Permítanme que les lea un pequeño pasaje de un libro.
“Me preguntaba cuáles podrían ser las razones que llevan a tantos hombres,
clérigos y laicos, a vituperar a las mujeres, criticándolas bien de palabra,
bien en escritos y tratados. No es que sea cosa de un hombre o dos (..) sino que
no hay texto que esté exento de misoginia. Al contrario, filósofos, poetas,
moralistas, todos –y la lista sería demasiado larga- parecen hablar con la misma
voz para llegar a la conclusión de que la mujer, mala por esencia y naturaleza,
siempre se inclina hacia el vicio. (…) Por eso me propuse decidir, en
conciencia, si el testimonio reunido por tantos varones ilustres podría estar
equivocado. Pero por más que intentaba volver sobre ello, apurando las ideas
como quien va mondando una fruta, no podía entender ni admitir como bien fundado
el juicio de los hombres sobre la naturaleza y conducta de las mujeres”.
Este párrafo, que podría ser de actualidad, pertenece a un libro escrito en la
Edad Media. Su autora, Cristina de Pizán, en su obra “La Ciudad de las Damas”,
desmonta los estereotipos machistas que durante cientos de años se fueron
instalando en obras y tratados escritos por filósofos, médicos, artistas,
políticos, doctores en distintas artes y ciencias…. Cristina de Pizán, una mujer
que nació en 1364, hace en su libro “La Ciudad de las Damas”, un auténtico
estudio de impacto de género y pone en valor las acciones de enorme relevancia
para el desarrollo humano, de mujeres que habían sido invisibilidazas en la
historia de la humanidad y olvidadas por la sociedad, como también olvidados,
quizás intencionadamente, habían sido sus logros.
En estos años de recorrido desde que Cristina de Pizan escribe “ La Ciudad de
las Damas”, el enemigo de la Igualdad, de la Equidad, y, en consecuencia de la
Justicia, no ha sido neutralizado, a pesar de los enormes esfuerzos de
magníficas mujeres sobresalientes en la historia de la lucha por los derechos
igualitarios, y también de miles de mujeres anónimas. Y por eso hoy no quería
que nos olvidáramos de Crsitina de Pizan que nació hace 651 años.
El enemigo del que hablábamos se ha instalado en nuestras conciencias
haciéndonos creer que lo “normal” es que tanto hombres como mujeres asuman roles
de comportamiento y desigual posicionamiento social. Este enemigo, que hace que,
aún hoy, las mujeres sean consideradas seres inferiores se llama ESTEREOTIPO.
Los estereotipos, que son generados a partir de los prejuicios de género, han
modelado la sociedad con forma patriarcal, un “capricho” de nuestra historia. Recordemos,
como dice la profesora de psicología Esperanza Bosch, que el concepto
patriarcado
hace referencia a dos componentes básicos: Una estructura social, que es el
sistema de organización social que crea y mantiene una situación en la que los
hombres tienen más poder y privilegios que las mujeres, y una ideología o
conjunto de creencias acompañantes que legitima y mantiene esta situación.
Por ello una herramienta
fundamental para luchar contra las inequidades, será la eliminación de los
estereotipos a través de la educación en valores de igualdad, que es la vacuna
contra la violencia contra las mujeres y el principio activo de la medicina que
nos devolverá la convivencia pacífica.
También es un instrumento básico
la participación paritaria en todas esferas de la sociedad, en el ámbito público
y privado quedando hombres y mujeres representados en condiciones de igualdad.
Pero para conseguir esta igualdad
es necesario un compromiso desde los poderes públicos, porque la lucha contra
los estereotipos no puede ser una lucha individual y privada, ha de ser
colectiva, visibilizando las cuestiones de género y a través de normativa que
exija responsabilidades a quienes se resisten al cambio inevitable.
Han pasado casi setecientos años
desde que Cristina de Pizán escribiera su tratado sobre las mujeres. En estos
años se han conquistado derechos que les habían sido injustamente extirpados
como el derecho de participación política, el derecho de voto, derechos sexuales
y reproductivos, derecho a salarios dignos, derecho a la educación, derecho a la
cultura, derecho al acceso a cargos públicos; en 1979 se aprobó la Convención
Internacional de Naciones Unidas para la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, en España, a partir de la Constitución, se
dictaron importantes leyes que significaban pasos hacia la igualdad, como la del
Divorcio, la reforma del Código Penal en materia de aborto, la Ley de Medidas de
Protección Integral contra la Violencia de Género, la Ley de Igualdad, como
saben también se va a proponer la aprobación de una ley de igualdad salarial
similar a la aprobada el mes pasado en Alemania.. Pero a pesar de estos avances
siguen muriendo mujeres por violencia de género, sólo el 8% de los rectores/as
de la Universidad son mujeres, solo el 8% de los magistrados/as del Tribunal
Supremo son mujeres, y un 70% de los contratos de trabajo a tiempo parcial son
ocupados por mujeres... entonces me pregunto: ¿persisten aún aquellos
estereotipos medievales? que cada cual saque sus propias conclusiones.
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