Pedro Sánchez, presidente

Publicado el viernes, 1 junio 2018

 

Rajoy cae negando la realidad de una sentencia demoledora por corrupción

Finalmente, para el PNV ha pesado más el precio que le tocaría pagar en Euskadi si salvaba a Mariano Rajoy que la posible inestabilidad que a partir de ahora se abre tanto en el Gobierno del Estado como en el propio Gobierno vasco. El voto afirmativo de los nacionalistas vascos ha dado luz verde a que Pedro Sánchez se convierta, contra todo pronóstico y por 180 votos a favor, en el séptimo presidente de la democracia. Y todo, por una sentencia.

Núria Ribas / @oikit

En un momento en el que la Justicia en España no vive sus mejores momentos entre la opinión pública, ha sido una sentencia, la del caso Gürtel, la que ha hecho caer al Gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy. Aunque la sentencia solo ha hecho que confirmar lo que todos los grupos parlamentarios ya sabían (que el PP es el partido europeo con más casos de corrupción en su seno), ha sido ahora cuando los socialistas de Pedro Sánchez han jugado la carta de la moción de censura. Justo dos semanas después de aprobarse unos presupuestos que les costaron muchas cesiones a los populares.

Y vuelve a ser la reacción del PP ante un hecho inesperado (la contundencia de las penas a los imputados y la condena civil al propio Partido Popular) lo que ha propiciado su caída. Si tras los atentados del 11-M en 2004, a cuatro días de unas elecciones generales, el gobierno de José María Aznar se empeñó en mentir a la opinión pública asegurando hasta el final que el autor de la masacre había sido ETA, ahora el PP de Mariano Rajoy se ha empeñado en desprestigiar la sentencia, poniéndola en duda y asegurando que “al PP se le condena por lo civil porque, efectivamente, no tenía conocimiento de la trama de corrupción”.

Ayer, en su defensa desde la tribuna del Congreso, Rajoy aseguraba que la sentencia “no achaca al PP ser y crear un sistema de corrupción institucional”. E insistió: “Lo que dice la sentencia es que determinados militantes del PP mantenían ese sistema paralelo con responsables de esas empresas. Y como dice eso, no condena penalmente al PP sino civilmente como partícipe a título lucrativo por una acción que, como dice la sentencia, el PP desconocía”.

De nuevo, la negación de la realidad. Y como en 2004, amplificada por internet y, hoy, por las redes sociales. Rajoy mentía, como destapó ayer, en primer lugar, el periodista de tribunales de la SER, Miguel Ángel Campos. La página 155 de la sentencia es la clave. En ella se puede leer: “Entre el Grupo Correa y el Partido Popular se tejió, pues, una estructura de colaboración estable, consistente, por una parte, para la prestación de múltiples y continuos servicios relativos a viajes, organización de eventos, congresos, etc., dentro de la normal actividad de dicho partido político, ya se trataran de actos electorales o de otro tipo”.

Y sigue: “Pero por otra, se creó en paralelo un auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional a través de mecanismos de manipulación de la contratación pública central, autonómica y local a través de su estrecha y continua relación con influyentes militantes de dicho partido, aquí enjuiciados, que tenían posibilidades de influir en los procedimientos de toma de decisión en la contratación pública de determinados entes y organismos públicos que dirigían y controlaban directamente o a través de terceras personas«.

Es decir, la sentencia sí que achaca al Partido Popular crear un sistema de corrupción constitucional. Y si el PP ha sido condenado por lo civil y no por lo penal es simplemente porque en el momento de la comisión del delito que se juzgaba el Código Penal no permitía incluir a un partido político. Con la reforma penal de 2015, la condena hubiera sido por lo penal.

A pesar de ello, estos últimos días tanto Rajoy como los máximos dirigentes del PP han ninguneado la sentencia, poniendo en duda, implícitamente, la imparcialidad de los jueces de la Gürtel, especialmente las afirmaciones de carácter político sobre el testimonio de Mariano Rajoy como testigo durante el juicio que se desliza en la sentencia y en la que viene a ponerse en duda la credibilidad de Rajoy.

La más explícita ha sido, esta misma semana, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, en sede parlamentaria. En su comparecencia ante la Comisión de Investigación sobre la Corrupción del PP este martes, Cospedal insistió en el desprestigio de los jueces durante más de cuatro horas, calificando de “tendenciosa” la sentencia porque los jueces se han “extralimitado”. Es más, la ministra de Defensa aseguró que el “argumento” sobre la falta de fiabilidad de Rajoy “no tiene por qué ser verdad”. “¿Es que los jueces son infalibles?”, se preguntó Cospedal.

Un descrédito de la sentencia -y de los jueces que la dictaron- que el PP ha intentado amplificar durante todo el debate de la moción de censura. Y que ha acabado volviéndose en contra del propio Rajoy. Además de sentarle como un tiro a la judicatura, muy beligerante con el Ejecutivo de Rajoy y su ministro de Justicia, Rafael Catalá (un ministro, recordemos, reprobado por el Congreso desde hace meses).

Presupuestos y elecciones

Ahora, una vez conseguidos los votos necesarios para formar gobierno, las dos incógnitas son los presupuestos aprobados hace apenas un par de semanas en el Congreso -pero todavía no en el Senado, con mayoría absoluta del PP-. Sánchez se ha comprometido a mantener los presupuestos (que rechazó votando en contra) para convencer al PNV, que sí apoyó las cuentas del PP, aunque Sánchez asegura que las mantiene por “responsabilidad”.

A nadie se le escapa, además, que de estos presupuestos dependen una mejora nada despreciable de las pensiones -aceptadas a regañadientes por el PP, forzado en parte por el PNV, para contentar al grueso de sus votantes. Algo que el PSOE no puede de ningún modo modificar.

El grupo parlamentario socialista, aplaudiendo en pie a Pedro Sánchez

Tampoco se va a arriesgar el PSOE a convocar elecciones de manera inmediata, tal y como le pide con insistencia Ciudadanos, seguros que sus resultados podrían llevarlos a la Moncloa. Pero a ninguna de las fuerzas políticas que han apoyado la moción de censura les interesan unos comicios en los próximos meses. Como pronto, no se convocarán hasta 2019, quizás coincidiendo con las municipales, autonómicas y europeas de mayo.

El propio PP no quiere elecciones inmediatas. Y esa podría ser una de las razones por las que Rajoy, finalmente, no ha dimitido y ha preferido ser ‘desalojado’ por la primera moción de censura que triunfa, la cuarta desde 1978 y la segunda, nada menos, de esta extraña legislatura.

 

 

Sobre el autor
Núria Ribas

Periodista. Más de 20 años de experiencia en medios escritos y en comunicación política y corporativa. Periodismo jurídico, económico, político y cultural. Veraz siempre; parcial, también. @oikit

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