“Nuestro
reto
es
pensar
en
iberoamericano”,
es
el
comentario
que
nos
hace
Eduardo
Rodriguez-Rovira,
socio
de
Uría
Menéndez
y
responsable
de
la
práctica
en
América
Latina
de
esta
firma
española.
Será
a
partir
del
1 de
enero
del
2015
cuando
se
produzca
la
integración
de
los
bufetes
Philippi
de
Chile
y
Prietocarrizosa
de
Colombia,
en
una
única
firma
de
la
que
la
firma
española
adquirirá
con
posterioridad
el
30
por
cien
del
capital
de
la
misma.
El
nuevo
despacho
se
llamará
Philippi,
Prietocarrizosa
&
Uría
y
contará
con
220
abogados
y
oficinas
propias
en
Santiago
(Chile),
Bogotá
y
Barranquilla
(Colombia).
Además,
se
beneficiará
de
la
aportación
que
ofrecen
los
530
abogados
y
las
sedes
de
Uría
Menéndez
en
Latinoamérica,
Estados
Unidos,
Europa
y
Asia.
Las
responsabilidades
ejecutivas
se
delegarán
en
un
Comité
de
Dirección
formado
por
seis
socios,
que
contará
con
un
Senior
Partner
y un
Managing
Partner
que
aún
están
por
decidir
“Ahora
tenemos
trabajar
en
la
convergencia
antes
de
la
integración
definitiva,
para
la
que
no
hay
fecha.
Hay
que
darse
cuenta
que
una
firma
regional
es
una
alternativa
válida
en
un
mundo
global”,
comenta
nuestro
interlocutor.
Ser responsable
de
la
práctica
latinoamericana
de
un
despacho
como
Uría
Menéndez
supone
asumir
la
necesidad
de
gestionar
un
equipo
de
profesionales
y de
viajar,
aunque
menos
de
lo
que
la
gente
cree.
Cada
vez
más
tienen
más
importancia
los
negocios
de
empresas
de
América
Latina
en
España.
Los viajes de
este
tipo
además
de
caros
son
desgastantes,
por
eso
procuramos
utilizar
las
videoconferencias
siempre
que
sea
posible.
En
el
caso
de
esta
alianza
de
carácter
regional
que
estamos
culminando
con
nuestros
partners
los
bufetes
Philippi
(Chile)
y
Prietocarrizosa
(Colombia)
las
reuniones
han
sido
cada
mes
y
medio.
La presencia
de
Uría
Menéndez
en
este
continente
latinoamericano
data
de
hace
diecisiete
años.
Empezamos
por
Argentina,
en
donde
estuve
en
nuestra
oficina
desde
el
2001
al
2003,
país
en
el
que
empezamos
a
enviar
abogados
de
forma
permanente.
De
hecho
el
desplazar
abogados
senior
e
incluso
socios
de
manera
permanente
a la
región
lo
hemos
visto
como
parte
de
nuestra
estrategia.
Pensábamos
que
la
mejor
manera
de
conocer
la
región
era
vivirla.
Con posterioridad
fuimos
a
Chile,
Brasil,
Perú
y
Méjico.
En
un
principio
se
descartó
Colombia
por
la
situación
política
de
este
país.
Enviar
alguien
a
Bogotá
en
el
año
2000
era
complicado.
Al
final
lo
que
buscábamos
era
un
despacho
de
los
top
de
cada
país
para
poder
crear
ese
equipo
con
ellos.
En
ese
momento
era
el
arranque
de
la
internacionalización
de
las
empresas
españolas
y
había
poca
experiencia
en
estos
temas.
El nivel de
la
abogacía
en
estos
países
es
muy
bueno.
A
nivel
de
formación,
igual,
no
desmerecen
estas
primeras
firmas
de
los
principales
países
latinoamericanos
a
los
abogados
españoles.
Quizás
en
medios
han
estado
peor
que
nosotros
pero
se
han
ido
adaptando
a
los
nuevos
tiempos
bien.
En cuanto a
los
asuntos
es
posible
que
sean
menos
sofisticados.
No
tienen
un
mercado
financiero
fuerte
como
el
europeo
y en
aquel
momento,
con
excepciones,
había
operaciones
con
menos
experiencias
que
las
que
se
hacía
aquí.
El
Private
Equity
se
ha
desarrollado
muchos
años
más
tarde
al
igual
que
el
Private
Finance.“
Sr. Rodríguez-Rovira
Siempre
se
ha
hablado
de
la
influencia
de
americana
en
América
Latina,
¿Realmente
es
así,
en
estos
momentos?
Depende de
la
zona.
Hay
que
darse
cuenta
que
el
derecho
anglosajón
es
predominante
en
las
grandes
operaciones
y
que
son
financiables
en
dólares.
Según vaya
creciendo
la
financiación
local
el
derecho
local
irá
creciendo
también.
A
nivel
institucional
en
muchos
países
las
instituciones
han
mejorado
muchísimo
y
por
ello
no
veo
ningún
obstáculo
para
que
el
derecho
local
en
este
continente
tenga
tanta
importancia
como
lo
tiene
en
España.
Hablar de
Latinoamérica
es
buscar
la
seguridad
jurídica
de
las
operaciones…
Es lo que ha
pasado
en
determinadas
etapas
en
países
como
Argentina,
donde
curiosamente
era
más
afectado
el
derecho
argentino
que
el
extranjero.
Dicho
esto
también
ha
habido
soluciones
jurídicas
que
han
funcionado
muy
bien
y
que
no
eran
afectadas
por
estas
normas,
como
es
el
caso
de
los
fideicomisos
que
sobrevivieron
como
estructuras
jurídicas.
Es el caso de
argentino,
si
hablamos
de
Chile
su
seguridad
jurídica
está
por
encima
incluso
de
muchos
países
europeos.
¿Es el
arbitraje
la
mejor
manera
de
resolver
estos
conflictos
fuera
de
tu
país
de
origen?
En operaciones
no
financieras,
sobre
todo.
Es
lo
más
utilizado,
otra
cosa
es
que
sea
realmente
lo
mejor,
depende
ya
de
cada
caso.
No
tengo
inclinación
de
una
fórmula
u
otra
para
resolver
los
asuntos.
Sobre el arbitraje
decir
que
las
instituciones
arbitrales
están
bien
desarrolladas
en
estos
países,
al
mismo
tiempo
que
las
cortes
internacionales
que
también
tienen
una
presencia
importante
en
esta
zona
del
mundo.
Nuestro despacho
tiene
un
equipo
en
Madrid,
otro
en
Sao
Paulo
de
práctica
arbitral
y es
evidente
una
jurisdicción
que
tenderá
a
crecer.
Hablamos
de
conflictos
y
nos
viene
a la
cabeza
el
conflicto
de
Repsol
en
Argentina,
afortunadamente
resuelto
con
acuerdo
al
final.
En estos diez
últimos
años
ha
habido
muchas
nacionalizaciones
tanto
en
Latinoamérica
como
en
otros
sitios.
En
este
terreno
hay
que
distinguir
el
derecho
a
nacionalizar,
aceptado
por
todo
el
mundo,
en
España
tenemos
la
Ley
de
Expropiación
Forzosa.
Expropiar es
inherente
a
cualquier
estado
social.
Lo
que
sucede
es
que
debe
seguir
un
procedimiento,
tener
una
utilidad
pública
y un
justiprecio
que
se
paga
en
materia
de
inversiones,
en
moneda
convertible
de
una
forma
rápida
también.
Si falla una
de
las
patas
es
cuando
llegamos
a la
injusticia,
afortunadamente
el
tema
de
Repsol
se
ha
resuelto
muy
bien
con
un
acuerdo.
Siempre hay
sectores
muy
regulados,
por
definición,
de
tensión
pública
y
privada
que
dan
mucho
juego
ante
este
tipo
de
situaciones
para
los
abogados.
Lo
fundamental
en
este
tema
es
que
la
expropiación
se
haga
conforme
a
las
normas
de
derecho
internacional.
En este
contexto
se
anunció,
http://goo.gl/63IgHF,
a
primeros
de
septiembre
esta
operación
de
la
que
Uría
Menéndez
va a
adquirir
el
30
por
ciento
de
la
misma…
Es una operación
que
se
impulsa
desde
dos
bufetes
de
prestigio
Philippi
(Chile)
y
Prietocarrizosa
(Colombia)
que
anuncian
su
fusión,
fusión
que
será
efectiva
a
partir
del
próximo
1 de
enero
del
2015.
Luego
es
evidente
que
nos
han
invitado
como
firma
europea,
quizás
más
madura,
a
participar
con
posterioridad
de
esa
fusión.
Nosotros no
somos
el
detonante
de
esta
operación
y
nos
gusta
que
sea
así.
Esto
nos
obligó
a
tomar
una
decisión,
analizando
los
pros
y
contras
y
vimos
que
era
una
oportunidad
única
de
posicionarse
en
Latinoamérica.
Estos despachos
se
conocen
gracias
a la
red
de
Best
Friends
nuestra.
Ven
la
oportunidad
de
un
firma
regional
y
creen
que
hay
sitio
para
este
modelo.
En
nuestro
caso
coincidimos
en
ese
análisis
estratégico
y
aceptamos
la
invitación.
¿Qué puede
aportar
esta
alianza
regional
a un
despacho
como
Uría
Menéndez?
Chile y Colombia
son
dos
de
los
países
más
abiertos
de
la
región.
Hay
operaciones
prácticamente
semanales
entre
ambas
naciones.
La visión
regional
es
importante
porque
es
nueva.
No
se
conoce
un
movimiento
de
este
tipo
a
este
nivel
en
la
zona.
En
un
mundo
global,
cada
vez
más
interconectado,
donde
las
relaciones
son
de
todos
con
todos,
dar
una
solución
iberoamericana
puede
aportar
mucho
al
mundo
empresarial.
Nuestra firma
coincide
en
estos
planteamientos
de
regionalidad.
Hay
también
ventajas
añadidas
del
idioma
y de
la
cultura
común.
Así
ha
pasado
en
Centroamérica
donde
firmas
regionales
han
tomado
el
liderazgo
de
asesoría
jurídica
en
esos
países.
¿Costó
mucho
tomar
esa
decisión
de
integrarse
en
esta
alianza
a
una
firma
como
Uría
Menéndez?
La decisión
no
costó
tanto
porque
se
vio
ese
enfoque
regional
y se
vislumbraba
una
mayor
integración
económica
en
esa
zona
del
Pacífico,
una
de
las
más
potentes
a
nivel
de
crecimiento
a
nivel
internacional.
Suponía quedarte
entre
España
y
Portugal,
como
un
player
local
o
pasar
a
regional.
En
nuestro
caso
valoramos
también
como
iba
a
afectar
esta
operación
a
nuestra
red
de
best
friends.
Hablamos
con
todas
ellas
y
entendieron
el
planteamiento.
Ahora
el
reto
es
pensar
en
iberoamericano
y
ver
los
temas
desde
esa
perspectiva.
¿Hay posibilidades
de
expandir
la
colaboración
a
otros
despachos
de
otros
países?
La intención
es
estar
presente
a
medio
plazo
en
Perú
y en
Méjico,
por
ese
orden
siempre
contando
con
despachos
de
primera
fila
de
cada
país.
Aún
no
nos
hemos
puesto
plazos
en
esta
segunda
fase
del
crecimiento
del
futuro
despacho.
Primero tenemos
que
hacer
que
el
nuevo
despacho
funcione.
Arranca
el 1
de
enero;
estamos
en
la
fase
de
unificar
políticas
y
procedimientos.
Una
vez
que
esté
todo
ordenado
y en
marcha
pensaremos
en
la
expansión
geográfica
de
la
que
ya
le
he
adelantado
por
donde
pueden
ir
nuestros
pasos
futuros.
¿Qué implicación
tiene
Uría
Menéndez
directamente
en
esta
nueva
firma?
Un esfuerzo
importante
porque
tendremos
el
30
por
ciento
del
despacho.
Allí
irán
socios
y
abogados
de
la
firma.
Ahora
participamos
en
todas
las
decisiones
y el
funcionamiento
del
futuro
bufete.
Nuestra principal
aportación
es
la
experiencia
acumulada
como
despacho
europeo
de
tradición.
Tenemos
la
experiencia
y el
músculo
en
materia
de
gestión
que
se
puede
aprovechar
para
esta
iniciativa
y
que
hemos
puesto
a
disposición
de
los
despachos
locales.
Nosotros
les
recomendamos
que
apostaran
por
la
fórmula
lockstep
en
cuanto
al
partnership
del
bufete.
Formamos parte
de
los
grupos
de
trabajo
que
se
han
puesto
en
marcha.
Nuestra
relación
con
Philippi
arranca
de
hace
diecisiete
años,
lo
que
ayuda
a
tomar
esas
decisiones
conjuntas.
Con
Prietocarrizosa
la
relación
es
más
reciente
de
unos
diez
años.
Somos
organizaciones
que
ya
tenemos
un
histórico
a
nuestras
espaldas.
Antes de la
integración
total
trabajamos
en
una
fase
de
convergencia.
Se
trata
que
los
sistemas
y
procedimientos
sean
iguales
o
muy
parecidos
para
que
sea
integración
sea
más
sencilla.
¿Hablar de
integración
en
esta
alianza
es
hablar
de
plazos?
Las cosas
salen
en
su
momento
sin
que
tengas
que
ponerte
unos
plazos
claros.
No
nos
pusimos
el
objetivo
de
hacer
esta
operación
y
salió….
Una
integración
total
exige
una
convergencia
que
ahora
no
se
da.
Uría
Menéndez
es
tres
o
cuatro
veces
la
suma
combinada
de
ambos
en
tamaño.
Hay
que
esperar
que
Latinoamérica
converja
y
sea
mayor.
¿Entonces
con
qué
nos
vamos
a
encontrar
el
próximo
1 de
enero?
Con una nueva
firma
llamada
Philippi,
Prietocarrizosa
&
Uría
y
contará
con
220
abogados
y
oficinas
propias
en
Santiago
(Chile),
Bogotá
y
Barranquilla
(Colombia).
Además, se
beneficiará
de
la
aportación
que
ofrecen
los
530
abogados
y
las
sedes
de
Uría
Menéndez
en
Latinoamérica,
Estados
Unidos,
Europa
y
Asia.
Las responsabilidades
ejecutivas
se
delegarán
en
un
Comité
de
Dirección
formado
por
seis
socios,
que
contará
con
un
Senior
Partner
y un
Managing
Partner
que
aún
están
por
decidir.
Por último,
¿Cuál
es
la
clave
para
que
este
tipo
de
proyecto
cuaje
a
corto
y
medio
plazo?
Es fundamental
si
diseñas
este
tipo
de
operaciones
hacerlo
con
gente
que
conoces
de
años
atrás.
Trabajar
con
amigos
comunes
ayuda
un
montón
en
este
tipo
de
negocios.
Los
procesos
de
este
tipo
son
complejos
de
gestionar;
al
mismo
tiempo
que
los
pones
en
marcha
debes
seguir
dando
servicio
a
tus
clientes.
Una integración
funciona
en
la
medida
de
que
todos
los
socios
saben
a
dónde
van.
En
caso
de
duda
tomas
la
decisión
que
más
ayuda
a
ese
objetivo
estratégico.
Fusionarse
por
fusionarse
es
un
peligro.
Tenemos claro
el
objetivo,
ser
la
primera
firma
regional
en
Latam
y la
integración
con
Uría
a
medio
plazo.
Con
estos
elementos
se
toman
mejor
las
decisiones
en
caso
de
dudas. |