Al hilo
del
XV
Congreso
de
ASNALA,
Asociación
Nacional
de
Abogados
Laboralistas,
que
empieza
mañana
en
Almería
y
que
como
todos
los
años
reunirá
a
los
principales
expertos
en
derecho
laboral
del
país,
hemos
querido
conocer
la
impresión
de
Martin
Godino,
socio
director
de
Sagardoy
Abogados
y
Presidente
de
esta
entidad,
de
la
situación
actual
de
nuestro
país.
A lo
largo
de
esta
conversación
pasamos
revista
a la
reforma
laboral
y a
la
recomendación
de
Bruselas
sobre
romper
la
dualidad
entre
trabajadores
temporales
e
indefinidos.
También
hablamos
de
los
efectos
de
la
reforma
laboral
en
la
flexibilidad
interna
y
externa
de
las
empresas
y de
los
problemas
de
las
empresas
a la
hora
de
evitar
la
nulidad
de
los
expedientes
de
regulación
de
empleo
colectivos.
“Al
final
este
escenario
genera
mucha
inseguridad
jurídica
para
las
empresas.
Por
mucho
que
quieras
ceñirte
al
procedimiento
es
posible
que
falte
un
documento
o
que
la
llamada
configuración
de
grupo
de
empresas
se
tome
como
elemento
de
nulidad.
Ahora
estamos
en
tasas
de
nulidad
de
despidos
colectivos
que
rondan
el
50
por
ciento”,
comenta
Godino.
Para
este
experto
en
derecho
laboral,
la
reforma
pendiente
que
queda
en
nuestro
país
es
la
de
la
contratación
laboral
“Habría
que
abordar
sobre
todo
el
tema
de
la
contratación
laboral
porque
en
esta
materia
no
se
ha
hecho
reforma.
La
reducción
de
contratos
que
se
anunció
por
parte
del
Gobierno
quedó
en
una
cuestión
cosmética
pero
no
se
fue
al
fondo
de
la
temporalidad
ni a
sus
modalidades”
advierte.
En primera
persona
“Reconozco
que
cuando
pensamos
en
un
título
para
este
Congreso
de
nuestra
entidad,
Asnala,
que
empieza
mañana
en
Almería,
hubo
cierta
discusión
en
la
Junta
Directiva
de
la
entidad
porque
no
todos
veían
que
estábamos
en
un
entorno
de
recuperación
económica.
Sin
embargo
los
datos
económicos
han
mejorado,
otra
cosa
es
la
velocidad
de
crucero
de
esta
recuperación.
En este entorno,
creemos
que
el
Derecho
del
Trabajo
tiene
que
seguir
jugando
un
papel
importante
en
nuestra
economía.
En
este
Congreso
queremos
analizar
algunos
aspectos
clave
del
contrato
de
trabajo.
Así
el
evento
se
inicia
con
una
ponencia
sobre
la
contratación
a
tiempo
parcial
que
imparte
Antonio
Sempere,
Magistrado
de
la
sala
Social
del
Tribunal
Supremo.
Nadie
duda
que
en
cualquier
país
de
Europa,
pese
a su
polémica,
ha
servido
para
hacer
crecer
el
empleo.
Otro momento
clave
de
este
Congreso
es
la
mesa
redonda
que
se
vertebra
sobre
la
estructura
de
la
contratación
y si
es
posible
corregir
este
modelo
con
tasas
de
temporalidad
muy
altas
y si
es
posible
alcanzar
el
llamado
contrato
único.
Aquí
participarán
Román
Gil;
Miguel
Cardoso,
economista
jefe
BBVA;
Sofía
Olarte,
catedrática
derecho
del
trabajo
y SS
de
la
Universidad
de
Granada
y
Mari
Luz
Rodríguez,
ex
secretaria
de
empleo
con
Zapatero
y
hoy,
profesora
del
Derecho
del
Trabajo.
Además de la
contratación
laboral,
abordaremos
las
dificultades
técnicas
en
los
despidos
colectivos,
avaladas
por
las
nulidades
que
los
jueces
de
lo
social
plantean
a la
mayor
parte
de
estos
expedientes
de
regulación
de
empleo
donde
Ana
María
Orellana,
Magistrada
de
lo
Social
de
la
Junta
de
Andalucía
será
la
ponente.
Creo que ASNALA
es
una
asociación
consolidada
y de
prestigio
en
su
sector.
Cuenta
en
la
actualidad
con
420
socios,
casi
todos
abogados
laboralistas
con
a su
vez
graduados
sociales
y
personalidades
del
mundo
académico.
Su
gran
valor
es
su
implantación
plural,
tanto
a
nivel
territorial
como
en
cuanto
a la
dedicación
de
los
abogados.
Convivimos
sin
problemas
los
abogados
de
empresa
con
los
de
sindicatos.
Este año el
Congreso
sirve
para
entregar,
como
se
hace
todos
los
años,
el
premio
al
laboralista
del
año
que
lo
recibirá
Alfredo
Montoya,
Catedrático
del
Derecho
del
Trabajo,
maestro
de
generaciones
de
laboralistas
y
con
un
amplio
currículum
a
sus
espaldas.
Al
mismo
tiempo
se
elegirá
al
nuevo
presidente,
cargo
para
el
que
un
servidor
se
ha
vuelto
a
presentar
como
única
candidatura.
Creo
que
con
estos
tres
años
que
vienen
será
suficiente
“
Sr. Godino,
¿le
ha
sorprendido
que
Bruselas
haya
dado
un
tirón
de
orejas
al
Gobierno
español
resaltando
que
los
trabajadores
temporales
han
sufrido
más
la
crisis
económica
que
los
indefinidos?
Este mensaje
que
llega
desde
Bruselas
tiene
una
parte
de
verdad.
Nadie
duda
que
se
ha
generado
una
devaluación
de
las
condiciones
de
trabajo
por
motivo
de
la
crisis.
Es
posible
que
esta
devaluación
haya
tocado
suelo.
Ya
no
se
puede
seguir
compitiendo
en
salarios
más
bajos.
Nos hemos
quedado
en
una
situación
de
costes
por
debajo
de
los
países
europeos
y lo
que
señala
este
informe
europeo
es
que
el
peso
de
la
crisis
lo
ha
vuelto
a
soportar
los
trabajadores
temporales
precarios.
Primero,
en
términos
de
pérdida
de
empleo,
de
hecho
los
primeros
empleos
que
se
destruyeron
en
los
años
2008
y
2009
fueron
temporales.
Ahora hay una
franja
de
trabajadores
con
contrato
fijo
que
capean
la
crisis
y un
colchón
de
un
25
por
ciento
de
trabajadores
temporales
cuyas
contrataciones
se
han
deteriorado
bastante.
De hecho este
es
uno
de
los
debates
que
impulsamos
en
el
Congreso,
en
mi
opinión
la
reforma
que
se
ha
hecho
sobre
flexibilidad
interna
e
incluso
externa
está
concluida
y
hay
que
dejarla
andar.
Pero
el
debate
sobre
la
estructura
de
la
contratación
temporal
indefinida
no
está
concluido
aún.
¿Llegar al
contrato
único
que
algunos
colegas
suyos
han
reclamado
es
posible
en
estos
tiempos
de
crisis?
Es muy difícil
llegar
al
contrato
único
y
romper
la
dualidad
del
mercado
laboral.
Cuando
se
habla
del
mismo
se
trata
de
saber
si
la
extinción
de
los
contratos
temporales
o
indefinidos
deben
tener
un
trato
homogéneo.
Y es
que
es
posible
que
se
tenga
que
trabajar
para
que
los
costes
económicos
y
sociales
de
la
finalización
de
estos
contratos
sean
diferentes.
Posiblemente
lo
que
habría
que
establecer
es
normas
que
protejan
a
los
trabajadores
temporales
frente
a la
extinción
de
contrato
en
términos
parecidos
que
a
los
contratados
de
forma
indefinida.
Hasta
la
fecha
siempre
que
hay
un
despido
colectivo
se
da
por
hecho
que
una
parte
de
la
que
se
prescinde
son
trabajadores
temporales
y
luego
hay
que
negociar
sobre
los
indefinidos.
No
debería
ser
así
siempre.
Hay que luchar
por
romper
esta
dualidad
y no
perpetuar
este
modelo
donde
la
mayor
parte
de
los
contratados
temporalmente
son
gente
joven.
Se
trata
de
superar
este
esquema
para
que
los
más
jóvenes
puedan
acceder
a un
puesto
de
trabajo
estable.
¿Entonces,
tal
y
como
aconseja
Bruselas,
es
partidario
de
una
nueva
reforma
laboral?
Habría que
abordar
sobre
todo
el
tema
de
la
contratación
laboral
porque
en
esta
materia
no
se
ha
hecho
reforma.
La
reducción
de
contratos
que
se
anunció
por
parte
del
Gobierno
quedó
en
una
cuestión
cosmética
pero
no
se
fue
al
fondo
de
la
temporalidad
ni a
sus
modalidades.
En materia de
condiciones
laborales,
movilidad
geográfica
y
despidos
creo
que
la
reforma
ya
está
hecha
y
hay
que
dejarla
tiempo
para
ver
sus
efectos
pero
en
materia
de
contratación
no
se
ha
hecho
ninguna
reforma
prácticamente.
Hemos roto
ya
con
el
tópico
que
decía
que
era
más
fácil
despedir
a un
trabajador
que
recolocarlo
en
otra
parte
de
la
empresa.
Creo que ya
nos
podemos
olvidar
de
este
comentario.
Quizás
esta
sea
la
parte,
la
de
la
flexibilidad,
que
ha
funcionado
mejor
de
toda
la
reforma
laboral.
El volumen de
empresas
que
han
acometido
este
tipo
de
mecanismos
internos,
incluido
rebajas
salariales,
ha
sido
muy
notable,
al
igual
que
la
propia
reducción
de
jornada
en
expedientes
de
regulación
que
las
empresas
han
acometido.
Sin embargo,
a
nivel
de
expedientes
colectivos,
la
reforma
sigue
contando
con
la
intervención
de
los
jueces,
cuando
planteaba
otro
escenario
diferente.
Es cierto, la
interpretación
que
hace
muchos
jueces
y
tribunales
sobre
los
despidos
colectivos
va
más
allá
de
lo
que
dice
la
ley.
Cuando
en
la
propia
norma
la
nulidad
del
despido
es
una
excepción
para
supuestos
muy
extremos,
no
obstante
nos
hemos
encontrado
en
muchas
sentencias
como
que
esa
nulidad
se
ha
convertido
en
un
cajón
infinito
de
supuestos.
Al final este
escenario
genera
mucha
inseguridad
jurídica
para
las
empresas.
Por
mucho
que
quieras
ceñirte
al
procedimiento
es
posible
que
falte
un
documento
o
que
la
llamada
configuración
de
grupo
de
empresas
se
tome
como
elemento
de
nulidad.
Ahora
estamos
en
tasas
de
nulidad
de
despidos
colectivos
que
rondan
el
50
por
ciento.
Colegas
suyos
comentaban
en
otros
foros
la
necesidad
de
que
el
Tribunal
Supremo
y su
Sala
Social
crearan
una
jurisprudencia
clara
sobre
este
asunto.
Sería lo suyo.
Es
fundamental
que
las
empresas
vean
que
hay
seguridad
jurídica
cuando
quieren
poner
en
marcha
determinadas
actuaciones.
Sobre
todo
saber
cómo
hay
que
gestionar
los
expedientes
de
despido
colectivo
para
que
no
sean
nulos.
El debate no
está
en
si
hay
causa
o
no,
que
sería
lo
lógico;
hay
pocos
pronunciamientos
de
fondo
mientras
que
las
nulidades
son
por
razones
de
forma.
Cuesta
mucho
explicar
en
empresas
multinacionales
lo
que
sucede
en
este
contexto.
Otra de
las
caras
de
esta
reforma
laboral
es
la
saturación
de
los
juzgados.
Da
la
sensación
que
el
legislador
no
tuvo
en
cuenta
que
estos
cambios
iban
a
crear
más
litigiosidad.
Era lógico
que
iba
a
pasar
lo
que
está
pasando.
Tenga
en
cuenta
que
a
raíz
de
la
reforma
laboral
del
2012
el
número
de
materias
que
se
incluyen
en
la
legislación
laboral
son
bastante
más
que
antes.
Se
calcula
que
se
han
incrementado
las
competencias
entre
un
30 y
un
40
por
ciento.
Esta situación
con
la
misma
planta
judicial
ha
producido
lo
que
estamos
sufriendo.
La
verdad
que
ya
se
veía
venir
con
la
reforma
de
la
ley
de
la
Jurisdicción
Social
de
20111
que
atribuye
más
competencias
a la
jurisdicción
social.
Ahora se anuncian
la
creación
de
nuevos
juzgados
en
el
ámbito
social
pero
ya
es
tarde.
Hay
que
darse
cuenta
que
en
esta
jurisdicción
el
tiempo
de
respuesta
es
fundamental.
Un
despido
que
se
resuelva
cuatro
años
después
no
es
de
recibo.
Es curioso
que
tampoco
en
este
contexto
de
litigiosidad
la
mediación
en
el
ámbito
laboral
ha
cuajado,
pese
a
que
podría
tener
un
enclave
más
natural.
Es curioso
porque
las
mediaciones
que
se
han
gestionado
desde
el
SIMA
han
crecido
exponencialmente
estos
años.
De
todas
formas,
como
antes
le
comentaba
es
muy
complicado
que
la
mediación
pudiera
absolver
una
parte
de
todas
las
nuevas
competencias
laborales.
En el plano
laboral,
siempre
se
ha
pensado
que
la
solución
laboral
era
rápida
y la
más
justa
tanto
para
los
trabajadores
como
para
las
empresas.
Esta
es
la
principal
razón
de
la
no
implantación
de
la
mediación
hasta
la
fecha:
la
jurisdicción
social
funcionaba
bien
Sin embargo,
parece
que
aún
estamos
a
tiempo
para
derivar
asuntos
a
mediación,
no?
No crea que
es
tan
fácil.
Ahora
la
función
de
conciliación
se
atribuye
al
secretario
judicial,
que
creo
ha
sido
un
error
a mi
modo
de
ver.
Esta
mediad
ha
empeorado
la
eficacia
de
la
conciliación
como
figura.
Ante una sobrecarga
de
asuntos
esta
medida
ha
perdido
eficacia.
Para
que
el
juez
pueda
hacer
esa
labor
tendría
que
conocer
el
asunto
antes
del
pleito,
leer
bien
y
conocer
lo
que
se
está
discutiendo.
Pero
mientras
exista
esa
sobrecarga
el
juez
no
tendrá
tiempo
para
este
tipo
de
asuntos.
El otro
gran
fenómeno
junto
con
la
reforma
laboral
ha
sido
el
emprendimiento,
apoyado
por
una
ley
específica.
¿Realmente
van
a
solucionar
los
problemas
del
país
los
emprendedores?
La idea del
emprendimiento
es
favorable
y
las
estadísticas
reflejan
un
incremento
de
los
autónomos
que
es
el
vehículo
donde
se
ve
esa
labor
de
emprendimiento.
Es bueno que
se
favorezca
este
tipo
de
emprendimiento,
es
posible
que
faltase
hasta
hace
poco
estímulos
para
que
la
gente
joven
pudiera
montar
su
negocio.
Dicho
esto
hay
que
darse
cuenta
que
no
es
la
panacea
para
sustituir
la
contratación
por
cuenta
ajena.
En algún foro
último
en
el
que
he
intervenido
con
economistas
relevantes
se
ha
puesto
de
manifiesto
que
nuestras
empresas
siguen
siendo
muy
pequeñas.
Tenemos
algunas
grandes
corporaciones
pero
nos
falta
el
tamaño
de
otros
países
a
nivel
general
de
empresa
entre
500
y
1000
trabajadores.
Este
tejido
en
España
no
lo
tenemos.
Finalizamos
Sr.
Godino.
¿Dónde
ve
la
clave
para
que
nuestra
tasa
de
paro
ahora
en
un
24
por
ciento
se
equipare
a la
europea
del
11
por
cien?
Ya lo dice mi
maestro
Sagardoy,
las
leyes
laborales
por
si
solas
no
generan
empleo.
Necesitamos
un
clima
de
mejora
empresarial
que
ayude
a
mejorar
nuestro
empleo.
Al
mismo
tiempo
es
fundamental
que
aflore
la
economía
sumergida,
importante
en
nuestro
PIB
y un
dinero
que
vendría
bien
para
la
recuperación
económica.
Otro elemento
que
cuesta
mucho
a
las
empresas
es
su
facilidad
para
incrementar
o
reducir
trabajadores
con
más
celeridad.
Es
posible
que
el
empresario
español
haya
cogido
miedo
a la
contratación.
En la medida
que
fluya
la
confianza
empresarial
esa
brecha
con
respecto
a
Europa
en
materia
de
paro
irá
desapareciendo.
También
ayudará
la
estabilidad
política
del
país.
Tengo
la
impresión
que
la
contratación
de
empresas
sigue
muy
contraída
y
mientras
este
tema
no
se
solucione
no
avanzaremos. |