Me pedís que escriba un artículo que haga balance de lo que ha supuesto este año
de presidencia de la Confederación Española de Abogados Jóvenes, y ese balance
ha de comenzar ineludiblemente por un sincero reconocimiento a las ocho personas
que comparten conmigo, desde la comisión ejecutiva nacional, responsabilidad y
esfuerzo diario y desinteresado, y que hacen que el camino se haga más sencillo
y la carga más ligera.
Guillermo Padilla, Regina Márquez, Mara Monreal, Rubén Carballo, Rosa Manrubia,
Carlos Doñoro, Erika Ruiz y Pablo Antolín.
Esta “aventura” comenzó con mucha ilusión y un proyecto claramente definido:
conseguir que CEAJ fuera, por su gran trabajo, uno de los principales referentes
en la abogacía nacional, ocupando un lugar más relevante aún de lo que hasta
entonces tenía.
Un año después tengo el orgullo de decir que mi percepción particular es que así
ha sido.
¿Cómo se ha conseguido? Desde el principio, conscientes de que los nuevos
tiempos exigen omnipresencia en los distintos medios, inmediatez de las
noticias, y velocidad para adaptarnos a los cambios, hicimos una fuerte apuesta
por la modernidad y así renovamos la imagen de CEAJ con un logo nuevo;
actualizamos la web incluyendo en la misma un portal de empleo; activamos las
redes sociales habiendo alcanzado por ejemplo en twitter los más de 5.500
followers; acabamos de estrenar canal de youtube; y ya está disponible la app de
CEAJ…
Y todo ello, sin descuidar el trabajo diario desde las comisiones de trabajo de
la propia CEAJ aportando enmiendas a las decenas de proyectos y modificaciones
legislativas que nos ha “regalado” el 2015; trasladando a los partidos políticos
propuestas para mejorar la justicia; complementando el gran trabajo realizado
por el Consejo General de la Abogacía Española y los 83 Colegio de Abogados en
la defensa de la dignidad de nuestra profesión; asumiendo nuestro papel
reivindicativo y generador de conciencia colectiva…
Buena muestra de esto último es la reciente campaña lanzada en redes #YsoyCEAJ
con un claro mensaje: la profesionalidad de los abogados jóvenes, desde la
diversidad, con independencia de sus circunstancias personales. O la defensa de
los derechos humanos promoviendo a nivel local cursos de sensibilización en
materias como por ej. la trata en colaboración con Fundación Abogacia. O la
defensa a ultranza del trabajo desempeñado por los compañeros del turno de
oficio a través de recurrentes eventos realizados por toda la geografía española
(el principal quizás el fest&law, ya una tradición, que tiene como objetivo la
sensibilización sobre el trabajo de los compañeros del turno).
Tengo claro que las dificultades unen, y la abogacía, con los jóvenes como pieza
fundamental, así lo ha apercibido respondiendo a una ante lo que ha sentido como
ataques a su concepto de justicia consiguiendo hitos como la exención de tasas
judiciales para personas físicas, o la paralización de leyes como la de
asistencia jurídica gratuita o la de servicios y colegios profesionales.
La formación ha sido también otro de nuestros empeños, habiendo firmado
convenios con editoriales y centros formativos que pretendemos ayuden a las AJAs
en el desarrollo diario de lo que entendemos es su principal papel local: dotar
a los abogados que empiezan de herramientas que faciliten su trabajo y les
permitan hacerlo con mayor calidad y profesionalidad.
Es muy complicado resumir en un artículo el trabajo de todo un año, si bien no
me cabe duda de que el saber hacer y el trabajo incansable de las ejecutivas de
las 55 AJAS locales que día a día ayudan, apoyan, representan y defienden a los
abogados noveles de los distintos colegios de abogados de España, es percibido y
valorado por los compañeros.
CEAJ es una familia como siempre digo, pero también una “máquina de precisión”
cuyo engranaje funciona coordinado para que los abogados más jóvenes encuentren
su voz y su sitio en esta profesión tan exigente y complicada. |