Lucia Bayce Filloy, Global Press Manager and Comunications Getronics.
En los últimos años, personas y organizaciones nos hemos visto afectadas por cambios profundos en diferentes entornos. Estamos dejando atrás un viejo modelo para crear este tan nombrado “nuevo paradigma”, donde los comportamientos, valores e instrumentos utilizados van construyendo una nueva realidad que todavía no conocemos totalmente y que no somos capaces de visualizar en toda su amplitud. El mundo del empleo vive inmerso en un proceso de cambios sin precedentes que empuja a las organizaciones a enfrentarse al enorme reto de la transformación digital. Inteligencia Artificial, realidad virtual, Big Data, robótica…y la tecnología nos ofrece hoy posibilidades hasta ahora inimaginables a organizaciones de todos los sectores y tamaños.
Cabe reconocer que el valor de los empleados, en tanto son activos intangibles, no puede medirse como si se tratara de activos intangibles. Su conocimiento y el comportamiento observado ayudan a elaborar predicciones sobre su desempeño, del que se espera una correlación positiva con los resultados financieros. Es clave comprender que para incrementar el valor de las personas en el tiempo, es necesario que las organizaciones sean capaces de garantizar buenas condiciones y una motivación constante hacia el desarrollo profesional del personal.
Las personas generan valor debido a su diversidad: al poseer perfiles distintos pueden aportar una mayor gama de conocimientos y habilidades particulares, incrementando los resultados obtenidos en todas las funciones a su cargo y, como consecuencia directa, aumentando la productividad de la empresa. Demostrando que cuando las personas se sienten parte de la organización invertirán lo mejor de sí para el cumplimiento de los objetivos establecidos.
A pesar de lo que muchos vaticinaban, todo parece indicar que la tecnología no traerá consigo una fuerte destrucción de empleo; los robots no ganarán la batalla si no que humanos y máquinas deberemos colaborar como aliados para garantizar el futuro de las organizaciones. Recordemos que transitamos la era del Talento y que éste se erige como el recurso más valioso y diferencial pero también como un recurso escaso. Es decir, que las personas son hoy el único y verdadero motor de transformación de las organizaciones y las empresas que sean capaces de atraer, desarrollar y comprometer el Talento con un modelo de liderazgo que lo potencie estarán preparadas para liderar el cambiante mundo del empleo.
Sin cada una de las personas que integran una organización ésta no sería la misma, el ADN de las empresas es único porque se componen de nombres y apellidos concretos y exclusivos. Nombres y apellidos que creen en la marca que les representa, en los objetivos de la misma, en la metodología, en la distribución de funciones, en la formulación de trabajo y en la capacidad de llegar cada día un poco más lejos a través de los objetivos diseñados. La suma de cada una de las personas que conforman un proyecto empresarial son necesarias para su construcción y para su mantenimiento; cuando se nos olvida que los trabajadores son los porteadores del conocimiento y los mantenedores de la cultura organizacional, podemos caer en el desprestigio hacia el trabajador y por tanto desprestigiar así a la propia organización.
En definitiva, se trata de desarrollar un modelo de gestión del talento que aporte valor a las empresas y que además permita mejorar la experiencia de cliente empezando por mejorar la experiencia de los propios empleados. Para conseguir una buena experiencia del empleado no es necesario gastar más, si no invertir más tiempo en escuchar emociones y visualizar actitudes. Esto se traducirá en un buen ambiente de trabajo y, a su vez, mayores ingresos, beneficios y una excelente reputación de la Compañía.
