Carlos R. Adeva, psicólogo.
Hablamos muchas veces del estrés, sus causas, cómo gestionarlo, etc. Pero en mi opinión no centramos suficientemente la atención en las características o rasgos de personalidad de los individuos. En esta serie de colaboraciones en Lawyerpress quiero hacer hincapié en la importancia de las diferencias individuales sobre los aspectos que nos ocupan.
Antes de centrarnos en la personalidad y el estrés vamos a comenzar por definirlo y diferenciar dos tipos. El estrés es el resultado de un desequilibrio entre las características y demandas que proceden del trabajo en relación con nuestros rasgos, capacidades y recursos personales de los que disponemos para afrontarlos.
En el estrés caso cabe establecer dos diferencias, el Estrés Externo derivado de la carga de trabajo o de las exigencias de los superiores, se trata de un estrés objetivo, en el cual los rasgos de personalidad no es el factor más relevante. Por otro lado, existe el Estrés Interno se trata de la percepción subjetiva que cada individuo tiene del trabajo, de sus responsables y de sí mismo.
La percepción de la realidad está condicionada por nuestros rasgos de personalidad y nuestras experiencias vividas, en este sentido existe una personalidad básica que correlaciona con el estrés cuyos rasgos fundamentales son la autoexigencia, el nivel de responsabilidad, el perfeccionismo y la necesidad de control. Estos factores como comentábamos anteriormente tienen más que ver con nuestro estilo cognitivo que con las características del trabajo. Nos exigimos más de lo que podemos, queremos llegar a niveles de trabajo excesivos sintiéndonos responsables del fracaso cuando no alcanzamos los objetivos, por irreales que estos sean, además tenemos la intención y necesidad de hacerlo perfecto con lo que el sobreesfuerzo es excesivo, mantenido en el tiempo y en numerosas ocasiones se da la obsesión por tener todo bajo control incluso en responsabilidades no propias de nuestro puesto de trabajo
Existe también otra personalidad relacionada con el estrés interno, el rasgo relevante en este caso es la inseguridad, un factor que nos impide gestionar las tareas con normalidad, nos impide preguntar o pedir consejo, nos lleva a cargarnos con excesivo trabajo con el objetivo de agradar o buscar la aprobación, aunque este rasgo de inseguridad además de con el estrés correlaciona también con los trastornos depresivos.
Pasemos ahora a aportar 10 claves que nos permitirán afrontar con más eficacia las situaciones de estrés.
- Defino objetivamente mi puesto y mis responsabilidades.
Superiores y compañeros deben tener claro los limites de mi puesto, no asumir tareas que no me son propias, no significa que no pueda ayudar en un momento determinado sino de no incorporar esas tareas a mi puesto de una manera permanente. Este es el riesgo.
- Soy consciente de mi capacidad y de mi tiempo.
Nuestra capacidad es limitada hay que asumirlo, seamos realistas con nuestras demandas.
- Planifico y gestiono adecuadamente mi tiempo
Se trata de organizar las tareas sin solaparlas, evitando conductas distractoras y respetando los horarios
- Manifiesto adecuadamente mi sobrecarga
Debemos ser capaces de detectar y transmitir nuestra sobrecarga, manifestar y explicar las causas del estrés.
- “Obligo” a superiores y compañeros a priorizar, transferir o delegar tareas.
Si no podemos asumir todas las tareas, debemos llegar a acuerdos sobre que tareas y responsabilidades son prioritarias y que tareas son postergables o inasumibles.
- El peligro de la Dinámica 24/7
Los fines de semana son sagrados. Salvaguarda la Desconexión digital
- Buscar descansos después de grandes picos de trabajo
Después de un sobreesfuerzo necesario resulta indispensable buscar espacios de descanso, vivir permanentemente en el pico de trabajo trae consecuencias a nivel físico y mental
- El error de la búsqueda de la aprobación.
Centra la atención en ti mismo, en tus capacidades y en tus límites. Trata de ser objetivo.
- Practica la asertividad
Hay que ser capacidad de decir que no, que no puedes más, que estas sobre cargado, que resulta imposible asumir más carga de trabajo. Que si asumes más trabajo, habrá que posponer otras responsabilidades.
- Desarrollar expectativas realistas
Las expectativas hacia uno mismo y hacia el exterior sobre la carga de trabajo deben ser realistas y debemos ser capaz de transmitirlo.
Espero que estos 10 puntos os ayuden a afrontar las situaciones de estrés, por supuesto se trata de orientaciones que habría que personalizar en función de la personalidad y las características del trabajo y la organización.
Esperamos vuestros comentarios, experiencias y surgencias.