Carlos Capa / @capa_carlos
Juan Mora-Sanguinetti, abogado y economista del Banco de España, además de vicepresidente de ENATIC, asociación que agrupa a los abogados expertos en tecnologías, ha abandonado desde haces unas semanas ese oculto, y no por ello menos interesante, espacio en el que sus brillantes trabajos nos iluminaban a periodistas y analistas diversos para convertirse en autor de moda y éxito gracias a su obra “El precio de la injusticia”, ( Tecnos, 2022) en el que analiza de forma accesible y , no por ello menos rigurosa, lo que nos cuesta a los ciudadanos tener una Administración de Justicia eficaz y rápida. Cuestiones como la del enorme valor que aporta a la economía una sólida seguridad jurídica en las inversiones o el emprendimiento o lo que aporta el empleo de la tecnología en la misma, atraviesan esta obra de imprescindible lectura.
Juan Mora-Sanguinetti es persona de sólida formación y altísima cualificación, lo que no es impedimento para ser una persona de escaso engolamiento y cordial trato. Su obra el “El precio de la injusticia” es , en sus propias palabras “una efecto colateral de la pandemia”. Así, el obligado confinamiento y la obligación del teletrabajo fueron impulsoras de este análisis, al que deseamos tenga algún efecto en quienes tienen en su mano la organización y financiación de nuestra Justicia, probablemente la eterna cenicienta de nuestros servicios públicos.
“Si la sociedad fuera consciente de lo que supone no tener una Justicia más eficiente seguramente sería un debate más presente, y más exigente, en el ámbito político”, dice Mora –Sanguinetti, sin dejar de recalca que en todo caso son sus opiniones personales y en ningún caso las institucionales de la entidad pública para la que trabaja.
El autor ejemplifica en su conversación con Lawyerpress esta situación con relatos que dejan en evidencia lo que las múltiples estadísticas y gráficos que contiene el libro ponen negro sobre blanco.
Así, dice Mora-Sanguinetti, cada punto de reducción de la congestión judicial supondría tener la financiación suficiente para que en Madrid aumentara 3.400 el parque de viviendas de alquiler (3.100 en el caso de Barcelona) .
Los aproximadamente 12.000 millones de euros provisionadas por las empresas del IBEX-35 como garantía de sus responsabilidades en posible litigios es más de cinco veces el presupuesto del Ministerio de Justicia para 2022 (2.247,5 m€)
En cualquier caso “El precio de la injusticia” no es una obra catastrofista. “No estamos tan lejos de la media de los países desarrollados en las principales variables de tiempo por litigio o predictibilidad de la Justicia, lo que tampoco quiere decir que estemos bien o que podamos darnos por satisfechos”, dice Mora-Sanguinetti.
El problema no parece estar, o al menos no principalmente, en lo que se gasta (cuantitativamente más que algunos países europeos con mayor población o PIB) sino en cómo se gasta. “La dispersión administrativa, la gestión ineficiente o la falta de suficiente impulso a los mecanismos alternativos de resolución de conflictos son tanto o más responsables de la situación de la Justicia que los recursos que se dedican a ella”, dice el economista y abogado granadino.
En un formidable esfuerzo desmitificador Mora-Sanguinetti demuestra que, por ejemplo, en España no hay una desproporción de abogados respecto a su población “ profesionales que hacen un trabajo muy importante para el funcionamiento de la Justicia” como tampoco estamos tan alejados de las medias en cuanto a número de jueces.
Una importante parte de “El precio de la injusticia” se dedica a analizar el impacto de las tecnologías en la Justicia. Así el análisis de los datos realizado por Juan mora -Sanguinetti pone de manifiesto que los países que invierten una mayor proporción de su presupuesto en tecnologías de la información y comunicación (TIC) muestran duraciones de los procedimientos menores y que hay evidencias de que la productividad de los jueces es mayor en respuesta a la mayor proporción de presupuesto en TIC.
Las conclusiones del autor indican que la mayor productividad de los jueces se verá reforzada con un mayor dominio de las nuevas tecnologías por parte de los usuarios, en particular la de los operadores jurídicos.
Así, citando informes de la OCDE, se demuestra que la productividad aumenta con un mayor presupuesto en informatización, pero también aumenta si hay más personas con conocimientos básicos de informática en la población.
Otro motivo por el que la tecnificación de la justicia es beneficiosa es que permite desarrollar mejores estadísticas judiciales o al menos facilita su recopilación. A su vez, tanto la tecnificación como la disponibilidad de una buena estadística judicial permiten desplegar técnicas de gestión que parecen ser favorables para reducir los plazos de los procedimientos.
Juan Mora-Sanguinetti ha hecho con “El precio de la injusticia” un trabajo de excelencia en lo técnico o académico, pero también un formidable ejercicio para acercar a los profesionales y a los ciudadanos la importancia que, también en nuestra economía, tiene la Justicia.