Manuel Valero
Yáñez es letrado adscrito al Turno de Oficio desde sus comienzo. Hoy
es el Vicedecano y Tesorero del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid y acaba de
publicar en la Editorial Aranzadi “Como ser abogado de oficio y no tirar la toalla”, un diario en estilo narrativo con apuntes de sus
personales opiniones y filosofías, no exentas de misceláneas jocosas, pues en
realidad es un mosaico de vicisitudes en las que tampoco faltan ocios, ya que en
ningún sitio está escrito que los abogados sean gente irritada, y menos
aburridas…
Don Manuel, acaba Usted de publicar un libro de cuya portada ya se puede deducir
que es un libro de diversión, más que jurídico. ¡Cuéntenos cuál es la idea del
libro!
En realidad el libro
es mí diario real desde mayo de 2010 hasta el 17/12/2012 pues lo escribía al
final de la jornada, con lo cual es histórico de los sucesos profesionales que
me acontecieron y de las epopeyas en las que participé como abogado de oficio y
como Presidente de ALTODO.
Divertido espero que
le sea al lector pues hubo ciertos sucesos en los que la pluma del autor no
podía desdeñar exprimir la punta cáustica que en sí tenían toda vez que en este
mundo de la abogacía no faltan hechos satíricos, mayormente en el ámbito de la
prestación del Turno de Oficio y por más en los diversos incidentes de las
acciones reivindicativas de nuestro colectivo frente el Colegio, el CGAE y los
políticos de la Comunidad de Madrid.
De ahí que el libro
es un mosaico de acontecimientos en los que narro las actividades de ALTODO y
asociaciones hermanas, los eventos, reuniones, acciones, plantes y
movilizaciones de los abogados de oficio por conseguir la dignidad del Turno de
Oficio y sus abogados en encuentros y desencuentros con nuestros
interlocutores, pero especialmente las polémicas con la Consejería de Justicia,
las concentraciones en la Puerta del Sol, la iniciativa del “Oso Moroso”, las
manifestaciones, encierros en el Colegio y la huelga de renuncia voluntarias a
las guardias.
Tampoco podía faltar
en la obra reseñas sobre la coincidencia histórica de nuestras movilizaciones
con el nacimiento y protestas de la ciudadanía indignada del 15M en la Puerta
del Sol.
Es además mi propio
diario profesional y de abogado de oficio en el que comento asuntos judiciales
relevantes que llevé o que me fueron asignados por el Turno de Oficio con sus
incidencias procesales, vertiendo en ellos sencillas opiniones y reflexiones
jurídicas, por lo que modestamente el libro puede ser una especie de mini-manual
para los que se inician en la profesión o ingresan en el Turno de Oficio, además
de elenco de casuísticas jurídicas que supongo serán de interés para la
abogacía en general
Así mismo, y
considerando que el autor fue promotor del Pacto Electoral de ALTODO con la
candidatura inicial de Dña. Sonia Gumpert Melgosa, no podía faltar en el libro
cómo el hoy Vicedecano conoció a nuestra actual Decana y como se gestó el
proyecto que nos llevaría a la Junta de Gobierno en las Elecciones ICAM del
18/12/2012.
Tantos años en el Turno de Oficio da para muchas anécdotas. ¿Nos puede adelantar
alguna que cita en el libro?
En lo que se refiere
a la descripción y comentarios de los casos que llevé como abogado de oficio el
libro está lleno de anécdotas aunque sus protagonistas son anónimos. La verdad
es que desde hace más de 25 años que el autor está en el Turno de Oficio no
recuerda haber tenido ni una sola guardia en la que faltarán las historietas,
tanto con los justiciables como las añadidas en las salas del Foro. Propiamente
el libro lo empecé a escribir a raíz de una esperpéntica anécdota judicial
narrada en su primer capítulo. Así que en vez de adelantar alguna de ellas me
permito recomendar a los lectores de esta entrevista a que se hagan con la obra
pues no van a quedar ávidos con el abanico que el libro ofrece.
Usted ha sido presidente de ALTODO y un “activista” férreo en defensa de los
abogados del turno. ¿Cómo está la situación actual, y cómo ve el futuro
inmediato del Turno de Oficio?
Para mí ser abogado
de oficio ha sido, es y será un honor. No sólo por lo que tiene de prestación
social y escuela de abogacía real y práctica, sino porque mis mejores
satisfacciones profesionales las he obtenido defendiendo a justiciables sin
recursos. Por ello para mí el Turno de Oficio es una prestación necesaria e
imprescindible para garantizar la tutela judicial efectiva y la igualdad ante la
Ley. Para los Colegios de Abogados debería ser su patrimonio moral y no
únicamente la gestión obligada de un servicio público. Así lo he entendido
siempre.
Sin embargo, salvo
honrosas excepciones, para los Colegios de Abogados el Turno de Oficio y sus
letrados son una especie de pariente pobre, y para las administraciones
públicas una prestación que hay que financiar porque “no hay más remedio” pero
siempre bajo la injusta sospecha de presuntos abusos por justiciables y
abogados, de modo que con esa mentalidad su política es abaratarla y si es
posible privatizarla.
Así las
compensaciones que hoy se abonan en la Comunidad de Madrid a los abogados de
oficio por los asuntos que se le turnan, siempre que puedan justificar su inicio
y fin, asuntos que pueden durar años, son casi poco menos que una limosna que no
compensa ni su dedicación ni gastos, mayormente cuando nada se le abona al
abogado cuando al justiciable posteriormente no se le concede el beneficio y el
letrado ha realizado parte o todo el trabajo.
Por tanto, ayer y hoy
la dignidad del Turno de Oficio y sus abogados sigue siendo una asignatura
pendiente pues la prestación año tras año no ha dejado de asolarse.
Por ello, por la
convicción de defender el Turno de Oficio y sus letrados, el autor y otros dos
compañeros de ALTODO llegamos a la Junta de Gobierno del ICAM, con el firme
deseo y voluntad de cambiar esa precariedad y tendencia histórica a su
desaparición por desfallecimiento.
Sin duda la Junta de
Gobierno del ICAM ha hecho mucho por el T.O. y el SOJ comparado con el estado de
cosas que teníamos en el año 2012, y en lo referente a la mejora,
racionalización y eficacia del servicio, además de que la relación del Colegio
con los abogados de oficio poco tiene que ver con otras épocas colegiales y
aunque todavía queda mucho por andar en orden involucrar a las asociaciones de
abogados en la plena participación democrática de la gestión colegial.
Ahora bien, lo cierto
es que la pelea con la Consejería de Justicia con el fin recuperar el 20 % que
nos recortó Dña. Esperanza Aguirre y actualización justa de los precios al 2016,
que se remontan al 2003, aún sigue siendo asignatura verdaderamente pendiente, a
pesar de que a final del año pasado con la nueva administración se ha logrado
recuperar el 10 % del recorte y algunos procedimientos se han revisado al alza
mientras que otros a la baja, con lo cual puede ocurrir que a fin de cuentas
estemos en “lo comido por lo servido” incluso habiéndose obtenido que en 2017 y
2018 se recuperará el 7 y 3 % recortado en 2012, considerando además que en
estos años los expedientes anuales han disminuido y que el colectivo ha crecido,
por lo que el reparto de asuntos es decreciente para cada abogado.
En fin, personalmente
mucho me temo que esta lucha reivindicativa va a ser interminable.
En muchos países están hablando del alto coste de acceso a la Justicia. En el
Reino Unido un 32% de la población no puede acceder a la Justicia. ¿En España,
aunque digan que pleiteamos mucho, cual puede ser la tendencia?
Lo cierto es que la
Asistencia Jurídica Gratuita en España es muy superior a esa prestación en los
demás Estados de la UE y en el ámbito internacional. Realmente de por ley el
modelo español es mucho más beneficioso que en cualquier otro país. El
denominador común de los países de la UE es restringir el derecho por lo que
sólo se concede a los pobres de solemnidad. En España se acaba de reformar la
Ley de AJG introduciendo ciertas limitaciones y recortes cuyo espíritu es la
tendencia a homologarse con los países de la UE, aunque los abogados de oficio
vamos a seguir estando en la trinchera de la defensa a ultranza de un Turno de
Oficio Digno.
En la contraportada del libro le vemos sentado en la Puerta del Sol con un
cartel de reivindicación. Muchos abogados tienen problemas de llegar al fin de
mes. ¿Cómo podemos volver a dignificar el papel de los abogados en la sociedad?
¿Quizás su libro en tono más literario y divulgativo sea un paso en la dirección
correcta?
Lo cierto es que es
el ilustrador el que me ha puesto sentado con el cartel en la Puerta del Sol
aunque en la foto original estoy sentado en el césped de uno de los parterres
del Paseo del Prado, enfrente del Museo Thyssen-Bornemisza, después de una
manifestación de abogados de oficio. Supongo que el ilustrador ha querido
significarme en la Puerta del Sol pues allí es donde nos concentrábamos con
togas pero sin sentarnos en el suelo, sino de píe derecho con todo tipo de
pancartas, megáfonos, silbatos y ruidosas cacerolas.
En realidad, la
mayoría de los compañeros que estamos en el Turno de Oficio es por pura
vocación. Que un abogado viva de los emolumentos como abogado de oficio hoy por
hoy no es viable. Las percepciones que recibimos contribuyen a enjugar la cuota
colegial y algunos gastos del despacho. Para los letrados que se inician en la
profesión el Turno de Oficio, como he dicho, es escuela jurídica y tener unos
mínimos ingresos que le alivien en despegar como abogado particular, aparte de
que si la prestación se realiza como Dios manda de los justiciables de oficio
surgen clientes particulares por el boca a boca. Por otra parte, hoy con la
crisis que afecta a gran parte de la población y la competencia del voluminoso
censo de colegiados ejercientes casi me atrevería a decir que el 80 % de los
abogados nos vemos y deseamos para llegar a final de mes, estemos o no en el
Turno de Oficio.
No hay un problema de
dignificación de la profesión pues la inmensa mayoría de los abogados somos muy
dignos en el ejercicio de nuestra dedicación, y de hecho las infracciones de
deontología son casi insignificantes estadisticamente. El problema quizás sea la
percepción que el público tiene sobre el abogado y en esto el Colegio tiene
mucho que hacer mediante una política de prestigiar a la profesión, informar
quién es y qué hace un abogado y acercar al gran público a los abogados y al
Colegio. En mi modesta opinión esta es otra de las asignaturas que también
tenemos pendiente, al igual que para el Consejo General de la Abogacía Española.
Y finalmente, con sus años de experiencia sobre las espaldas,
¿cuáles serían sus consejos para los abogados del turno de oficio para que “no
tiren la toalla”?
Más que
para que los abogados de oficio no tiren la toalla que hagan honor a una de las
profesiones más antiguas y grandiosas del mundo, y que la practiquen con
auténtica vocación y honestidad, con independencia y libertad, estableciendo una
relación cálida con su cliente que le permita conocer la verdad de su asunto ya
que es la única forma de ejercer una defensa técnica eficaz, hablándole con
total claridad sin ambages. Que trate al justiciable de oficio como si fuera un
cliente particular. Que sea tolerante y comprensivo con la idiosincrasia
particular de cada cliente y lleno de paciencia para atenderlo en sus
requerimientos pues los abogados, y más los de oficio, somos similares a los
médicos. Que al estudiar un caso tengan trillada ya la jurisprudencia que afecta
al asunto ya que no existe juicio alguno que no deba prepararse concienzudamente
con los correspondientes apuntes por escrito. Que antes del juicio se asegure de
leer la cartilla a su patrocinado para que haga un buen papel. Que destierren la
prepotencia pues lo imprevisible es el pan nuestro de cada día en los plenarios
en los que hay que comportarse con sencillez y modestia, no echando en olvido
que la suerte del pleito, a veces, nos la ofrece la contraparte, por lo que no
se empecinen en nada aprovechando las oportunidades y ponderando lo que es o no
posible. Que en definitiva hagan amistad con su defendido sin convertirse en uña
y carne pues perderá la objetividad. Cierto que esta profesión es muy dura por
lo que resulta incuestionable que hay que ser incombustible y todo terreno. Y si
así lo hacen lo demás les vendrá por añadidura.