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Abuso de confianza; falsedades; extralimitación de funciones, competencia desleal, uso indebido de las instalaciones de la empresa y de los medios telemáticos. Hay una lista notable de circunstancias que quiebran la buena fe entre el empresario y el trabajador. En una jornada organizada por Lawyerpress en el GARAJE, lugar donde AJE organiza sus eventos en la capital de España, dos juristas externos como Jorge Sarazá de Ceca Magán y Manuel Aguilar; en colaboración con José Manuel Franco, jefe de personal de VIPS y Mariano Paradell, socio director de Paradell detectives intentaron arrojar luz sobre esta cuestión, una situación muy común a diario y en donde la jurisprudencia del Supremo no acaba de ofrecer la homogeneidad que se esperaba. Juristas; empresarios y expertos en RRHH llenaron estas instalaciones, ahora reconvertidas en lugar de eventos, y estuvieron muy pendientes de lo que comentaron estos cuatro interlocutores. Debido al éxito de la jornada, los organizadores ya piensan en repetirla en otras ciudades españolas. En su intervención, Jorge Sarazá, abogado de Ceca Magán y asesor jurídico de empresas durante muchos años, recalcó que el abuso de confianza aunque es algo abstracto se puede detectar de forma clara. “Trabajamos desde la abogacía preventiva y cuando se coge el caso a tiempo se pueden evitar los tribunales,” comentó. Este jurista no es partidario de la teoría gradualista que señala que a mayor transgresión y falta, mayor sanción, aunque en este caso la jurisprudencia no se pone de acuerdo en este asunto. “Realmente cuando se quiebra la confianza entre empresario y trabajador es muy complicado que se restablezca”, señaló. A este respecto indicó la necesidad que la empresa tenga sus códigos de conducta; el trabajador los conozca y sepa a que atenerse. “Luego lo fundamental será tener las pruebas adecuadas para poder justificar ese despido procedente”, subrayó. Por su parte, Manuel Aguilar, abogado sevillano con una trayectoria de 25 años en el terreno laboral, los últimos centrados en la defensa de los intereses laborales de altos directivos, señaló en su exposición que ya hay una Sentencia del Supremo del 2010 que señala qu la buena fe es esencial para formalizar el correspondiente contrato de trabajo. Y que lo lógico cuando se incumple estos preceptos la medida que tome el empresario sea la del despido procedente, en función de la gravedad del hecho cometido. Comentó a su vez que en el otro lado, los empresarios a veces utilizan esta práctica para quitarse de encima a trabajadores molestos que no encajan en sus planes. “En el hipotético caso de que existan estas prácticas, realmente son estafas y hay que denunciarlas de forma inmediata ante las autoridades pertinentes. Más práctico fue la ponencia de Mariano Paradell, socio director de Paradell Detectives, quien señaló los altos niveles de fraude en nuestro país. “En algunas ocasiones recomendamos a nuestros clientes que introduzcan en los contratos de sus trabajadores cláusulas que permitan revisar los equipos informáticos en situaciones concretas”. Desde su punto de vista es fundamental desarrollar una política preventiva del fraude para evitar que éste se adueñe de la empresa. “Hay que darse cuenta que los fraudes son digitales, forman parte de una trama que es muy complicada de parar en su debido momento”, aclaró. Y señaló que la lucha contra el fraude hay que hacerla desde un grupo multidisciplinar, en el que puedan colaborar detectives y otros expertos en la misma. En su turno de palabra, y como último ponente de esta mesa sobre la quiebra de la buena fe en la empresa, Jose Mayor Franco, responsable de personal del Grupo Vips, con una amplia trayectoria en el campo de los RRHH dio algún dato sobre el fraude en la empresa, “En las grandes compañías supone el 1 o 2 por cien del total de la plantilla de los trabajadores. Es algo excepcional porque todo el mundo hace su trabajo lo mejor posible”. Recordó. Y comparó a la buena fe con elementos como la lealtad, honradez y fidelidad en la empresa. “Somos conscientes que para probar un comportamiento desleal se necesita tener pruebas contundentes para dejar claro que hubo abuso de confianza por parte de ese trabajador”, explicó. Y volvió a incidir en algunos comportamientos equivocados de los trabajadores como competencia desleal, negligencia desempeño de funciones o abuso de confianza como situaciones donde surge esa falta de buena fe. En el debate que siguió al coloquio expertos y público asistente coincidieron en que no es sencillo probar esta quiebra de la buena fe. De hecho todos los ponentes señalaron la necesidad de ir a la casuística porque cada caso es particular y especial en esta situación. “Hay que darse cuenta que las sentencias del Supremo señalan que la ruptura de la confianza no depende de la cuantía del robo o atropello”, comentó Aguilar. Sarazá también apunto que otras empresas prefieren dar permiso retribuido al trabajador complicado como fórmula par que cese dicha actitud delictiva. “Ni siquiera la reparación del daño por parte del trabajador le exime de su culpa, según el Supremo”, indicó el propio abogado de Ceca Magán. En opinión de Mariano Paradell es clave de trabajar bien la prevención del fraude mediante auditorías periódicas que ayuden a controlar los activos de la empresa.
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