Estimado lector:
En una tarde como la de este jueves de otoño he tenido la oportunidad de ser invitado por la asociación Jueces para la Democracia a participar en un debate entre los propios magistrados y diferentes medios informativos. La verdad que la altura de las ponencias ha sido muy interesante. Profesionales de la comunicación y magistrados nos hemos dicho lo que no nos gusta y posiblemente surgirá alguna solución para mejorar esta relación profesional
De todas las intervenciones que hemos escuchado Jesús Maraña, director de infolibre ha puesto el dedo en la llaga. Hay desconfianza en los jueces con los periodistas, porque piensan que no estamos preparados para analizar la información que sale de los tribunales. Y los periodistas demandamos a los magistrados más transparencia a la hora de realizar nuestra labor informativa. No resulta fácil ser periodista en estos días.
Realmente estamos hablando de dos profesiones diferentes pero complementarias entre si. Donde acaba muchas veces el trabajo del juez, empieza el del propio periodista. En este escenario global que ahora vivimos resulta fundamental contar con el mismo código de comportamiento. A este respecto, la idea de la decana Sonia Gumpert del ICAM de simplificar el lenguaje y los documentos de los magistrados ayudaría a erradicar ese clima de desconfianza.
En los asuntos penales, la situación se complica. Hasta el momento las instrucciones penales largas, en la mayor parte de las ocasiones, generan filtraciones que llegan a los medios de comunicación. Pee a su falta de regulación, no parece lógico castigar al periodista que recibe una filtración. Si habrá que impulsar el reproche penal pertinente para que el funcionario o persona implicada en el asunto haga esa filtración interesada. Es posible que si se diera publicidad a alguna sanción de este tipo, a alguno se le quitase las ganas de ser soplon.
Otro dato importante de esta reunión son los datos que ha aportado José Asenjo, director adjunto de comunicación del CgpJ. Casi el 90 por ciento de los jueces creen que los periodistas no hacemos nuestro trabajo con objetividad. Y otro sesenta y cinco por ciento cuestiona nuestra preparación como profesionales. Lo hemos vivido en nuestras carnes, hasta que no estás cara a cara con un magistrado no sabe realmente si estás capacitado para entenderle.
Lo cierto es que hablar con los jueces es imposible, a no ser que uno tenga ya los contactos hechos tras mantener una relación de confianza. A este respecto, muchos periodistas consideramos que las oficinas de comunicación que puso en marcha Enrique López, hoy magistrado de la Audiencia Nacional, han sido de gran utilidad y siguen ayudando en nuestro quehacer diario a los profesionales de la información.
En este escenario de desconfianza la llegada de Internet y las redes sociales han modificado de manera sustancial el status quo imperante. Ya es cuestión de minutos conocer una información o dar relevancia a una sentencia. Este contexto ha cambiado la forma de trabajar de muchos informadores que nos hemos reciclado pero aún en el mundo jurídico, en general y en el poder judicial, en particular apenas se perciben esos cambios.
Las redes sociales se han convertido en otro tipo de tribunal. Donde determinados asuntos pueden elevarse a la categoría de hitos, pero donde también cualquier profesional puede ver menoscabada o vulnerada en su reputación. Encontrar solución a este tipo de linchamientos no será sencillo pero ahora en Twitter jueces y periodistas debatimos también de lo que nos preocupa.
Jueces y periodistas, claves de nuestro sistema democrático, deben aprender a convivir desde el respeto al trabajo de cada uno. Sabemos que reuniones como la de esta tarde son necesarias para, en las distancias cortas, poder conocernos mejor y buscar un entendimiento que no siempre es sencillo. Desde Lawyerpress lo hemos tenido siempre muy claro. No se trata solo de informar el primero, que se puede lograr, sino de informar bien, sobre todo cuando en esa información los derechos de una persona están en tela de juicio
Ser responsable es eso. Saber que la labor que uno hace es importante porque, si eres periodista, creas opinión sobre un tema en concreto. Y si eres magistrado, con tus fallos estás decidiendo en algunas ocasiones sobre lo más preciado del ser humano: su libertad
Ser responsable debemos serlo todos. Cada uno en sú ámbito de acción. Y cuánto mejor conozcamos los hábitos del otro, mejor será esa relación profesional
Cordiales saludos
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