo de fútbol, el término culé tiene un carácter marcadamente
genuino y ello en base a que es reconocido por el diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española y a que es tratado en múltiples páginas webs
deportivas y ajenas para referirse a los seguidores y futbolistas del Barça.
Esto no fue discutido por el Tribunal, pero sí el hecho de que pueda existir una
confusión entre la marca Kule y culé.
En ésta sentencia, se dispone que entre la marca y el término no existe relación
alguna que pueda generar confusión y que Kule se dedica a la
comercialización de productos que nada tienen que ver con el Barcelona. Además,
considera que de las pruebas presentadas por el equipo español no se desprende
ese carácter genuino que se alega, entendido por tal un conocimiento notorio
entre el común de las personas, en este caso, como poco, a nivel comunitario.
Así, el Tribunal europeo rechazó las tres alegaciones del FCB y les impuso las
costas.
Es importante señalar que el término culé no está registrado en ninguna
parte, simplemente sirve, como dice la sentencia y el diccionario de la RAE,
para designar aquello que es perteneciente o relativo al Fútbol Club Barcelona y
que no tiene un carácter notoriamente conocido ni puede considerarse una marca
renombrada.
Como consecuencia de esto, la empresa americana podrá registrar su marca sin
ningún problema y operar bajo el nombre Kule. Mientras, el Barça tendrá
que considerar qué hacer con el término que les designa. En principio se podría
registrar la palabra, ya que se escribe de forma diferente, la pronunciación es
distinta y se dirigen a mercados que no guardan relación entre ellos.
Considerando estos apuntes no sólo es muy difícil crear confusión en el
consumidor de Kule o culé, sino menos aún en aquellos que son
foráneos a ambas.
Está claro que el Barça, aparte de ser uno de los equipos de fútbol más
grandiosos a nivel mundial, es un club que defiende a ultranza sus señas de
identidad y todo aquello que forma parte de su idiosincrasia. El problema de
acudir a los tribunales es que, como en el fútbol, no siempre se puede ganar.
Por cierto, soy colchonero. |