El gigante tecnológico del comercio online liderado por Jeff Bezos parece que tiene un talón de Aquiles: el cumplimiento de las leyes de propiedad intelectual. Hace apenas unos días nos enterábamos de que Lamar Jackson, considerado como el jugador más valioso de la popular liga americana NFL, denunciaba a Amazon por la venta sin autorización de productos que simulaban ser oficiales. Se trata de la enésima demanda contra el marketplace más popular de internet, que se suma a otros problemas similares con empresas tan prestigiosas como Chanel, que en 2017 denunciaba a Amazon por vender productos pirata.
La respuesta de Amazon al problema legal de las falsificaciones: Project Zero
Amazon es consciente de que estos problemas pueden generar un impacto negativo sobre los resultados comerciales de su empresa. A tenor del gráfico del precio de las acciones de Amazon en eToro, estas parecen estar resistiendo bien a pesar de noticias como estas. Pero lo cierto es que desde el departamento jurídico de la empresa no quieren jugársela. Son conscientes de que este tipo de demandas tan mediáticas pueden tener un efecto sumamente perjudicial para la percepción que los usuarios puedan tener de Amazon. Para ello, han lanzado Project Zero, un programa que brindará a las propias empresas afectadas la posibilidad de retirar por sí mismas cualquier producto pirata, sin tener que solicitar que Amazon abra una investigación propia, como se ha venido haciendo hasta la fecha (y que, si miramos casos como el de Lamar Jackson, parece que no ha funcionado demasiado bien). Por el momento, se trata de una iniciativa a la que no todas las marcas pueden acogerse, pero demandas como las del popular quarterback podrían forzar una próxima apertura a todas las marcas para evitar problemas similares en el futuro.
El problema de las falsificaciones, una plaga que lastra el comercio electrónico
Del top manta se ha pasado a un bazar de falsificaciones online más sofisticado, que lastra el crecimiento del comercio electrónico y que acarrea graves problemas jurídicos especialmente para los modelos de negocio marketplace (centros comerciales online o de tiendas, como Amazon, eBay o AliExpress), que a veces terminan en cuantiosas multas y en problemas de confianza entre los consumidores. Además, los productos falsificados no solo dañan a los inversores y a las marcas legítimas. También pueden ser perjudiciales para los consumidores, como sucede con los cosméticos falsificados que producen reacciones alérgicas, los zapatos construidos con materiales tóxicos o los juguetes de mala calidad que ponen en riesgo la salud de los más pequeños.
En resumidas cuentas, el problema de la venta de productos pirata en Amazon todavía sigue sin estar resuelto. Ejemplifica muy bien un problema que afecta a muchos actores de la venta online y que todavía no ha logrado solventarse por completo. Quienes logran colar productos falsificados aprovechan las características propias del comercio online para engañar tanto a los marketplaces como a los consumidores. La esperanza es que los gigantes sigan moviendo ficha con proyectos ambiciosos como el Project Zero de Amazon, con potencial para acorralar de una vez por todas a los vendedores fraudulentos.
